Cien a?os de sindicalismo vasco
La confederaci¨®n sindical abertzale Euskal Langileen Alkartasuna (ELA) cuenta hoy con m¨¢s de 110.000 afiliados, que la sit¨²an no s¨®lo a la cabeza de las organizaciones sindicales (con un 35,53% de representatividad a finales de 2010, frente al 21,33% de CC OO, el 17,43% de UGT, el 15,33% de LAB y el 10,86% de otros), sino en el primer lugar en el conjunto de las organizaciones de Euskalherria.
ELA hoy no tiene mucho que ver con aquella organizaci¨®n sindical vasca creada en 1911, pero, desde mi punto de vista, mantiene como signos de identidad indiscutibles su car¨¢cter nacional vasco y una clara vocaci¨®n de independencia econ¨®mica, que le han permitido a lo largo de su historia participar activamente, con voz propia, en la construcci¨®n de un marco vasco, no s¨®lo de relaciones laborales.
La nueva etapa arranc¨® con el primer congreso tras la dictadura Ya en las elecciones sindicales de 1980, se convirti¨® en la central mayoritaria
Fundada en 1911 como Solidaridad de Obreros Vascos, por un grupo de nacionalistas vascos bajo el lema "Uni¨®n obrera y fraternidad vasca", sus principios fundacionales se refer¨ªan al vasquismo, al catolicismo y a la armon¨ªa de clases. Su objetivo era tanto organizar la defensa de los intereses de los obreros, como frenar el paso a la creciente influencia socialista en la clase obrera vasca.
Hasta su primer congreso (Eibar, 1929), el cooperativismo, el mutualismo y la previsi¨®n primaron sobre la acci¨®n reivindicativa, que se intensific¨® durante el periodo republicano, en el que ELA tambi¨¦n particip¨® activamente en la acci¨®n pol¨ªtica del nacionalismo vasco, considerado ¨¦ste como movimiento integral, no como facci¨®n pol¨ªtica. A pesar de la cercan¨ªa ideol¨®gica y cultural, los dirigentes de la sindical nacionalista mantuvieron la independencia formal y organizativa, tanto del PNV como de ANV, desprendi¨¦ndose progresivamente de la tutela que pudo existir en su origen. Cada organizaci¨®n ten¨ªa bien delimitado su terreno y no se toleraban injerencias.
En su segundo congreso (Gasteiz, 1933) la sindical vasca contaba con m¨¢s de 40.000 afiliados, frente a los 7.700 de 1929. Se incorporaron empleados, profesiones liberales, pescadores y campesinos, por lo que se adopt¨® una nueva estructura organizativa y se modific¨® el nombre de la entidad (Solidaridad de Trabajadores Vascos). Manu Robles-Arangiz asumi¨® la presidencia, que no abandon¨® hasta su muerte en 1982.
En v¨ªsperas de su tercer congreso (Iru?a, 1936), ELA se encontraba en alza. Preparaba un programa claro, progresista, no revolucionario. Compet¨ªa por la hegemon¨ªa sindical con la UGT y se iniciaba en el mundo internacional, tras afiliarse a la CISC en 1933.
La Guerra Civil espa?ola trunc¨® bruscamente la progresi¨®n de la sindical abertzale. Enemigos del fascismo, "como obreros, como vascos y como cristianos", tomaron parte activa en la construcci¨®n de un "orden nacional vasco" y en el esfuerzo de guerra, hasta que se vieron forzados al exilio o fueron v¨ªctimas de la represi¨®n, en forma de prisi¨®n o muerte.
Tras la guerra, la direcci¨®n de ELA, establecida en Iparralde, comenz¨® la lucha por la supervivencia agravada durante la II Guerra Mundial, en la que la atenci¨®n a los refugiados fue objetivo prioritario. Durante la ocupaci¨®n nazi, el n¨²cleo solidario de Londres oper¨® con car¨¢cter directivo, hasta que en 1945, con el triunfo de los aliados, con los que hab¨ªan colaborado, se pusieron en marcha, de nuevo desde territorio franc¨¦s, los mecanismos para el inmediato regreso a la patria.
Frustrado ¨¦ste y a falta de tareas sindicales, la acci¨®n en el exterior se dedic¨® fundamentalmente a la propaganda, a la difusi¨®n de la causa vasca en el panorama internacional, a trav¨¦s de sus delegaciones en las principales capitales europeas (sobre todo Par¨ªs y Londres) y en toda Am¨¦rica, donde resid¨ªan importantes n¨²cleos de solidarios exiliados.
Las innumerables penurias del exilio y de la clandestinidad no impidieron que, en 1975, los solidarios que trabajaban en el interior del pa¨ªs y aquella generaci¨®n que tom¨® las riendas en 1933 y que con su tes¨®n hab¨ªa mantenido viva la legalidad hist¨®rica en el exterior, se reencontraran para iniciar una nueva etapa. ?sta arranc¨® con la celebraci¨®n del tercer congreso (Eibar-Euba, 1976), el primero tras el largo par¨¦ntesis de la dictadura franquista.
En ¨¦l, ELA se defini¨® como un sindicato vasco de clase, independiente, amplio y democr¨¢tico. Ya en las elecciones sindicales de 1980, se convirti¨®, con un 23,39%, en la central mayoritaria en el territorio de las actuales comunidades aut¨®noma vasca y foral de Navarra, creciendo r¨¢pidamente en afiliaci¨®n y representatividad.
En 1988, la llegada de Jos¨¦ Elorrieta a la secretar¨ªa general, sustituyendo a Alfonso Etxeberria, elegido en 1976, contribuy¨® al afianzamiento del indiscutible liderazgo sindical de ELA, que prosigue en esta ¨²ltima etapa con Adolfo Mu?oz, Txiki, al frente de la organizaci¨®n desde su 12? congreso (Bilbao, 2008).
Mar¨ªa Luisa Garde Etayo es doctora en Historia y autora de ELA a trav¨¦s de dos guerras (1936-1946), editado por Pamiela.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.