Basket power
A mi padre hubo un tiempo que le debieron gustar los toros. Lo s¨¦ por la cantidad de fotos en blanco y negro que ten¨ªa de Vista Alegre, a donde creo que le met¨ªa un almohadillero, cuando los almohadilleros eran gente importante. Luego, creo que se desenganch¨® cuando se dio cuenta de que los toros eran toritos amaestrados y pelados y los toreros, toreritos de papel couch¨¦ y discoteca. Recuerdo que la ¨²ltima corrida que vio fue una a la que yo le invit¨¦ porque actuaba Curro Romero, que, por cierto, se libr¨® de salir escoltado por las Guardia Civil, gracias a un oportun¨ªsimo chaparr¨®n. En el fondo, ahora pienso que a mi padre lo que le gustaba era hacer fotos de toros. Y cuando no hubo toros ni toreros, decidi¨® hacer mutis por el foro.
A mi padre le gustaba el ciclismo, aquellos duelos Loro?o-Bahamontes, aquel P¨¦rez Franc¨¦s, aquel Coppi, aquel Oca?a y tambi¨¦n, aquel Mart¨ªn Pi?eira que parec¨ªa un preso fugado de Alcatraz pero con final feliz. Un h¨¦roe. El primer deportista al que estrech¨¦ la mano en una recepci¨®n junto al Arriaga fue Uribezub¨ªa, del Kas. ?Se acuerdan? Vale, ya s¨¦ que no, pero yo s¨ª. No se me olvid¨® jam¨¢s. Yo era un jovenzuelo y aquel ciclista me pareci¨® Eddy Merckx en rubio. Luego mi padre se desenganch¨® del ciclismo cuando vio que solo se atacaba en los tres ¨²ltimos kil¨®metros, que ya no hab¨ªa h¨¦roes que arriesgaran sus fuerzas, incluso su prestigio, a cambio de hacerlo mayor.
A mi padre le gustaba el remo. Y muri¨® gust¨¢ndole el remo. Era de Kaiku, lo digo alto y claro, aunque nunca fue anti-Sotera, y tambi¨¦n le gust¨® Fuenterrab¨ªa y Lasarte Michel¨ªn y Orio. Es decir, le gustaba el remo. Si hubiera vivido m¨¢s, seguramente se hubiera borrado del remo, visto que algunas paladas arrastran algo m¨¢s que agua cuando se introducen en la R¨ªa o en La Concha. Lo hubiera dejado, seguramente, como los toros o el ciclismo, pero no le dio tiempo a desilusionarse. Mejor.
A mi padre le apasion¨® el f¨²tbol, porque lo hab¨ªa jugado y lleg¨® a tener su prestigio local. Le sigui¨® interesando el Athletic pero lo miraba con el rabillo del ojo. Le gustaba el futbol en el que pasan cosas y no el f¨²tbol en el que parece que pueden pasar cosas. Pero nunca reneg¨® de ¨¦l. Nadie reniega de s¨ª mismo.
A mi padre nunca le advert¨ª pasi¨®n por el baloncesto. Quiz¨¢s es que fue tan ocasional su presencia en Vizcaya que era dif¨ªcil que enganchase en la ciudadan¨ªa, con aquella intermitencia. El otro d¨ªa pensaba yo que hubiera pensado si le hubiera ocurrido como a m¨ª, que abre la ventana de su casa y en el balc¨®n de enfrente se encuentra colgada una bandera negra del Bilbao Basket celebrando su acceso a la final. Yo creo que se hubiera hecho del baloncesto: por dignidad, por David y Goliath, por justicia hist¨®rica y por espect¨¢culo. Es decir, por todo.
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