Toca reinventarse
La carrera de Ricky invita a la desmesura en el an¨¢lisis. Repasemos: irrupci¨®n en el baloncesto profesional a una edad r¨¦cord -14 a?os y 11 meses-, impacto precoz en aquel Joventut de A¨ªto, debut en la selecci¨®n que termina dejando boquiabiertos a los estadounidenses con su gran partido en la final de Pek¨ªn 2008, apunta al podio del draft del a?o siguiente, el Madrid y el Barcelona se pelean por su fichaje, un primer a?o azulgrana exitoso, mala actuaci¨®n en el Mundial de Turqu¨ªa y progresiva p¨¦rdida de brillo, chispa y ¨¢ngel que acaba con una clara suplencia en el Bar?a este curso.
Todo ha ocurrido en la carrera deportiva de un chico que tiene ?20 a?os! Tal tremendo subid¨®n y baj¨®n en una carrera a¨²n incipiente no facilitan, ni mucho menos, encontrar el recomendable punto medio.
Un desaf¨ªo alejado de los fantasmas que ahora le acechan debe liberarle
Ahora que emprende la marcha hacia la NBA, reconozco no tener intuici¨®n s¨®lida sobre c¨®mo ser¨¢ su futuro. Entendiendo que las trayectorias no son lineales y un par¨®n despu¨¦s de tanta monta?a ascendida entra dentro de lo normal, la marcha atr¨¢s ha sido de tal intensidad y calado que mi bola de cristal, tan eficiente a veces, es pura niebla cuando invoco a Ricky. A veces me da la sensaci¨®n de que le espera una carrera triunfante, pasando unos a?os de formaci¨®n en ese agujero baloncest¨ªstico que es Minnesota para terminar, al m¨¢s puro estilo Pau Gasol, siendo traspasado y triunfando, anillos incluidos, en un equipo campe¨®n en el que su juego electrizante, su imaginaci¨®n para ver lo que otros no ven y un buen tiro a distancia que ha ido mejorando con los a?os le convierten en un all star. Pero es que seguidamente creo avistar otro escenario radicalmente opuesto, donde la supuestamente pasajera versi¨®n de Ricky 2011 no es tan pasajera. En Minnesota, donde creyeron fichar a un jugador franquicia, se preguntan qu¨¦ ha ocurrido para que su desarrollo se haya estancado de tal manera. Nada sale como se lo imaginaban jugador y equipo, Ricky es traspasado un par de veces y vuelve a Espa?a sin cumplir las expectativas.
Eso s¨ª, irse a la NBA parece un movimiento totalmente l¨®gico llegados al punto donde se encuentra Ricky. Seguir en el Bar?a hab¨ªa dejado de ser una buena opci¨®n, pues la adecuada maduraci¨®n que le pod¨ªa ofrecer el baloncesto europeo se hab¨ªa estancado; las lagunas de su juego, en vez de reducirse, se estaban agrandando, y los t¨ªtulos alcanzables ya hab¨ªan sido logrados. Parece evidente que Ricky necesita una reinvenci¨®n y la NBA se la puede ofrecer. Seg¨²n sus actuaciones en esta temporada, poco parece quedar de aquel jugador excitante, descarado, despreocupado y que jugaba como si el baloncesto de ¨¦lite fuese lo mismo que el de una pachanga con los amigos: el esp¨ªritu Messi. Todo lo contrario.
El Ricky actual parece un jugador atormentado, sin ninguna confianza en sus habilidades. Ni las que antes dominaba ni mucho menos aquellas que se supon¨ªa ir¨ªa dominando cada vez m¨¢s, como el tan tra¨ªdo y llevado tiro a distancia. Sumido en el desconcierto, Ricky ha terminado optando por lo funcionarial del juego m¨¢s que por aquello que le hizo famoso en el mundo entero. Pero eso tiene que seguir ah¨ª dentro. En su cuerpo y sobre todo en su cabeza. Una nueva aventura alejado de los fantasmas que ahora le acechan, la rapidez del estilo NBA, la poca trascendencia que una derrota tiene durante buena parte de la temporada -y m¨¢s en Minnesota- y los muchos partidos a jugar deben liberarle para volver a ser aquel que cre¨ªmos que iba a ser. Un jugador diferente, un special one. Se lo deseamos de todo coraz¨®n.
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