"Ha sido doloroso hacerme a m¨ª mismo"
El paso del tiempo, s¨ª, el mismo tiempo que lleva d¨¦cadas empe?ado en detener con sus pinceles, sienta bien a Antonio L¨®pez. Luce a sus 75 a?os una mirada tan viva como fresca. Como si envejeciese conservada en el formol de la pasi¨®n por la luz y el detalle. Tambi¨¦n retiene su legendaria minuciosidad. La misma que ayer sac¨® a pasear por las salas del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Se acercaba por primera vez a supervisar el montaje de la m¨¢s ambiciosa retrospectiva nunca dedicada a su obra. La muestra est¨¢ comisariada por su hija Mar¨ªa y el conservador jefe del museo, Guillermo Solana. L¨®pez se mov¨ªa en un bosque de cajas de madera y obras cuidadosamente apoyadas en las paredes. Esperaban pacientemente su destino vertical. Y al artista, que parec¨ªa dialogar con paciencia con cada una de las 130 piezas de la exposici¨®n.
"?Por qu¨¦ la gente lo duda? Claro que acabar¨¦ el cuadro de la familia real"
"Reencontrarse con la propia obra es el mayor privilegio, si lo puedes resistir"
Un par de d¨ªas antes, en su casa de Madrid, esa que inmortaliz¨® para la historia de la pausa V¨ªctor Erice en El sol del membrillo, explic¨® que est¨¢ dispuesto a dar un nuevo rumbo a su trabajo para volver a las personas. "Soy m¨¢s libre que cuando era joven. Me ha costado mucho llegar a algo parecido a la estima por la vida y por m¨ª mismo. El camino ha sido complicado. Hacerme a m¨ª mismo ha sido doloroso".
Un conmovedor relato de las vueltas de ese camino espera a los visitantes a la exposici¨®n Antonio L¨®pez, que el 28 de junio se abre al p¨²blico en el Museo Thyssen. Ser¨¢, sin duda, el acontecimiento art¨ªstico del verano. La selecci¨®n hiperrealista del pintor de Tomelloso se centra en sus ¨²ltimas pinturas, dibujos y esculturas, con incursiones en un pasado por el que desfilan los "amores de toda una vida": Madrid, Tomelloso, los frutales, los retratos de su entorno familiar y, en especial, un homenaje de gran hondura a la escultura griega. Este tributo toma la forma de cuatro figuras, copias exactas de dos parejas de piezas rescatadas de las fauces del tiempo en el templo de Olimpia.
Pregunta. Esta exposici¨®n se anunci¨® como peque?a... ?Qu¨¦ ha sucedido entretanto?
Respuesta. El proyecto naci¨® al recibir el Premio Vel¨¢zquez, que conlleva una exposici¨®n en el Reina Sof¨ªa. Desde la antol¨®gica que el museo me dedic¨® en 1993, no hab¨ªa mucha m¨¢s obra terminada. Guillermo Solana [conservador jefe del Thyssen] me propuso hace m¨¢s de tres a?os hacer la muestra con obra nueva, pero con saltos en el tiempo. De hecho, hay dos cuadros de 1953, dos trabajos inspirados en Tomelloso. Si no hubiera sido as¨ª, la exposici¨®n ser¨ªa muy peque?a... A lo mejor no habr¨ªa estado mal... Cuando las cosas se programan con tanta antelaci¨®n, me equivoco siempre. Cre¨ª que iba a tener m¨¢s obra reciente para mostrar.
P. Lo m¨¢s reciente son sus siete vistas de la Gran V¨ªa...
R. Est¨¢n inacabadas. Va a ser como si la gente entrara en un estudio con unas cuantas cosas en marcha. Me parece muy interesante para ciertas miradas. Es una oportunidad para conocer mis procesos. Si la exposici¨®n fuera solo de obra comenzada, podr¨ªa tener quinientas cosas. Empezar no me cuesta. Una vez tengo la idea clara, ponerlo en marcha es cuesti¨®n de una semana como mucho. Despu¨¦s entras en un laberinto complicad¨ªsimo.
P. ?En qu¨¦ fase est¨¢n las cabezas de Delibes y de Ferlosio?
R. Empezada solo est¨¢ la de Ferlosio. Dibujos, fotograf¨ªas y las medidas tomadas tengo de T¨¤pies, Palazuelo, Delibes... Ah¨ª est¨¢n, a la espera de poder empezarlas junto con otras cosas m¨¢s. Me est¨¢ volviendo el inter¨¦s por la figura humana. No por el mero retrato, sino por la descripci¨®n de la vida que hace la gente: afeitarse, lavarse... Esa parte de la historia que la pintura tiene olvidada y solo est¨¢ viva en el cine, en la literatura, en la fotograf¨ªa.
P. ?Qu¨¦ ha ocurrido para retomar ese inter¨¦s?
R. ?ltimamente vivo mejor entre la gente.
P. ?Este nuevo momento suyo acelerar¨¢ el final del cuadro de la familia real? Ha pasado tanto tiempo que hay quien piensa ya en el famoso relato de Balzac, La obra maestra desconocida.
R. ?C¨®mo puede dudar? Claro que lo acabar¨¦. Lo he tenido que dejar para trabajar en cosas de la exposici¨®n. Tuve que elegir entre todo lo dem¨¢s y el retrato.
P. Da que pensar que no est¨¦n los Reyes en el Thyssen, ni siquiera en la parte dedicada a cuadros inacabados.
R. No, claro. El acuerdo que tengo es que entrego el cuadro a Patrimonio en su destino, en el palacio de Aranjuez. Antes no se puede ver.
P. Fije el hilo conductor de la exposici¨®n.
R. No hay orden cronol¨®gico. Est¨¢ dividida en dos espacios: en uno predomina un orden est¨¦tico con obras esenciales que son mis amores y mi sustento. En el otro confluyen paisajes urbanos, frutales, retratos...
P. La muestra se antoja un autorretrato humano y art¨ªstico.
R. No podr¨ªa hacer otra cosa. En la pintura o en los dibujos vas dejando una sustancia que es lo m¨¢s ¨ªntimo de tu ser. Decirlo da apuro, pero no puede ser otra cosa.
P. No se autorretrata usted mucho en su pintura.
R. Hay una pintura, una pareja, que somos Mari [Mar¨ªa Moreno, su esposa] y yo. La empec¨¦, pero no me sali¨®. Me hart¨¦ y me impacient¨¦ porque entonces ten¨ªa menos paciencia que ahora. Le dije a mi mujer que utilizara la tela. Ella pint¨® un paisaje de ?vila nevado que tampoco le sali¨®. La tela ha rodado por casa durante much¨ªsimo tiempo. Hace como un a?o cog¨ª una cuchilla y empec¨¦ rascar el paisaje de Mari y ha aparecido el cuadro que yo hice y que est¨¢ en la exposici¨®n.
P. Ser¨¢ emocionante reencontrarse con tanta obra.
R. Es el mayor privilegio, si lo puedes resistir.
P. ?Qu¨¦ le inspira lo que ocurre en la calle, la ocupaci¨®n de las plazas por los indignados, la desaparici¨®n de la izquierda?
R. Me inspiran una reflexi¨®n que compartir¨¢ much¨ªsima gente: si es posible el camino l¨®gico hacia el socialismo y m¨¢s all¨¢, se ha roto por la torpeza de estos personajes que ha habido. El hombre va a tener que encontrar una soluci¨®n que no tenga que ver con bonitas palabras como bondad y generosidad y s¨ª con el sentido com¨²n. La cosa se va a poner seria. Habr¨ªa que escuchar a los hombres de ciencia m¨¢s que a los banqueros. As¨ª debe de ser por el bien de todos. Tambi¨¦n hay que hacer una llamada a encontrar el placer en las cosas b¨¢sicas y renunciar a lo innecesario. La sociedad responder¨ªa a ese mensaje. En una especie de acto de justicia misterioso. Esta gran equivocaci¨®n va a afectar tambi¨¦n a los poderosos. O nos salvamos todos, o nos vamos todos al traste.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.