"Aprender m¨²sica es un derecho humano"
Es pianista, escritora, psic¨®loga, qu¨ªmica, profesora de m¨²sica y una gran conversadora. La argentina Violeta Hemsy de Gainza tiene 80 a?os y la energ¨ªa de cuatro veintea?eras. Si se mete en algo, el asunto va en serio. Ha escrito 40 libros, centenares de art¨ªculos y ha ense?ado a generaciones de reconocidos m¨²sicos argentinos. Ha dado clases a Andr¨¦s Calamaro, Fito P¨¢ez y una larga lista de compositores e int¨¦rpretes. Por su taller, en Buenos Aires, han pasado padres, hijos y hasta nietos. "Fito ya me llev¨® a su hija [Margarita]". La cr¨ªa tiene seis a?os.
No le gusta perder el tiempo. Es la primera en elegir plato en el restaurante Mythos, de cocina griega. En una semana ha dado una conferencia en Salzburgo y otra en la Escuela de M¨²sica Creativa de Madrid. "Aprender m¨²sica es como aprender un idioma", explica antes de probar un trozo de pulpo que, de tanta conversaci¨®n, lleva varios minutos en su tenedor. Es sumamente cr¨ªtica con la ense?anza de la m¨²sica -"?Estamos como en el siglo XIX!", exclama- y con lo que escucha: "Yo no hago diferencia entre m¨²sica culta y popular. Me gusta o no me gusta".
Profesora de P¨¢ez y Calamaro, ense?¨® a generaciones de argentinos
Y si el sonido "no viene de dentro" no le gusta nada. Para la profesora, la m¨²sica alegra, conmueve, eriza la piel. Si no lo consigue, algo no est¨¢ bien. "Muchas veces salgo indignada de los conciertos. El p¨²blico espa?ol es demasiado respetuoso. En Madrid y en Barcelona he visto estrellas internacionales muy por debajo de su nivel y la gente todav¨ªa les aplaude", suelta.
Hija de inmigrantes sefard¨ªes turcos, De Gainza habla emocionada de las canciones en franc¨¦s que su madre sol¨ªa cantar y r¨ªe cuando menciona que, de ni?a, utilizaba la m¨²sica para descargar sus enfados. "Si estaba molesta con mi madre, iba al piano y tocaba algo triste. Luego me sent¨ªa culpable por el da?o que cre¨ªa que le estaba haciendo", cuenta con una sonrisa.
La m¨²sica, sin embargo, se convirti¨® en su prioridad a?os despu¨¦s de ejercer la qu¨ªmica. Trabaj¨® al lado del alem¨¢n Walter Seelmann-Eggebert, padre del programa nuclear argentino. El pa¨ªs sudamericano tuvo la primera planta nuclear de Latinoam¨¦rica y exporta reactores. Un buen trabajo al que le cost¨® renunciar. "Pero la m¨²sica pudo m¨¢s", recuerda.
La ense?anza musical "est¨¢ en crisis en todo el mundo", afirma. "A nadie se le ocurre ense?ar con un pentagrama a un ni?o, ?por qu¨¦ hacerlo con un adulto? La m¨²sica est¨¢ en todos lados: en los iPod, los mp3, en la banda que forma cualquier grupo de ni?os. Donde no est¨¢ es en las escuelas", se lamenta. Menciona que algunos programas, como las Orquestas Juveniles de Venezuela, ganan fama pero no consolidan la ense?anza de la m¨²sica como una materia tan necesaria como las dem¨¢s. "Aprender m¨²sica es un derecho humano. No se necesita para vivir, pero la vida no es la misma sin ella", comenta.
?Y qu¨¦ le gusta escuchar? "Es como con la comida. Hay d¨ªas que despierto con ganas de escuchar cierta m¨²sica y la pongo, pero cuando llego a casa no suelo poner nada. Tambi¨¦n me gusta el silencio".
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