Sin casa, en paro, con deudas
La amenaza de desahucio por impago pesa esta semana sobre Anuar y Mat¨ªas. Esta es su historia
La entrada a la casa de Anuar est¨¢ plagada de cajas de cart¨®n de panader¨ªa. Cajas de la panader¨ªa que tuvo y ya no tiene. De la panader¨ªa por la que se endeud¨® para escapar de las garras del paro. De la panader¨ªa en la que so?¨® hacer esas delicias libanesas que no prosperaron, las mismas que endulzaron sus d¨ªas de guerrillero en su pa¨ªs de origen.
Las cajas est¨¢n apiladas, algunas ya medio llenas, preparadas para recibir los objetos de toda una vida; el mi¨¦rcoles, el banco y un agente judicial se presentar¨¢n a las puertas de su domicilio en el madrile?o barrio de Tetu¨¢n para eso que, parad¨®jicamente, llaman en t¨¦rminos jur¨ªdicos el "lanzamiento": para desahuciarle. A sus 55 a?os, Anuar, casado y con una hija, es uno de los miles de ciudadanos amenazados de desahucio. En los ¨²ltimos tres a?os, 250.000 familias han tenido que abandonar su casa.
"Lo que han hecho las entidades financieras es como vender coches sin frenos", sostiene el abogado Rafael Mayoral
"Tener una hipoteca y quedarte parado. Ese es el virus que tenemos ahora", dice Mat¨ªas, uno de los afectados
Pero Anuar no es un amenazado de desahucio cualquiera. Es el primer amenazado de desahucio a cuyo rescate acude Democracia Real Ya (DRY) y, por extensi¨®n, el movimiento 15-M. Para cuando lleguen a desalojarle el mi¨¦rcoles 15 a las 10.30 de la ma?ana, hora prevista para el "lanzamiento", activistas del movimiento prev¨¦n ocupar el domicilio, la escalera y el portal de su casa para evitar que lo dejen en la calle. El mi¨¦rcoles es m¨¢s que posible que se oiga hablar de Anuar en los medios.
La acci¨®n, anunciada por DRY hace dos semanas, seguir¨¢ el modus operandi que ha desarrollado a lo largo de los ¨²ltimos dos a?os la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Catalunya. Un modo de operar que ha permitido parar 10 desahucios desde noviembre de 2010. "Ya hemos conseguido una din¨¢mica de victoria", asegura Adri¨¢ Alemany, economista y miembro de la PAH de Catalunya. "Hemos conseguido desculpabilizar a las personas que van a ser desahuciadas. Ya han comprendido que lo que les pasa obedece a causas estructurales. Ya hemos demostrado que se pueden parar desahucios mediante la resistencia pac¨ªfica". El grito de guerra que usan en Catalunya: "S¨ª, se puede", adaptaci¨®n del Yes we can de Obama.
La cifra de desahucios se ha multiplicado por tres en los ¨²ltimos tres a?os. "Esto no ha hecho m¨¢s que empezar", dice Rafael Mayoral, abogado de la cooperativa Kinema de Madrid, nada m¨¢s descolgar el tel¨¦fono en su despacho madrile?o. "Acabo de hablar con otro cliente con una hipoteca basura", dice al iniciar la conversaci¨®n.
Mayoral sostiene que las ejecuciones hipotecarias masivas que se avecinan responden a una estrategia calculada de las entidades financieras, que concedieron hipotecas a clientes de sectores vulnerables de la sociedad. "Han captado clientes con bajos recursos sabiendo que estos no iban a poder pagar. Han hecho una gesti¨®n temeraria del riesgo". Simplificando, seg¨²n explican Mayoral y Chema Ruiz, de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Madrid, as¨ª transcurren las cosas con las hipotecas basura: la entidad financiera concede la hipoteca (o el pr¨¦stamo) sin preocuparse apenas del riesgo de que no le paguen, sino fij¨¢ndose principalmente en la garant¨ªa que la respalda (la vivienda); cuantas m¨¢s hipotecas firma y cuanto m¨¢s elevada es la tasaci¨®n de la vivienda, mayores son los paquetes de deuda titulizada que pueden colocar en los mercados y mayor el capital que captan. Por lo tanto, les interesa conceder cuantas m¨¢s hipotecas a cuantas m¨¢s personas puedan, explica Mayoral. Si llega un momento en que el hipotecado no puede pagar, la Ley Hipotecaria acaba propiciando que el banco pueda adjudicarse la vivienda a mitad de precio mientras el desahuciado se queda con una deuda perpetua. "Lo que han hecho las entidades financieras es como vender coches sin frenos", sentencia Mayoral.
Algo s¨ª ocurri¨® con Anuar. Llevaba siete a?os de alquiler en su actual vivienda, junto a su mujer y su hija. Trabajaba como aut¨®nomo. No ten¨ªa n¨®mina. A¨²n as¨ª, su banco le ofreci¨® un pr¨¦stamo de 215.000 euros a 37 a?os. Para que hiciera frente a un pago de 5.000 euros, le ofrecieron una tarjeta de cr¨¦dito con la que solventar el escollo, relata. Le concedieron un pr¨¦stamo de 35.000 euros para su negocio de panader¨ªa. Acab¨® utiliz¨¢ndolo para pagar los plazos de la hipoteca.
Perdi¨® un trabajo de venta de ropa por Internet. Abri¨® una panader¨ªa en Legan¨¦s (Madrid). Entre alquiler, recibos, impuestos y cotizaciones a la Seguridad Social de ¨¦l y su mujer, se le iban 2.000 euros al mes. M¨¢s 1.400 euros de la cuota de la hipoteca. El negocio no fue bien. El banco, cuenta, le hab¨ªa prometido que podr¨ªa renegociar su deuda al cabo de tres a?os. Pero lo que le pidieron al cabo de tres a?os fue que pagara al contado 8.900 euros o le llevaban a juicio.
Endeudado, cerr¨® su panader¨ªa en Legan¨¦s y abri¨® una en Alcobendas. Trabajaba para pagar deudas y sobrevivir. Hasta que lleg¨® la crisis y el negocio baj¨® a la mitad. Ya no pod¨ªa pagar ni la hipoteca, ni el pr¨¦stamo, ni la Seguridad Social. Ni nada. Un mar de deudas e intereses que crec¨ªan d¨ªa a d¨ªa. En tan solo cuatro a?os, desde el momento en que se lanz¨® a comprar la casa, ha pasado de vivir feliz en Espa?a a estar enfangado. "As¨ª vives como un perro", dice Anuar sentado en su sof¨¢, al lado del cual est¨¢ su cama. En su vivienda de 45 metros cuadrados ¨²tiles, su mujer e hija duermen en la habitaci¨®n de la planta alta. ?l, en la cama que hay junto al sof¨¢, a dos palmos de la tele. "Hay veces que pienso que preferir¨ªa volver a los a?os de la guerra en el L¨ªbano antes que vivir todo lo que estoy viviendo aqu¨ª".
Chema Ruiz, portavoz de la PAH, llama a la puerta de Anuar. Entra en su casa, y le pide algunos datos. "Es incre¨ªble que le concedieran la hipoteca siendo un aut¨®nomo y sin n¨®mina", comenta.
La casa de Anuar se tas¨® en 269.043,45 euros cuando se le concedi¨® la hipoteca. Al salir a subasta, nadie la compra por ese precio y en virtud de la Ley Hipotecaria, el banco acaba adjudic¨¢ndosela por la mitad de precio, algo m¨¢s de 134.000 euros. Pero la deuda de Anuar asciende a la otra mitad, 134.000, m¨¢s los intereses de la deuda (que podr¨ªan ser de hasta 77.472 seg¨²n escrituras) m¨¢s costas judiciales (36.584).
Su caso se repite a lo largo de la geograf¨ªa espa?ola. Es recurrente. Al banco, adem¨¢s, siempre le queda la opci¨®n de vender la casa.
"Los bancos sab¨ªan que todo esto iba a pasar. Te incrementaban la deuda ampliando con el coche, el televisor de plasma...", dice Ruiz. El gran problema, estima, es que en Espa?a no se puede entregar la vivienda para saldar la deuda, como ocurre en EE.UU. En nuestro sistema no hay daci¨®n en pago. El desahuciado pierde la vivienda y se queda con la deuda.
Mat¨ªas tambi¨¦n va a ser desahuciado esta semana. El martes 14 volver¨¢n a intentar sacarle de la que fue su casa en el barrio de San Andr¨¦s, Barcelona. Con el apoyo de la PAH de Catalunya, consigui¨® frenar el primer intento de desahucio, el pasado 4 de mayo. En su caso, todo fue por un pr¨¦stamo que pidi¨® para insonorizar su bar. Puso como garant¨ªa su casa. Lo del bar se complic¨®. Se qued¨® en paro. "Tener una hipoteca y quedarte parado. Ese es el virus que tenemos ahora", cuenta por tel¨¦fono.
Jos¨¦ y Cristina tienen problemas con el cr¨¦dito puente que pidieron para su casa de Guadalajara. Napole¨®n, ecuatoriano de 54 a?os, casado y con dos hijos, se ha quedado sin su casa, en Sabadell; adem¨¢s debe 200.000 euros. Hay 1.400.000 expedientes de desahucio en curso, seg¨²n Chema Ruiz. "Los desalojos forzosos son una vulneraci¨®n de derechos humanos", sostiene el abogado Rafael Mayoral. Adri¨¢ Alemany, que ha asistido a varios intentos de desahucio, dice: "Conozco pocas situaciones en las que se pueda ejercer una mayor violencia sobre alguien que cuando se le saca de su casa para dejarlo en la calle".
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