Borges se agranda despu¨¦s de Borges
En el 25? aniversario de su muerte, la obra del escritor mantiene su plena vigencia - Un seminario y una bater¨ªa de novedades literarias celebran su perenne influencia
La muerte en Ginebra, hace ahora 25 a?os, del escritor argentino Jorge Luis Borges despoj¨® a la literatura hispanoamericana probablemente de su m¨¢s c¨¦lebre icono. Su popularidad y ascendente contaban entonces con pocos rivales. Curiosamente, el tiempo ha jugado en su favor. Y hoy, cuando se reedita en Espa?a buena parte de sus libros, su obra sigue siendo un faro que ilumina a las nuevas generaciones. Su manera de escribir, tanto como su manera de leer, su audacia a la hora de borrar las fronteras entre los g¨¦neros, de hacer poemas-ensayos, cuentos-poemas o ensayos-cuentos, en definitiva de pasar por alto la dicotom¨ªa ficci¨®n-no ficci¨®n, le convirtieron en un profeta del devenir de la literatura moderna.
Piglia: "Era muy latinoamericano y a la vez muy poco latinoamericano"
Borges muri¨® el 14 de junio de 1986, a los 86 a?os. No fue una casualidad ir a Ginebra para morir, una ciudad con la que ten¨ªa lazos de la infancia. Borges no quiso volver a Buenos Aires ante el temor de que su agon¨ªa se convirtiera en un espect¨¢culo nacional. La idea le aterr¨® de tal manera que cuando supo que estaba enfermo de c¨¢ncer, durante una gira por Italia, le pidi¨® por favor a su mujer, Mar¨ªa Kodama, que no dijera nada y que volaran a la ciudad suiza. Ya all¨ª le comunic¨® su intenci¨®n de quedarse hasta el final. Sin embargo, su recta final no fue la de hombre resignado. Durante los meses que pas¨® esperando a la muerte se dedic¨® a estudiar ¨¢rabe. As¨ª ha recordado aquellos d¨ªas su viuda durante un homenaje al escritor celebrado en la Casa de Am¨¦rica de Madrid. Tambi¨¦n participaron, entre otros, los escritores Ricardo Piglia y Alberto Manguel, el poeta Luis Garc¨ªa Montero, el bi¨®grafo de Borges Marcos Ricardo Barnat¨¢n y el cr¨ªtico Ignacio Echevarr¨ªa.
Borges fue un escritor enormemente medi¨¢tico, probablemente uno de los primeros en convertirse en una celebridad literaria, pero su fama nunca se correspondi¨® en n¨²mero de lectores. "Esa era una sensaci¨®n que ¨¦l ya ten¨ªa y que por desgracia qued¨® corroborada despu¨¦s de su muerte", afirma Kodama. Entre las estrategias comerciales para ganar lectores de Borges est¨¢ la compra hace un a?o por parte de Random House Mondadori de los derechos de los 54 libros de su obra. Siempre editado en Espa?a por Emec¨¦ y Alianza, Borges pasaba as¨ª, en bloque, a otras manos despu¨¦s de una negociaci¨®n capitaneada por Andy Wylie El Chacal, su agente. "Tenemos tambi¨¦n los derechos digitales, y eso en Borges ser¨¢ muy importante", se?ala un directivo de Random House que niega que Borges no se lea: "Se vende mucho, sobre todo dos o tres obras suyas". Mientras en Argentina se ha optado por lanzar las obras completas y la edici¨®n de bolsillo, en Espa?a, de momento, se han editado los cuentos completos y la poes¨ªa completa (ambas en Lumen) y, en Debolsillo, Historia universal de la infamia, Ficciones, El Aleph, El libro de arena, Historia de la eternidad y, en un solo volumen, Inquisiciones y Otras inquisiciones. En oto?o, se sumar¨¢n Miscel¨¢nea, y en un estuche de tres vol¨²menes Textos recobrados.
Paralelamente, otras editoriales se han sumado a esta ola de reediciones a su manera. N¨®rdica con Kafka Borges, una edici¨®n ilustrada tipogr¨¢ficamente que incluye varios relatos de Borges para los que Kodama dio los derechos o, en Alfaguara, Cuentos memorables seg¨²n Jorge Luis Borges, una antolog¨ªa inspirada en una entrevista del escritor.
Pero la voz de Borges va m¨¢s all¨¢ del propio Borges. Escritor de escritores, solo entre las novedades de los ¨²ltimos tiempos se encuentra Help a ¨¦l (Perif¨¦rica), esa precuela de El Aleph del recientemente fallecido Roberto Fogwill, escritor que podr¨ªa presentarse como la N¨¦mesis del propio Borges, o El hacedor de Borges. Remake, de Agust¨ªn Fern¨¢ndez Mallo (Alfaguara). Para el l¨ªder de la llamada generaci¨®n nocilla, Borges es "el grado cero de la literatura". "En ¨¦l se concentra toda la literatura anterior, lanzando una nueva literatura que llega a nuestros d¨ªas. Tiene vida. Por su car¨¢cter poli¨¦drico, sugerente. Puede ser estudiado desde las matem¨¢ticas, la astrolog¨ªa, la semi¨®tica. Le¨ª El hacedor con 18 a?os y me abri¨® un mundo desconocido".
"Fue muy ¨²til para nosotros el modo en que se resisti¨® al estereotipo sobre qu¨¦ tipo de escritor era", afirma Ricardo Piglia. "Era muy latinoamericano y muy poco latinoamericano a la vez. ?Borges cuentista, Borges poeta, Borges lector? Es lo mismo, aunque lo dividamos para entendernos. Avanz¨® en algo que mezcla ficci¨®n y autobiograf¨ªa, eso que ahora se encuentra en Magris o Sebald o en muchos otros y que ¨¦l lo hizo ya en los a?os cuarenta". Es lo que Alberto Manguel denomina AdB y DbB. "Existe la Literatura Antes de Borges y la Literatura Despu¨¦s de Borges. Borges cre¨® su obra a medida que la iba leyendo e iba leyendo a medida que creaba su obra. Dio el poder al lector, el poder de decir qu¨¦ es lo que estamos leyendo".
Kodama y el inesperado estudiante de ¨¢rabe
Se sabe poco de la intimidad de Borges, y, menos a¨²n, de la de sus d¨ªas finales. La viuda, Mar¨ªa Kodama, aprovech¨® estos d¨ªas su presencia en Casa Am¨¦rica para desvelar a una legi¨®n de fieles lectores borgianos algunos detalles poco conocidos de la coda vital del que fue su marido. "Para Borges la intimidad era sagrada, ¨¦l se autodenominaba como un caballero del siglo XIX. Y fue ese pudor lo que le llev¨® a querer morir en Ginebra. No quer¨ªa ver su agon¨ªa empapelando su ciudad [Buenos Aires]", relat¨® Kodama.
Como prueba de su insaciable y legendario apetito intelectual, Kodama record¨® que el escritor "pas¨® sus ¨²ltimos d¨ªas estudiando ¨¢rabe". "?l quer¨ªa que continu¨¢ramos nuestros estudios del japon¨¦s, pero no encontr¨¦ ning¨²n profesor a domicilio. Buscando al japon¨¦s vi el anuncio de un egipcio de Alejandr¨ªa que ense?aba ¨¢rabe. A Borges le anim¨® la idea. Le llam¨¦ sin m¨¢s, sin reparar en que eran las once de la noche, que en Suiza es como las cuatro de la madrugada en el resto del mundo, y le di todo tipo de explicaciones porque no pod¨ªa tener un no por respuesta. Yo estaba desesperada. Le cit¨¦ el fin de semana en el hotel. Cuando le abr¨ª la puerta y vio a Borges se puso a llorar. '?Pero por qu¨¦ no me lo dijo?', me pregunt¨® entre sollozos. 'He le¨ªdo toda la obra de Borges en egipcio'. Yo no le dije nada porque quer¨ªa que fuera el destino el que decidiera, no quer¨ªa decirle que las clases eran para Borges, prefer¨ªa que pensara que yo era solo una se?ora loca. Aquel profesor le dedic¨® horas bell¨ªsimas en los ¨²ltimos d¨ªas de Borges, dibujando en su mano las preciosas letras del alfabeto ¨¢rabe. Beb¨ªamos t¨¦, habl¨¢bamos. Lo pasamos divino".
Borges muri¨® un 14 de junio de hace 25 a?os. Y ahora sabemos que entre todos los saberes que se extinguieron con ¨¦l se contaba tambi¨¦n un incipiente conocimiento de ¨¢rabe.
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