"La ciudad ya no est¨¢ partida en dos"
Dominique Perrault (Clermont Ferrand, Francia, 1953) muestra su admiraci¨®n por Madrid con una amplia sonrisa. Sentado en una butaca del Teatro Real, antes de participar en el debate sobre arquitectura y m¨²sica con G¨¦rard Mortier, abre los brazos y se?ala la magn¨ªfica vista al Palacio Real y los jardines como una raz¨®n suficiente para su entusiasmo. Pero tiene otras razones poderosas. Madrid es una ciudad que le ha permitido dejar su impronta en dos notables obras, la Caja M¨¢gica y una pasarela en Madrid R¨ªo.
Pregunta. ?Qu¨¦ opina de la transformaci¨®n de Madrid?
Respuesta. Que ha afrontado riesgos muy importantes en infraestructuras enormes. La idea de enterrar la M-30 ha creado una situaci¨®n urbana muy particular que no se conoce en otras capitales donde en su lugar crean un bulevar. Que desaparezca es una soluci¨®n radical y muy importante porque adem¨¢s funciona. Ha cambiado mucho la ciudad, ya no est¨¢ partida en dos y eso es algo que hay que admirar, independientemente del signo pol¨ªtico que se tenga, me gusta que en pol¨ªtica urbana los pol¨ªticos hayan llegado hasta el final.
P. Gallard¨®n estar¨¢ encantado con usted.
R. Lo que est¨¢ bien hay que decirlo.
P. Tambi¨¦n hay voces que dicen que Madrid no acaba de estar en el circuito de las grandes capitales del mundo.
R. Es falso por varias razones: tiene un aeropuerto formidable que es la primera puerta de una gran ciudad; tiene torres, aunque no bastantes ni demasiado altas, y la red de alta velocidad m¨¢s importante del mundo, y se lo dice un franc¨¦s.
P. ?Y c¨®mo la percibe como capital cultural?
R. Arrastra un pasado de a?os cuando fue el centro del franquismo y estuvo asfixiada, mientras que otras ciudades, como Barcelona, ten¨ªan un bal¨®n de ox¨ªgeno en forma de resistencia. Pero es l¨®gico que, despu¨¦s de un tiempo, Madrid retome una posici¨®n cultural que le permita estar a la cabeza.
P. ?C¨®mo le va con la crisis?
R. No muy bien, como a todo el mundo. Es la peor noticia para la arquitectura porque supone la desaparici¨®n de la noci¨®n de cliente y esa relaci¨®n es esencial. As¨ª, la arquitectura pierde sentido y se convierte en est¨¢ndar y supone una gran preocupaci¨®n desde el punto de vista cultural y tambi¨¦n emocional.
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