"Los editores trabajamos en las pausas"
En este sitio ten¨ªa que montar una editorial Mario Muchnik (Buenos Aires, 1931), que mont¨® tantas. En primer lugar, es una panader¨ªa francesa, y franc¨¦s es su modo de ver la vida. Y, adem¨¢s, abre muy temprano, y ese era el momento m¨¢s feliz del d¨ªa cuando publicaba a otros. Pero no, estamos aqu¨ª para desayunar, y para hablar de su oficio. ?l ha publicado Oficio editor (El Aleph, 2011) en un sello que es la continuaci¨®n, con otros medios, de un sello que fue suyo, Muchnik Editores; luego, esa empresa dio muchos m¨¢s tumbos que su apellido, que sigue ah¨ª, inc¨®lume, como ¨¦l, que a sus 80 parece m¨¢s Mario Muchnik que nunca. "?Lo crees? ?Me conservo? ?Debe ser la edad, ja, ja, ja!".
A sus 80 a?os, el argentino publica los libros que quiere
Ahora ya edita lo que le da la gana, pero no come de todo, "y esto s¨ª hay que lamentarlo... ?Me gustaba tanto el asado argentino! Pero esa grasa, esa sal...". Le hace fotos al fot¨®grafo, pues ¨¦l es un gran fot¨®grafo; un d¨ªa, hace poco, redescubri¨® una foto "especialmente feliz" de sus padres, en Formentor, en los lujosos a?os en los que coincid¨ªa all¨ª con Einaudi, con Salinas, con Barral... "Mis padres ya no fueron tan felices como entonces".
Lamenta que no haya asado, "pero este pan... es un pan fant¨¢stico. Un pan de campo, nada que le pongas a este pan puede hacerlo otra cosa que el manjar que ya es". Dej¨® otros manjares salados. "Pero no perdono el pescado. ?La lubina que hace mi mujer, Nicole, placer de dioses!".
Su libro comienza con esta frase: "Hacer libros puede significar escribirlos o editarlos. Yo he hecho ambas cosas y soy incapaz de optar por lo uno o por lo otro: escribir me divierte tanto como editar, si bien editar tuvo la ventaja de darme de comer". Y en el libro hay comidas memorables, "y tambi¨¦n dif¨ªciles". En las comidas uno puede arreglar cosas "si tiene voluntad de arreglarlas, pero tambi¨¦n pueden ser un martirio". En uno de sus vaivenes tuvo una importante relaci¨®n con Planeta y con el hijo mayor de Lara, Jos¨¦ Manuel, comi¨® varias veces. "Siempre hubo armon¨ªa, incluso cuando hab¨ªa complicaciones por medio". Vino blanco, pescado, buenos restaurantes. "Si no comes bien, no hablas bien, ?no te parece?". El hijo menor de Lara, Fernando, fallecido cuando era muy joven, le explic¨® un d¨ªa por qu¨¦ lo echaban de la empresa: "Porque t¨² no eres un empleado".
No, no es un empleado. Es ¨¦l mismo, acaso por eso su editorial, cuando depend¨ªa de otros, tambi¨¦n se llam¨® Muchnik Editores. ?l y su padre, don Jacobo. "Jos¨¦ Manuel Lara lo llam¨® don Jacobo. ?Qu¨¦ feliz le hizo eso!".
Oficio editor es un recuento y tambi¨¦n una lecci¨®n para editores nuevos. "Ahora los editores parecen cirujanos que vienen con su batita verde". Y, entre otras cosas, "han cambiado las cenas y las comidas. Ahora comen bocadillos. ?Si los editores trabajamos en las pausas, en las cenas, en los almuerzos!".
Durante sus ¨¦pocas m¨¢s afluentes, Muchnik almorzaba con libreros de cualquier sitio. "Llam¨¢bamos a los almuerzos Cinco horas con Mario, pues pod¨ªamos estar ese tiempo hablando de libros". Al final, tambi¨¦n retrata a su entrevistador antes de irse a casa. Van a llamarle de Bilbao. "?Nunca me hab¨ªan hecho tantos reportajes!". Es que es un autor, como los 500 que tuvo.
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