?Curaci¨®n o destierro?
El presidente yemen¨ª Ali Abdal¨¢ Saleh vol¨® a Arabia Saud¨ª, donde fue operado ayer de urgencia por las heridas sufridas en un bombardeo que las fuerzas insurgentes lanzaron contra su palacio. Despu¨¦s de que en varias ocasiones Saleh asegurara falsamente que iba a firmar su renuncia, la especulaci¨®n de que ya no va a volver recorri¨® ayer con fuerza las embajadas. Es una inc¨®gnita. Lo ¨²nico cierto es que la estructura de poder de Saleh en Yemen se mantiene intacta.
Los sublevados -en su mayor¨ªa civiles, pero a los que se han sumado fuerzas tribales y militares- acogieron con celebraciones la marcha de Saleh. Consideran que el dictador, aunque su puesto haya sido ocupado interinamente por el vicepresidente Abd-Rabu Mansur Hadi, Saleh, podr¨ªa estar ya amortizado como factor pol¨ªtico, aunque regresara alg¨²n d¨ªa al pa¨ªs.
Los manifestantes llenaron las calles de San¨¢, la capital, proclamando su victoria, pese a que fuentes oficiales anunciaban que el presidente volver¨ªa en unos d¨ªas, lo que tambi¨¦n depender¨¢ de la convalecencia que requieran sus heridas.
La comunidad internacional, y Estados Unidos en particular, apoyan la renuncia de Saleh, que lleva 33 a?os en el poder, y ha sabido hacer valer su utilidad como colaborador, aparentemente convencido, en la lucha contra el terrorismo de Al Qaeda. El vicepresidente se entrevist¨® ayer muy significativamente con el embajador norteamericano, y mandos militares formalmente leales a Saleh.
Yemen ha vivido los dos ¨²ltimos meses movi¨¦ndose en los m¨¢rgenes de un enfrentamiento extraordinariamente cruento, que muchos consideran ya una guerra civil abierta. Y sea cuales fueren las intenciones del presidente, lo mejor para el pa¨ªs ser¨ªa que el dictador convirtiera la atenci¨®n m¨¦dica en exilio, y dejara que las fuerzas pol¨ªticas, sin excluir a sus propios partidarios, negociaran una salida de aspiraciones democr¨¢ticas al r¨¦gimen que parece ya agonizante.
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