Amigo poderoso
La repetici¨®n del desatino, en un ciclo absurdo que vuelve a sucederse una y otra vez, caracteriza al actual sistema cubano. Las mismas consignas regresan, aunque ya no generen la convicci¨®n de anta?o y los tropiezos superados reaparecen para hacernos caer nuevamente. Es la reiteraci¨®n infinita del error, de lo mal hecho, de los conceptos probadamente fallidos. Ad infin¨ªtum. Como si no hubi¨¦ramos aprendido de la realidad o como si la historia reciente no nos advirtiera -a gritos- del desacierto al elegir cierto camino o al implementar determinadas soluciones.
Tal es el caso de la porfiada man¨ªa de colgarnos siempre del brazo de un socio externo: poderoso y con recursos. Papel que una vez desempe?¨® la Uni¨®n Sovi¨¦tica, con su tuber¨ªa directa de rublos, recursos e ideolog¨ªa, instalada desde el Kremlin hasta este lejano tr¨®pico. Ahora el nuevo mentor est¨¢ m¨¢s cerca. Tiene las manos llenas de petr¨®leo, va vestido de rojo y ha incidido en el curso de nuestro pa¨ªs al menos en los ¨²ltimos 10 a?os.
Al r¨¦gimen cubano le inquieta pensar que un d¨ªa despertar¨¢ y Ch¨¢vez ya no estar¨¢ ah¨ª para ayudarle
Entre los motivos que frenaron el avance del trabajo por cuenta propia, en su anterior resurgimiento, estuvo la llegada al poder de Hugo Ch¨¢vez en Venezuela. Una vez instalado el teniente coronel en el palacio de Miraflores y con el sustento material que comenz¨® a enviar hacia esta isla, el gobernante Fidel Castro encontr¨® un modo m¨¢s centralizado y menos peligroso de aliviar las arcas nacionales. La iniciativa privada hab¨ªa aflorado a principios de los a?os noventa con la implementaci¨®n de una legalidad que la permit¨ªa y la regulaba. Las calles de toda Cuba cambiaron r¨¢pidamente su apariencia, entre peque?as cafeter¨ªas de toldos coloridos y ofertas de alimentos que ya ni record¨¢bamos. Para quienes hab¨ªamos padecido las tremendas carencias del quinquenio anterior, el otorgamiento de licencias para ciertas labores nos result¨® sumamente esperanzador. Eran tiempos en que traz¨¢bamos el futuro como una l¨ªnea ascendente que despegaba a partir de ese momento, pero no hab¨ªamos contado con el factor externo, con la perenne sorpresa que nos trae el "afuera".
Ch¨¢vez no solo pas¨® a ser el m¨¢s fuerte aliado pol¨ªtico en la regi¨®n, sino que apoyados en sus petrod¨®lares los dirigentes cubanos dieron otra vuelta de tuerca al rigor ideol¨®gico. Los vimos renacer de sus cenizas, literalmente, volver a la carga con convocatorias multitudinarias en todas las provincias y con costosos actos de reafirmaci¨®n revolucionaria. No en balde la llamada -y ya apenas mencionada- "batalla de ideas" logr¨® su infraestructura material por la reventa del crudo venezolano que a¨²n nos llega, a raz¨®n de 100.000 barriles diarios. Fue como un pinchazo de adrenalina al coraz¨®n de un paciente que estaba bajo el paro cardiaco de la insostenibilidad. Tampoco esta "colaboraci¨®n entre hermanos" ha sido, vale la pena aclarar, una luna de miel siempre en alza. Ha tenido tambi¨¦n sus recortes y sus compromisos no cumplidos. Muchos analistas coinciden incluso en que la nueva apertura al trabajo por cuenta propia en Cuba est¨¢ dada en parte por la convicci¨®n de Ra¨²l Castro de que Ch¨¢vez no permanecer¨¢ mucho tiempo m¨¢s en el poder. Pero mientras est¨¦ sentado en la silla presidencial le colgar¨¢ -como peso casi muerto- una naci¨®n de 11 millones de habitantes y una sola ideolog¨ªa permitida.
Justo por estos d¨ªas se han firmado en La Habana numerosos convenios bilaterales entre ambos pa¨ªses. Pasamos frente a la tele, vemos las camisas rojas mezcladas con otras de verde olivo y nos recorre un peque?o estremecimiento. Es el temor a que este nuevo soplo de recursos expanda la esfera estatal en detrimento de la privada. Dif¨ªcil no cargar con esas aprensiones cuando la reci¨¦n finalizada XI Comisi¨®n Intergubernamental Cuba-Venezuela ha dejado acuerdos por valor de 1.300 millones de d¨®lares de intercambio para este 2011. Pero la preocupaci¨®n no emerge solo de la parte de ac¨¢. Incontables voces de la tierra de Bol¨ªvar se han pronunciado en torno a la actual relaci¨®n comercial y a sus desequilibrios. Aunque el Gobierno de La Habana lo explica como intercambio justo entre dos pueblos hermanos, ya es dif¨ªcil tapar la verdadera inferioridad en que tal relaci¨®n nos coloca. La prensa oficialista justifica el arribo de tan cuantiosos recursos porque Cuba retribuye con servicios m¨¦dicos y asesoramiento en otras ¨¢reas. Sin embargo, es sabido por todos que el personal de salud enviado a la misi¨®n Barrio Adentro recibe salarios absolutamente subvalorados.
El riesgo de despertar un d¨ªa y comprobar que ya Ch¨¢vez no est¨¢, como una vez le ocurri¨® al muro de Berl¨ªn, flota como una sombra sobre esta nueva dependencia. Pero el temor inmediato parte de algo que ya vivimos, un d¨¦j¨¤ vu que por estos d¨ªas nos alarma. Mientras el socio poderoso y externo nos sostenga, cu¨¢n poco podr¨¢n desarrollarse nuestras fr¨¢giles piernas de naci¨®n, cu¨¢nto m¨¢s se retrasar¨¢ la necesaria independencia.
Yoani S¨¢nchez, periodista cubana y autora del blog Generaci¨®n Y, fue galardonada en 2008 con el Premio Ortega y Gasset de Periodismo. ? Yoani S¨¢nchez / bgagency-Mil¨¢n.
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