"Encuentro fascinante lo imperfecto"
Carlos Yushimito, 'promesa Granta', muestra su oscuro mundo perverso en los cuentos de 'Lecciones para un ni?o que llega tarde'
"Me fascina lo imperfecto; la perfecci¨®n siempre es una forma de violencia, de lo autoritario". Hay algo inquietante en Carlos Yushimito (Lima, 1975): parece imposible que de ese cuerpo enjuto que refuerza su imperceptible hilillo de voz surjan esas historias con ni?os de tan oscuras perversiones, mutantes, gatos que hablan y escenarios de regusto posnuclear. Pero ese es el humus de la selecci¨®n de sus relatos Lecciones para un ni?o que llega tarde (Duomo), desasosegante puerta para acceder al mundo de uno de los m¨¢s sugestivos de entre las promesas de la narrativa en espa?ol escogidas por la revista Granta.
"Mi generaci¨®n naci¨® entre el riesgo de coches bomba, sin agua corriente, atrapados en casa con toques de queda; y en mi caso, reforzado por mi abuelo, japon¨¦s, que emigr¨® a Per¨² cuando la II Guerra Mundial y fue expropiado y a punto de ir a un campo de concentraci¨®n. Ello me ha hecho muy consciente de la precariedad de la vida...". Letras niponas en su antebrazo derecho tat¨²an ese episodio que alimenta la explicaci¨®n de por qu¨¦ sus personajes se muestran siempre paralizados ante el destino.
Seres predestinados que pueden destilar compasi¨®n, pero capaces de una muy refinada crueldad. La culpa es de la "forma perversa" con la que Yushimito lee los cl¨¢sicos tras a?os de diseccionar literatura actual. "?No ve en El flautista de Hamelin, llev¨¢ndose a todos los ni?os, una gran met¨¢fora del genocidio humano? Quer¨ªa que mis cuentos jugaran con esa perversidad, por eso hago que un gato tipo el de Cheshire diga lo que dice o un robot discuta con su creador".
Y se queda en silencio. "S¨ª, en mis libros no s¨¦ si voy al otro lado o me estoy incorporando", suelta con inocencia, como si dudara de ser el padre de esos engendros de sus historias. "Mis monstruos mantienen una dignidad muy humana. Lo monstruoso tiene que ver con la mirada; yo los incorporo a la realidad corrompida".
En la devastaci¨®n que transpiran los cuentos de Yushimito -"mi libro funciona por ideas dist¨®picas; terminar significa empezar algo"- aparecen familias extra?as: un peque?o y un anciano; una ni?a sordomuda que goza mostrando sus refinadas t¨¦cnicas de inmovilizaci¨®n de insectos a otro ni?o... "Mis familias son el reflejo min¨²sculo de esta sociedad desestructurada, que funciona como islas".
Lo insular tambi¨¦n ilustra que en sus cuentos coexistan dos o tres planos. "La linealidad del relato hoy es absurda. Secuencialmente, ya no puedo pensar. Trabajo en bloques, escribo en archipi¨¦lagos frente al continente cl¨¢sico. Pero lo hace tambi¨¦n C¨¦sar Aira, Mario Bellat¨ªn...". Bebe Yushimito de fuentes de todo tipo, algunas obvias (ah¨ª est¨¢ Tarantino); otras, menos, como el uruguayo Felisberto Hern¨¢ndez, que le fascina y que explicar¨ªa el auge de su tendencia on¨ªrica desde que en 2004 debutara con los relatos de El mago, al que sigui¨® Las islas (2006).
De su continente solo pod¨ªa tener una mirada... inquietante. Le descoloca Per¨², que casi lleva a la hija del dictador Fujimori al poder. "Escandalosa la falta de memoria; el mundo parece c¨ªclico. En la antig¨¹edad, los dioses te enviaban al sacrificio; la fatalidad, alguien decid¨ªa por ti... Hoy, igual: alguien te empuja para que te disuelvas en una sociedad en la que otros piensan por ti. Tu ya no vives, es un simulacro". ?Imperfecci¨®n fascinante?
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