El impago, "un desastre"
Un default -impago- en Europa "ser¨ªa un desastre", advert¨ªa el martes Barack Obama a la canciller Angela Merkel.
?Respond¨ªa ya a su ministro de Hacienda, Wolfgang Sch?uble, quien propuso por carta, la v¨ªspera, una suerte de suspensi¨®n de pagos? De Grecia, claro, y como condici¨®n a?adida a los nuevos recortes, privatizaciones masivas y control europeo de su recaudaci¨®n de impuestos.
El oscuro texto de Sch?uble propugnando que los tenedores de bonos, p¨²blicos y privados, se involucren en el segundo rescate es inquietante. Cuando postula "ir m¨¢s all¨¢ del enfoque de la iniciativa de Viena" (un acuerdo voluntario para las deudas europeas orientales) ?se entiende que el acuerdo debe ser obligatorio? Cuando clama por su contribuci¨®n "cuantificada", ?alude a una quita? O sea, ?a una suspensi¨®n de pagos, eso s¨ª, no demasiado desordenada?
La suspensi¨®n de pagos que pide Sch?uble podr¨ªa quebrar la confianza en toda la eurozona
La escueta carta de Sch?uble parece inspirarse en un voluminoso informe acad¨¦mico publicado en febrero en M¨²nich, The EEAG Report on the European economy 2011-CESifo cr¨ªtico con los cr¨ªticos de Alemania, con el Banco Internacional de Pagos de Basilea, demoledor con los eurobonos y los rescates. Y que cuantifica la quita en un 20% del valor de los bonos: el restante 80% renovado ser¨ªa avalado por el Mecanismo Europeo de Estabilidad.
Quiz¨¢ esta lectura yerra. Y no hay obligatoriedad ni quita, s¨®lo la ampliaci¨®n de plazo en siete a?os para los bonos griegos (no para los cr¨¦ditos de la UE). Pero algunos expertos consideran que incluso ese tipo de mera reperiodificaci¨®n de la deuda equivale a una suspensi¨®n de pagos, "porque frecuentemente incorpora reducciones del tipo de inter¨¦s" y porque "carga a los inversores con activos il¨ªquidos que pueden no saldar durante d¨¦cadas" (Esta vez es distinto, Carmen Reinhardt y Kenneth Rogoff, 16 de abril 2008, Harvard). Ambos, muy fans del default griego, brindan sin embargo una buena raz¨®n para cuestionarlo: los pa¨ªses que suspenden pagos quedan atrapados en ello un promedio de tres o seis a?os.
A favor del impago, pues, muchos economistas. ?Cuidado!, no siempre aciertan. Contra el impago no solo milita Obama. "La reestructuraci¨®n de la deuda no resuelve el problema", abund¨® hace poco Paul Volcker, expresidente de la Fed. Y el BCE al completo, con Jean-Claude Trichet al frente. El gobernador espa?ol, Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, se bati¨® el cobre en las jornadas del C¨ªrculo de Econom¨ªa de Sitges, con un argumento clave: "Los deudores pagan sus deudas", y el impago de Grecia "minar¨ªa la confianza en la eurozona, que ser¨ªa objeto de toda clase de sospechas en cascada". Nadie se atrever¨ªa a comprar un bono perif¨¦rico.
Jos¨¦ Manuel Gonz¨¢lez P¨¢ramo, de la ejecutiva del BCE, le flanqueaba. "Las reestructuraciones suaves abren paso a algo peor; Grecia tiene activos suficientes con los que hacer frente a su deuda", los 50.000 de las privatizaciones representan un 20% de su PIB.
Acad¨¦micos mordaces replicaban que el BCE fustiga el impago para que no le pille parte de los 45.000 millones en bonos griegos que compr¨® para ayudar a Atenas, y le descapitalice. "Tenemos colchones de sobra", replican en Fr¨¢ncfort. Y es que el Eurosistema, los bancos centrales del ¨¢rea, exhibe 81.199 millones en capital y reservas, m¨¢s 305.890 en reservas "de revalorizaci¨®n". Tambi¨¦n para evitar el desastre.
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