Escogiendo entre ¨¦l y ella

?Elegimos nuestra sexualidad o la eligen por nosotros? ?Y nuestra identidad? Si no decimos con hechos quienes somos, pasaremos por ser lo que digan otros. De todo esto habla con finura Mike Bartlett en La decisi¨®n de John, comedia dram¨¢tica cuyo protagonista (el chico del t¨ªtulo) le espeta un buen d¨ªa a su novio que entre ellos hay un abismo y que quiz¨¢ sea hora de poner tierra de por medio. Reci¨¦n separados, John, que jam¨¢s hab¨ªa prestado atenci¨®n al vuelo de una falda, conoce a una joven y descubre que con ella le va mucho mejor dentro y fuera de la cama. A su lado se le abren perspectivas vitales in¨¦ditas: "Es m¨¢s aut¨¦ntica que t¨²", le dice a su ex novio.

El primer acto de La decisi¨®n de John plantea varios cara a cara entre la pareja masculina, necesarios para ponernos en antecedentes, pero sin punta dram¨¢tica. En el segundo, John encuentra a esa joven, descubre que el sexo entre dispares es algo m¨¢s que la sucesi¨®n de comportamientos estereotipados que ¨¦l supon¨ªa y empieza a preguntarse si no habr¨¢ vivido errado respecto a la naturaleza de sus deseos. Si por ¨¦l fuera, cambiar¨ªa. Pero, ?qui¨¦n es ¨¦l realmente? ?El chico que inclina la cabeza cuando su novio le trata como a un ni?o o ese adulto a qui¨¦n ella respeta?

Sus int¨¦rpretes act¨²an a cuerpo desnudo, sin 'atrezzo'

John, como el Gurdul¨² italocalviniano, es una caja de resonancia en la que otros tocan su melod¨ªa, un mar de dudas irresolubles que estallan en un tercer acto divertid¨ªsimo, durante una cena triangular reveladora. De su decisi¨®n pueden extraerse ense?anzas diversas y hacerse lecturas punzantes y dial¨¦cticas. A trav¨¦s de este hombre llevado por la corriente, Bartlett nos muestra como a menudo la presi¨®n del grupo, la familia o la situaci¨®n social deciden nuestras preferencias sexuales, cualesquiera que sean. No hay gen¨¦tica que valga: en otras circunstancias podr¨ªamos haber elegido otro camino.

A la vista de lo que dicen sus dos amores y ¨¦l mismo, la decisi¨®n que John acaba tomando no es la mejor, sino la m¨¢s c¨®moda: hacer lo contrario le supondr¨ªa enfrentarse a sus miedos, ser asertivo como nunca lo fue y dar la batalla. Lo bueno es que, durante esa cena, toma la palabra por vez primera en su vida para decir lo que siente, aunque no sea consecuente con ello.

Esta puesta en escena circular, dirigida por Dennis Rafter, es pura acci¨®n verbal: sus int¨¦rpretes act¨²an a cuerpo desnudo, sin atrezzo, como pide el autor en su acotaci¨®n inicial. Tambi¨¦n es idea de Bartlett que el p¨²blico rodee el escenario, pero recomiendo la perspectiva frontal: desde atr¨¢s vemos demasiado tiempo el cogote de los actores. Isabel S¨¢nchez le presta una verdad intensa a esa joven franca, Gabriel Moreno encarna con elegancia al novio resabiado y resistente, Jos¨¦ Vicente Moir¨®n, agarrado al arquetipo de joven apocado, da su mejor medida cuando tiene que salir por alto, y Javier Magari?o, el padre que abraza como sendas banderas la causa de su hijo y el pensamiento pol¨ªticamente correcto, nos deja en la duda de si desea a la chica como ella parece creer.