Un sindicato cat¨®lico y del PNV reconvertido al soberanismo
ELA, el principal contrapoder de Euskadi, conmemora hoy con un acto en Bilbao el centenario de su nacimiento
Manu Robles-Arangiz (Bilbao, 1884-Beskoitze, Francia, 1982) encarna como nadie el esp¨ªritu del sindicato nacionalista ELA, mayoritario en Euskadi y que cumplir¨¢ un siglo de historia el pr¨®ximo 23 de junio. Este batallador sindicalista recordaba as¨ª en vida el origen de la organizaci¨®n obrera, nacida en 1911 al amparo del PNV: "En el seno del pueblo trabajador vizca¨ªno se sent¨ªa la necesidad de crear una organizaci¨®n para la defensa de los derechos de los trabajadores vascos dentro de su propio pa¨ªs. De este modo, se re¨²nen 14 o 16 carpinteros, herreros, constructores y van formando en dos a?os, entre 1909 y 1911, los principios y estatutos de la organizaci¨®n sindical. En 1910, se hacen las cosas formalmente y mandamos al Gobierno civil los estatutos, los principios y el nombre de la organizaci¨®n: Solidaridad de Obreros Vascos".
Ram¨®n Agesta: "Sinceramente, en la presi¨®n contra Franco fracasamos"
La cuesti¨®n identitaria se sit¨²a en el centro de la acci¨®n sindical
La principal central vasca se acerca en la actualidad a los 110.000 afiliados
La asamblea fundacional, presidida por Luis de Jauregibeitia, se celebra el 23 de junio de 1911 en el n¨²mero 17 de la bilba¨ªna calle Correo y re¨²ne a 178 trabajadores. Nace una organizaci¨®n obrerista, de fuertes convicciones cat¨®licas y asentada en el vasquismo democristiano del PNV. En lo ideol¨®gico, marca distancias con el resto de movimientos obreros de corte socialista, y en la pr¨¢ctica sindical, inicia una estrategia basada en el "socorro mutuo y el apoyo laboral entre trabajadores".
Celebra su primer congreso en 1929 en el front¨®n Astelena de Eibar e inicia entonces un fortalecimiento y modernizaci¨®n de sus estructuras. Vive una ¨¦poca de expansi¨®n, hasta llegar a los 40.000 afiliados aproximadamente en Euskadi y Navarra, la mayor¨ªa en Vizcaya. Todo se trunca con el estallido de la Guerra Civil, ante la que los solidarios toman partido claramente por la Rep¨²blica y se vuelcan en la defensa del Estatuto vasco de 1936. Solidaridad de Trabajadores Vascos (STV), nombre que adquiri¨® en el congreso de 1933, se involucra de lleno en la contienda, creando incluso un batall¨®n propio, el San Andr¨¦s.
Paga muy cara su participaci¨®n activa contra los sublevados. Se cierran todos los centros y sus bienes quedan confiscados. A los primeros a?os de exilio, c¨¢rcel y muertes les sigue una larga traves¨ªa en la clandestinidad durante todo el r¨¦gimen franquista. "Con Franco lleg¨® la represi¨®n y los fusilamientos. Se organiz¨® una red clandestina. Se hizo presi¨®n a trav¨¦s de la sindical cristina internacional, la sindical libre y la sindical mundial. Pero hay que decir, sinceramente, que fracasamos", destaca Ram¨®n Agesta, de 96 a?os, homenajeado recientemente por ELA, un irundarra que vivi¨® exiliado en Irlanda e Inglaterra, y trabaj¨® en Par¨ªs como funcionario de la Embajada de Venezuela.
Pese a todo, la central logr¨® mantener activas sus estructuras, gracias en parte a una hornada de j¨®venes dispuestos a tomar el testigo desde la resistencia, aunque no pudieron evitar que surgiesen las divisiones.
La dictadura toca a su fin y ELA convoca su tercer congreso, celebrado en dos partes, en Euba y Eibar, donde se aprobaron los nuevos principios y estatutos. Es un momento clave, pues en su ideario se apuesta por ser un sindicato nacional y de clase, independiente de los partidos, econ¨®micamente aut¨®nomo, de car¨¢cter confederal y con una caja de resistencia.
En 1988, llega el relevo en la c¨²pula y toma el mando Jos¨¦ Elorrieta, lo que se interpret¨® como un cambio en el modelo organizativo. Supone un antes y un despu¨¦s, pues bajo su direcci¨®n ELA adopta en la d¨¦cada de los noventa un nuevo discurso, tanto en lo econ¨®mico como en la acci¨®n sindical y nacional. Se adopta una oposici¨®n frontal a la estrategia neoliberal, se ejerce una labor de contrapoder y se apuesta por la soberan¨ªa de Euskal Herria. En 1993 pierde sus siglas en castellano (STV) y queda solo como ELA.
Ya como un sindicato s¨®lido y de ampl¨ªsima implantaci¨®n en Euskadi y Navarra, ha ido deslig¨¢ndose paulatinamente del PNV, partido que fue su matriz a comienzos del siglo pasado y al que ahora se enfrenta, sobre todo en materia de pol¨ªticas econ¨®micas. ELA evoluciona hacia planteamientos m¨¢s arriesgados. En 1995, lima asperezas con LAB, el otro sindicato abertzale, y entre ambos hacen de avanzadilla de aventuras soberanistas, como la ensayada en el pacto de Lizarra-Garazi de 1988.
Es tal el desapego con el PNV y la deriva soberanista de ELA que causa extra?eza en aquel partido. El senador peneuvista I?aki Anasagasti hace esta lectura de la ¨²ltima trayectoria de la central: "Antes la sab¨ªa lo que era el PNV y lo que era ELA. Hoy tambi¨¦n. ELA es un sindicato antiPNV, al que se le ve m¨¢s en las manifestaciones de HB que en los batzokis".
El ¨²ltimo congreso confederal, celebrado en 2008, el del rejuvenecimiento, en que Elorrieta deja la secretar¨ªa general por edad y sale elegido Adolfo Mu?oz, Txiki, refuerza esta l¨ªnea ideol¨®gica, que hoy sigue muy presente. "La identidad nacional desempe?a un papel estructurante en la definici¨®n de un asalariado, que no se reduce ¨²nicamente a las caracter¨ªsticas de su fuerza de trabajo", se dijo en aquel c¨®nclave. Tambi¨¦n se adopta una posici¨®n n¨ªtida contra las pol¨ªticas neoliberales y de enfrentamiento en la negociaci¨®n colectiva. ELA abandona el Consejo Econ¨®mico y Social (CES), como hizo un a?o antes del Consejo de Relaciones Laborales (CRL) y la fundaci¨®n Hobetuz. Mu?oz adelant¨® ayer que el Tribunal Superior ha considerado "ilegal" la decisi¨®n del Gobierno de "dar" a otros sindicatos las plazas a las que su central renunci¨® en el CRL.
El marcado car¨¢cter reivindicativo de sus acciones, la conflictividad como estrategia clave, ha sido posible, en buena parte, por la fortaleza que ha mostrado con el uso de la caja de resistencia, un fondo com¨²n que sirve para ayudar econ¨®micamente a sus afiliados durante las huelgas y que lleg¨® a acumular m¨¢s de 11 millones de euros a finales de la d¨¦cada pasada.
Toda esta estrategia qued¨® refrendada por la mayor¨ªa de los delegados en el congreso de 2008. ELA cuenta actualmente con 109.318 afiliados y logr¨® una representaci¨®n del 36% en las ¨²ltimas elecciones sindicales.
Hoy la fiesta, ma?ana con los presos etarras
ELA reunir¨¢ hoy en el polideportivo Bilbao Arena a sus delegados en el acto central de la celebraci¨®n de su centenario. Consistir¨¢ en una actuaci¨®n, la proyecci¨®n de un v¨ªdeo sobre la historia de la organizaci¨®n, las intervenciones de representantes internacionales y la del secretario general, Adolfo Mu?oz. Ser¨¢ una jornada festiva en la que est¨¢n previstas varias intervenciones musicales.
Ma?ana, una representaci¨®n de la central participar¨¢ en la manifestaci¨®n convocada en la capital vizca¨ªna a favor de los presos de ETA bajo el lema Con todos los derechos, los presos a Euskal Herria, a la que se ha sumado porque "la pol¨ªtica penitenciaria no puede usarse como un elemento de chantaje y presi¨®n pol¨ªtica". ELA considera que poner fin a la "dispersi¨®n" de los reclusos etarras y las "pr¨¢cticas de aislamiento y alargamiento de las penas", como exigen al Gobierno espa?ol, contribuir¨ªan a "consolidar un escenario de paz y progresiva democratizaci¨®n".
Esta posici¨®n concuerda con la orientaci¨®n ideol¨®gica que ha adoptado el sindicato mayoritario en Euskadi incidiendo en el nacionalismo de sus pol¨ªticas, siendo incluso en muchos momentos la avanzadilal de propuestas soberanistas, como la que impuls¨® en 1988 en el pacto de Lizarra tras el buen entendimiento que hab¨ªa ensayado unos a?os antes con el otro principal sindicato abertzale, LAB.
Los l¨ªderes de la organizaci¨®n
- Manu Robles-Arangiz es uno de los grandes nombres de la historia de ELA. Representa la esencia original de este sindicato, en cuya creaci¨®n particip¨® activamente. Afiliado al PNV con solo 15 a?os, en la II Rep¨²blica fue elegido diputado en las Cortes espa?olas. Escrib¨ªa duros art¨ªculos en el diario Euzkadi y en el semanario Euzko Langile contra la dictadura de Primo de Rivera, lo que le oblig¨® a exiliarse en Argentina. Fue elegido presidente en el segundo congreso celebrado en Vitoria de la entonces Solidaridad de Obreros Vascos (SOV), que cambi¨® su denominaci¨®n por Solidaridad de Trabajadores Vascos (STV). Tras la Guerra Civil, tuvo que volver a marchar al extranjero, donde sigui¨® desarrollando una intensa labor contra el r¨¦gimen franquista y a favor de la unidad del movimiento obrero vasco. En el congreso de 1976, el de la refundaci¨®n, fue elegido presidente y reelegido tres a?os despu¨¦s, c¨®nclave en el que se apoy¨® el Estatuto de Gernika.
- Jos¨¦ Miguel Leunda fue el ¨²ltimo presidente de ELA, cargo que desapareci¨® con ¨¦l tras el cambio de estatutos aprobado en 2000. Tuvo un papel primordial en el renacimiento del sindicato tras el franquismo, periodo en el que dirigi¨® desde Bayona las relaciones internacionales del sindicato, de la mano de Robles-Arangiz y otros dirigentes.
- Alfonso Etxeberria fue nombrado secretario general en el congreso de Eibar en 1976 tras desempe?ar un liderazgo en los a?os del relanzamiento y consolidaci¨®n de la organizaci¨®n. Cedi¨® el testigo a Jos¨¦ Elorrieta tras aprobarse un cambio generacional en ELA, que adquiri¨® esos a?os un estilo m¨¢s colegiado y aperturista.
- Jos¨¦ Elorrieta siempre quiso ser periodista. Cobr¨® su primera n¨®mina en Galletas Artiach y luego trabaj¨® en Tubos Reunidos, en Amurrio. En el congreso del renacimiento de ETA, en 1976, entr¨® a formar parte de la ejecutiva y un a?o despu¨¦s se convirti¨® en liberado para dedicarse de lleno en la actividad sindical, durante los primeros 11 a?os como responsable de Comunicaci¨®n. Lleg¨® a la direcci¨®n en 1988, en medio de una crisis interna de ELA. Fue elegido secretario general, una funci¨®n que desempe?¨® durante dos d¨¦cadas. Durante su etapa al frente del sindicato logr¨® la reunificaci¨®n del proyecto, agrupando a las dos sensibilidades que entonces estaban enfrentadas. Y fue tambi¨¦n el art¨ªfice de la confluencia y unidad de acci¨®n con el sindicato LAB, con el que no exist¨ªan relaciones hasta mediados de los a?os noventa. Bajo su direcci¨®n, ELA apost¨® por la v¨ªa de Lizarra y se adentr¨® de lleno en "el objetivo estrat¨¦gico de la convergencia de las fuerzas pol¨ªticas y sociales soberanistas" que mantiene hoy. "Lizarra-Garazi fue posible y puede repetirse", ha llegado a declarar. Dej¨® la secretar¨ªa general orgulloso, sobre todo, de "la independencia pol¨ªtica como se?a de identidad" de ELA.
Adolfo Mu?oz acumula 36 a?os de militancia en ELA. Miembro de la ejecutiva desde 2004, asumi¨® la secretar¨ªa general cuatro a?os despu¨¦s. Ha seguido una l¨ªnea de trabajo continuista.
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