"Y t¨², ?c¨®mo has conseguido entrar?"
Los Mossos rescatan a varios parlamentarios del acoso de los radicales - Unos alborotadores intentan robar la perra gu¨ªa a un pol¨ªtico invidente- Los Mossos dieron improvisados consejos a los diputados para resistir a los violentos
Ser diputado del Parlament fue ayer una profesi¨®n de riesgo. La actitud que tomaron los indignados super¨® todas las expectativas, acostumbrados a los abucheos. Los diputados tuvieron que jugar al gato y al rat¨®n con los manifestantes y algunos pasaron por situaciones complicadas.
La mayor¨ªa tuvo su encontronazo con los indignados, pero todos pudieron entrar. Ambiente enrarecido en la C¨¢mara, rechazo un¨¢nime a los hechos y una pregunta en todos los corrillos: "Y t¨², ?c¨®mo has conseguido entrar?"
Josep Maria Llop, de Converg¨¨ncia i Uni¨®, fue de los que peor lo pas¨®. Al primer diputado ciego de la C¨¢mara catalana los indignados le intentaron robar la perra gu¨ªa. "Han intentado coger a la perra. La han agarrado de la correa y de la gu¨ªa", aseveraba Llop, que pas¨® por una situaci¨®n de riesgo. "Es muy peligroso. Yo puedo perder la autonom¨ªa personal y la perra puede desequilibrarse con la tensi¨®n y dejar de ser ¨²til". La perra, Annabelle, se port¨® bien. "Es una perra de primer nivel, criada en las mejores escuelas", se enorgullec¨ªa Llop.
Anabel Marcos (diputada novel de CiU) tambi¨¦n pas¨® miedo. Lleg¨® a la zona de la calle de Wellington con el paseo de Pujades, la entrada abierta a los representantes, con dos diputadas m¨¢s. R¨¢pidamente se vio rodeada de indignados. Sus dos compa?eras lograron escabullirse, pero a ella le arrojaron un cubo de agua fr¨ªa. Lo peor vino luego. Seg¨²n narr¨®, uno de los indignados la agarr¨® por el brazo y la oblig¨® a quedarse quieta. "Y ahora, sesi¨®n fotogr¨¢fica". Marcos, bloqueada, fue fotografiada durante dos minutos, hasta que la persona que la agarraba le conmin¨®: "La ¨²ltima, sonr¨ªe". "Yo solo quiero ir a trabajar", clam¨® ella. Finalmente, pudo zafarse de los indignados y lleg¨® hacia una patrulla de la Guardia Urbana, que la acompa?¨® en coche hasta la C¨¢mara. Una vez que lleg¨® al Parlament, tuvo que ser atendida por un ataque de ansiedad.
Tambi¨¦n pas¨® angustias M¨®nica Lafuente, diputada socialista. Lleg¨® a la entrada de la Ciutadella junto a su compa?ero de filas Joaquim Llena, y en su encontronazo con los indignados le lanzaron un caf¨¦ con leche. Marina Geli, en el grupo, huy¨® entre empujones. En su ayuda lleg¨® el diputado democristiano Ramon Espadaler, que les ofreci¨® la sede de Uni¨® (a una manzana de distancia) para asearse. Sanos y salvos, ambos socialistas y un grupo de diputados de CiU llegaron a la sede del partido. Los Mossos d'Esquadra se dieron cuenta de un detalle: media docena de diputados encerrados en un edificio acristalado y totalmente visible desde la calle eran un reclamo para los indignados que se concentraban a pocos metros. Un agente les pidi¨® cierto disimulo: "Por seguridad, qu¨ªtense las corbatas", les conmin¨®. Los diputados declinaron quitarse esa prenda. Zarandeados y mojados, pero siempre sin perder la dignidad en el vestir.
Peor que en el Bernab¨¦u
Tras el aseo, y por seguridad, se trasladaron a la cercana comisar¨ªa de la estaci¨®n del Nord, un punto de reuni¨®n al que se fueron sumando diputados hasta llegar a la cuarentena. "Todos iban llegando y contando su aventura", narraba Albert Rivera, de Ciutadans. Alertado de la situaci¨®n, solo vio a los que protestaban de lejos. Una situaci¨®n parecida vivi¨® Joan Laporta, de Democr¨¤cia Catalana, que no se top¨® con las protestas por el aviso de un agente. Horas m¨¢s tarde, el expresidente del Bar?a rememoraba sus peripecias para llegar a la C¨¢mara: "?Era m¨¢s f¨¢cil entrar al campo del Madrid!", brome¨®. Los 40 diputados que se amontonaron en la comisar¨ªa llegaron tarde al pleno, pero totalmente seguros: dentro de varias furgonetas de los Mossos d'Esquadra. En una de ellas hab¨ªa el pan: el bar del Parlament, desbordado, tuvo que improvisar un segundo men¨² al acabar las existencias del primero. Los Mossos d'Esquadra movilizados comieron al mediod¨ªa, la mayor¨ªa de su propia fiambrera.
Puntuales en la C¨¢mara estaban los afortunados que hab¨ªan accedido en helic¨®ptero y los sufridos que lo hicieron a pie. Gerard Figueras (CiU) y Alfons L¨®pez Tena (Solidaritat) sufrieron empujones y les robaron, una bolsa a Figueras, enseres personales a L¨®pez Tena. Joan Boada (Iniciativa) tuvo tambi¨¦n muchos problemas para entrar. Cruz¨® el cord¨®n policial con sus compa?eros de filas, pero se qued¨® rezagado, a merced de los indignados m¨¢s violentos. Fue zarandeado, golpeado y rociado con pintura, hasta que una patrulla de los Mossos pudo rescatarlo. Montserrat Tura (PSC), fue de las pocas que entr¨® a pie por la entrada habilitada por la polic¨ªa. Pag¨® su precio: lleg¨® al Parlament con una cruz de pintura marcada en la chaqueta.
Una inc¨®gnita se mantuvo durante todo el d¨ªa en la C¨¢mara. Y ahora, ?c¨®mo salimos? Al final, en fila y con tranquilidad. Los Mossos aislaron el acceso por la estaci¨®n de Francia para que salieran los coches oficiales y el del paseo de Pujades para el resto de diputados, que solo tuvieron que aguantar cuatro gritos aislados. Anduvieron todos por el parque de la Ciutadella, m¨¢s desierto que nunca, lleno de mossos. Felip Puig, el consejero de Interior, fue el ¨²ltimo en abandonar el recinto.
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