"Es una etapa nueva emocionante"
Sonsoles D¨ªez de Rivera, vicepresidenta de la Fundaci¨®n y amiga de Balenciaga pasa p¨¢gina con la pol¨¦mica - La arist¨®crata ha donado 75 piezas al museo
A Sonsoles D¨ªez de Rivera no le cost¨® desprenderse de 75 prendas, entre trajes, pa?uelos, tocados y bisuter¨ªa, para que formen parte de la colecci¨®n permanente del Museo Crist¨®bal Balenciaga de Getaria: "D¨®nde mejor conservados van estar. En mi casa hubiera tenido muchas de esas prendas en cajas debajo de la cama", reconoce por tel¨¦fono la hija de la marquesa de Llanzol, una de las mejores clientas del modisto.
Entre los trajes donados por la vicepresidenta de la Fundaci¨®n Balenciaga y amiga ¨ªntima del maestro, se encuentra su vestido de novia. En una vitrina de cristal -acondicionada en cuanto al grado de humedad y la luz para que los trajes no se deterioren- emerge un delicado vestido de 1957 bordado con plata inspirado en los mantos de las v¨ªrgenes de Sevilla. "Me lo hizo sobre un maniqu¨ª con mi talla para poder llev¨¢rselo a todos los sitios. Se lo tom¨® a conciencia para poder dedicarse ¨¦l", recuerda.
Conociendo a Balenciaga, le "hubiera parecido todo esto un horror"
Sonsoles D¨ªez de Rivera es una de las personas que m¨¢s han tratado al modisto guipuzcoano junto al dise?ador Hubert de Givenchy, disc¨ªpulo e ¨ªntimo amigo de Balenciaga, adem¨¢s de presidente de la Fundaci¨®n. Ambos fueron dos personalidades clave cuando se impuls¨® el proyecto hace veinte a?os pero tambi¨¦n tuvieron que capear el temporal cuando se destap¨® la trama de irregularidades.
Al igual que el resto de personas e instituciones involucradas en sacar adelante el proyecto del primer museo pensado y dedicado a uno de los mayores genios de la moda y cerrar el oscuro cap¨ªtulo que ensombrece la pulcra y rigurosa obra de Balenciaga, Sonsoles D¨ªez de Rivera se desmarca con elegancia de hacer cualquier menci¨®n sobre el tema. "Hace tiempo que se hizo borr¨®n y cuenta nueva. Lo he pasado tan mal, me he llevado tantos disgustos, que no me puedo creer que se vaya a inaugurar el museo", reconoce con cierta liberaci¨®n.
Una de las pocas mujeres que ha tenido la suerte de que el modisto de Getaria probar¨¢ sobre ella las prendas, adem¨¢s de las modelos, -no sol¨ªa hacerlo con todas las clientas- est¨¢ segura de que conociendo a Balenciaga le "hubiera parecido todo esto un horror". Por eso, aboga por el olvido y encara "una nueva etapa con ilusi¨®n y mucha emoci¨®n".
El martes estar¨¢ junto a Givenchy en el momento en que la reina Sof¨ªa descubra la placa inaugural. Ir¨¢ vestida de Balenciaga, con el traje de chaqueta que llev¨® en la comuni¨®n de su hija en 1965. "Me lo puedo poner ahora porque es una pieza atemporal, como era todo lo que hac¨ªa Balenciaga", recalca. No omite que sigue manteniendo la misma talla.
Como vicepresidenta de la Fundaci¨®n, D¨ªez de Rivera espera que el museo sea algo m¨¢s que monogr¨¢fico: "Deber¨ªamos de traer exposiciones temporales de modistos anteriores a Balenciaga y contempor¨¢neos que completen su obra", subraya.
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