Gunnar Fischer, la luz fr¨ªa de Bergman
Fue director de fotograf¨ªa de la etapa temprana del director sueco
Cuando algunos cin¨¦filos se llenan la boca de autor¨ªas y directores fetiches, a veces se olvidan de que incluso los grandes realizadores, los nombres m¨ªticos, hac¨ªan sus pel¨ªculas con un equipo: no hay arte m¨¢s comunitario que el cine. As¨ª que cuando la gente piensa en Ingmar Bergman, no deber¨ªa olvidarse de sus actores y, sobre todo, de sus directores de fotograf¨ªa, porque si ha existido un director de atm¨®sferas, de rostros y silencios, ese ha sido Bergman. Sus pel¨ªculas son suyas, obviamente, pero tambi¨¦n de Gunnar Fischer, su primer colaborador en la fotograf¨ªa, y de Sven Nykvist, responsable de la parte final de su filmograf¨ªa. Nykvist falleci¨® en 2006; Bergman, en 2007, y el pasado s¨¢bado 11 muri¨® Fischer, el mayor de este santo triunvirato sueco, a los 101 a?os en Estocolmo.
Pas¨® de cocinar en un barco a trabajar con m¨ªticos cineastas n¨®rdicos
Fischer fue el director de fotograf¨ªa de una docena de pel¨ªculas de Bergman, desde Ciudad portuaria (1948) a El ojo del diablo (1960), y entre ellas Prisi¨®n, Tres amores extra?os, Fresas salvajes, El s¨¦ptimo sello (la pel¨ªcula que lanz¨® a la fama a ambos, y en la que Fischer acab¨® usando dos focos y por lo tanto creando dos soles en el cielo para iluminar a la muerte y al caballero), Sonrisas de una noche de verano, El rostro o Juegos de verano. Por su ritmo fren¨¦tico, Bergman ya colaboraba a su vez con Nykvist, en dramas como El manantial de la doncella. Cuando el genio sueco y Gunnar Fischer se conocieron -en concreto en 1946, en las pruebas de c¨¢mara de Crisis, el primer filme de Bergman, y que fotografiar¨ªa G?sta Roosling-, el fot¨®grafo ya hab¨ªa trabajado como asistente de director y responsable de la imagen de una docena de t¨ªtulos, incluida Dos personas, de Carl Theodor Dreyer.
Fischer no era un cualquiera, sino que apuntaba su talento, un talento pulido de forma curiosa. Nacido en Ljungby en 1910, el cineasta estudi¨® pintura en Copenhague antes de embarcarse en la Armada sueca como cocinero, profesi¨®n que le alej¨® por completo de sus sue?os art¨ªsticos. Sin embargo, una noche, en una cena de gala en el barco en el que trabajaba, una actriz supo de sus inquietudes y logr¨® colocarle en la productora Filmstaden. As¨ª fue escalando puestos y se convirti¨® en asistente de c¨¢mara de Julios Jaenzon, el fot¨®grafo de los filmes mudos de Victor Sj?str?m y Mauritz Stiller.
Seg¨²n el mismo Fischer, su trabajo con Bergman fue una colaboraci¨®n entre iguales, cooperaci¨®n que se acab¨® con los roces surgidos en el rodaje de El ojo del diablo, seg¨²n algunas fuentes, aunque otros afirman que Fischer estaba trabajando en un filme de Disney cuando Bergman le llam¨® para Silencio; ante su falta de disponibilidad, Bergman recurri¨® a Nykvist y nunca m¨¢s coincidieron... salvo en la secuencia de t¨ªtulos de cr¨¦dito de La carcoma (1971).
Maestro del blanco y negro, Gunnar Fischer siempre mencion¨® a Jaenzon y a Gregg Toland -el director de fotograf¨ªa de Ciudadano Kane- como sus referentes (y aunque ¨¦l no lo dijera, tambi¨¦n estaba presente en su subconsciente el neorrealismo italiano), aunque ¨¦l lleg¨® m¨¢s lejos al plasmar toda esa atm¨®sfera de moralidad y de peso emocional con su graduaci¨®n de grises en el celuloide.
En 1970 dej¨® la productora Svensk Filmindustri y se pas¨® a la televisi¨®n. Antes de retirarse, a¨²n trabaj¨® con su hijo Jens en la fotograf¨ªa de Zafarrancho en el circo, la ¨²ltima pel¨ªcula, para televisi¨®n, de Jacques Tati.
Su muerte, en una residencia de ancianos en Estocolmo, fue anunciada por Jens. Curiosamente, tanto ¨¦l como su hermano Peter son directores de fotograf¨ªa.
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