Visiones de la luz futura
El 4 de junio de 1950, en el atroz hospital de uno de los campos de concentraci¨®n de Stalin, falleci¨® un cierto Pinjas Kahanovich, quien, bajo el seud¨®nimo de Der N¨ªster, escribi¨® una de las obras fundamentales de la literatura universal: La familia M¨¢shber. La novela fue escrita en y¨ªdish, en tres vol¨²menes. El primero fue publicado en Mosc¨² en 1939, el segundo en Nueva York nueve a?os despu¨¦s, el tercero se perdi¨® en alguna de las muchas purgas estalinistas. Las primeras traducciones aparecieron a?os despu¨¦s: al hebreo en 1962, al franc¨¦s en 1984, al ingl¨¦s en 1987. Misteriosamente, la primera traducci¨®n al castellano tuvo que esperar hasta ahora cuando, gracias a la valiente iniciativa de Libros del Silencio, en una espl¨¦ndida versi¨®n de Rhoda Henelde y Jacob Abecasis, el lector espa?ol puede finalmente conocer esta obra maestra. Pocos son los libros que, como el Quijote, Los hermanos Karamazov o Sue?o en el Pabell¨®n Rojo, definen a la vez una ¨¦poca y un mundo particular, y tambi¨¦n los aspectos m¨¢s universales de la condici¨®n humana. La familia M¨¢shber es uno de estos libros.
La familia M¨¢shber
Der N¨ªster
Pr¨®logo y traducci¨®n del y¨ªdish
de Rhoda Henelde y Jacob Abecasis
Libros del Silencio. Barcelona, 2011
888 p¨¢ginas. 32 euros
Der N¨ªster quiere decir "El Oculto". Kahanovich quiz¨¢s lo eligi¨® no tanto para definir su vocaci¨®n de escritor en una lengua despreciada por la cultura oficial, sino para definirse a s¨ª mismo, dado que era de car¨¢cter t¨ªmido y silencioso. Quienes lo conocieron en su juventud, tanto en su ciudad natal de Berdichev como en el mundo literario de Kiev, adonde se traslad¨® a los diecinueve a?os, recordaban sus maneras delicadas, su modestia, su placer en escuchar hablar a sus mayores, sin atreverse a intervenir. Sus primeros escritos son algo preciosistas, impregnados de un simbolismo cuya atracci¨®n no lo abandonar¨ªa nunca. Cuando a?os despu¨¦s, tratando de escribir La familia M¨¢shber y gan¨¢ndose apenas la vida como redactor de fichas t¨¦cnicas en una Rusia cuyo credo era el realismo socialista, le confiesa a su hermano Motl: "El simbolismo no tiene plaza en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y, como sabes, yo siempre he sido un simbolista. No es posible para alguien como yo, que se ha esforzado por perfeccionar mi m¨¦todo y estilo, pasar del simbolismo al realismo. Es muy duro. No es cuesti¨®n de t¨¦cnica. Lo que se requerir¨ªa es nacer de nuevo y dar vuelta al alma de adentro para afuera".
Sin embargo, Der N¨ªster logr¨® una transformaci¨®n a¨²n m¨¢s dura. Como lo prueba La familia M¨¢shber, logr¨® inventar un estilo que, bajo la apariencia de una narraci¨®n realista, documental, crea una atm¨®sfera de pesadilla en la que cada personaje, cada gesto, cada evento es a la vez la representaci¨®n de s¨ª mismo y tambi¨¦n otra cosa, m¨¢s profunda, menos obvia. M¨¢shber, el nombre de la familia cuya cr¨®nica sirve de estructura a la novela, quiere decir "crisis" en y¨ªdish, y es de crisis en crisis que la historia avanza. La ciudad de N. es en realidad Bredichev, pero tambi¨¦n es una suerte de teatro universal, el microcosmo de una visi¨®n has¨ªdica del mundo. Los diferentes miembros de la familia son personajes de carne y hueso, y tambi¨¦n s¨ªmbolos de los varios destinos humanos. Moshe, el hermano banquero, es un Job del mundo material, mercader honesto y marido fiel que pierde uno a uno los frutos de sus labores. Luzzi, el m¨ªstico, cree en un universo que Dios ha quebrado en su esfuerzo por crear el mundo, y nuestra tarea es ayudarle a remendarlo. Alter, recluido desde una enfermedad temprana a una buhardilla, es un idiota imbuido de pureza espiritual, un hombre sustra¨ªdo por completo a los quehaceres mundanos, escribi¨¦ndole apasionadas cartas a Dios y obsesionado al mismo tiempo por deseos carnales hacia la fregona Gnesye, olfateando su cuerpo mientras ella duerme. Y entre los extraordinarios personajes femeninos se destaca Gitl, la mujer de Moshe, personaje sutil y decoroso, capaz de emplear la dulzura como una potente arma defensiva.
Cada personaje lleva adelante la historia hacia un tr¨¢gico fin que el lector vislumbra pero no adivina, un fin anunciado desde temprano con la aparici¨®n de quien es quiz¨¢s el personaje m¨¢s extra?o, m¨¢s extraordinario de esta extraordinaria novela: el so?ador Sruli Gol, fil¨®sofo pordiosero, enemigo declarado de los ricos, m¨ªstico pragm¨¢tico que toca la flauta en las bodas de los pobres. Sruli cree que Dios nos ense?a su voluntad a trav¨¦s de acertijos, y pone a prueba nuestra fe por medio de nuestra inteligencia para reconocer la verdad. Durante una de sus muchas borracheras, creyendo ver en Luzzi M¨¢shber una se?al del complejo juego divino, Sruli se explica: "A menudo veo a Luzzi pasar delante de una fila de velas encendidas en memoria de generaciones anteriores... Cuida de ellas, las atiende y recorta las mechas... Pero las llamas est¨¢n a punto de extinguirse; no durar¨¢n mucho m¨¢s porque la cera se acaba, la altura de las velas disminuye y enseguida se apagar¨¢n... S¨®lo hay una esperanza para impedir que toda la hilera quede en la oscuridad: Luzzi ha escondido una vela m¨¢s en su regazo, que no muestra de momento y guarda para despu¨¦s, cuando se haga la oscuridad total...".
Describiendo la visi¨®n de un personaje y la m¨¢gica fe de otro, y los diversos destinos de toda una familia, Der N¨ªster supo (o intuy¨®) que estaba invocando algo mucho m¨¢s universal y tremendo. Estaba describiendo (o anunciando) los horrores de su tiempo reflejados en su sociedad y en la de sus lectores, ayer como hoy, milagrosamente consciente de nuestra desdichada atracci¨®n por "la oscuridad total" pero tambi¨¦n nuestra esperanza en una rescatada y futura luz.
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