Sin pecado concebida
?Lo han visto? Un remolino en esa charca pl¨¢cida que suele ser el pop espa?ol. En Marie Claire, entrevistan a Lourdes Hern¨¢ndez, alias Russian Red. A la pregunta de ?izquierdas o derechas?, responde: "Si me tengo que decantar, derechas".
Respuesta equivocada, aparentemente. Revisando p¨¢ginas de Internet, me pasma la fiereza de las reacciones, casi todas negativas: "facha", "rancia", "chaquetera", "tiparraca" y no sigo. Abundan las ingeniosas variaciones sobre su nombre art¨ªstico: Rojo Ruso -un color de pintalabios- deriva hacia Grey German o Blue Division.
Visto lo visto, conviene enfatizar lo obvio: que Lourdes puede definirse como quiera y eso no supone necesariamente que acepte recortar los derechos de los homosexuales o apuntarse a invadir los pa¨ªses del eje del mal. Igual que uno puede creerse de izquierdas y sentir bochorno ante tantas ocurrencias del Gobierno de Zapatero. Hay muchos matices ideol¨®gicos y, desde luego, dif¨ªcil entrar en finuras en un cuestionario de una revista.
El mundillo 'indie' mantiene la falacia de que los artistas son ¨¢ngeles sin cuenta corriente
Lo chocante es pensar que esa pregunta no hubiera tenido cabida en los medios musicales. Que parten de un sobrentendido: la pol¨ªtica no mola y, en ¨²ltimo caso, aqu¨ª todos somos sentimentalmente zurdos. Ante su segundo disco, lo que preocupaba a los periodistas era su estancia en Glasgow para grabar -oh- con instrumentistas de Belle and Sebastian.
Que nadie vea ah¨ª una cr¨ªtica gremial: yo tambi¨¦n hubiera indagando en esos asuntos. Son automatismos; las entrevistas -y las dimensiones a ellas reservadas- est¨¢n dise?adas para tocar la superficie y no profundizar. Adem¨¢s, en ese territorio impera el compadreo con los artistas, el feminismo barato, el prietas-las-filas.
Hasta el desliz, Lourdes Hern¨¢ndez ca¨ªa bien. En 2009, se disculp¨® que abandonara al sello cordob¨¦s que edit¨® su primer disco; termin¨® en Sony Music Entertainment, aunque se cubren las apariencias sacando sus canciones con la etiqueta Octubre (?otra referencia bolchevique? El affaire se complica). Pero esos asuntos del bisnes, con intercambios de dinero, no interesan a los medios musiqueros, que prefieren mantener la falacia de que los artistas son ¨¢ngeles sin cuenta corriente.
Por el contrario, se celebr¨® que una vocalista de esas caracter¨ªsticas llegara a la zona alta de las listas de Promusicae (nadie indag¨® en las cifras ¨ªnfimas que se esconden detr¨¢s de esos puestos tan llamativos). Adem¨¢s, Lourdes mantuvo esa gram¨¢tica inglesa tan ortop¨¦dica que pasa por se?a de identidad del indie nacional. En el nuevo disco, Fuerteventura, hasta los agradecimientos a su familia van en english.
De alguna manera, Lourdes es coherente con esa querencia revelada tan bruscamente por Marie Claire. Vale: me resulta m¨¢s tolerable que la supercher¨ªa de tantas figuras -indies o mainstream- que pueden ir de revolucionarias pero desarrollan una praxis musical netamente conservadora. No hablemos de su forma de vida; es su arte lo que resulta reaccionario. Por seguir modas, por imitar modelos, por quedarse en lo insustancial. ?Pensamiento d¨¦bil? No, pensamiento bobo.
Finalmente, prefiero los gestos quijotescos, sea declararse simpatizante del PP en una profesi¨®n supuestamente izquierdista o comprometerse con un partido diminuto. Recuerdo la maravillosa justificaci¨®n del soulman brasile?o Tim Maia cuando anunci¨® que apoyaba al entonces minoritario Partido Socialista Brasileiro. Una pataleta, vino a decir: "Brasil es el ¨²nico pa¨ªs donde las putas se corren, los chulos se ponen celosos, los camellos se hacen adictos... y los pobres votan a la derecha". Aqu¨ª, los pobres y, posiblemente, algunas cantautoras indies.
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