Guatemala: un, dos, tres
Ciudades coloniales, mercados que emboban, un santo deshonesto o el templo del Gran Jaguar... Y regado todo con mucho ron
Para integrarse de manera presurosa y mundana en la cultura guatemalteca, tres son las premisas imprescindibles. Respondamos sin que tiemble la voz y como le gustaba a Billy Wilder. Uno: tomarse una cerveza Gallo. Dos: probar los muslos crujientes de pollo campero. Tres: beberse, y repetir, una copa de ron Zacapa.
Los tres son asequibles y su presencia es constante y acaparadora. Una vez cumplido el tr¨¢mite, ya se puede decir que usted es medio guatemalteco. A ese sentimiento contribuye la euforia que aporta el ron, cuantos m¨¢s se tome, m¨¢s guatemalteco se sentir¨¢. Es un ron excelente, para saborearlo sin miedo y sin hielo, de los que ayudan a sacar conclusiones brillantes.
Pero vayamos por partes. Tambi¨¦n son tres sus especialidades. Uno: Antigua. Dos: el Lago de Atitl¨¢n. Tres: el parque de Tikal.
Antigua
Nada m¨¢s llegar, Antigua se declara, sin presunciones, como una ciudad colonial para recorrer a pie. Cuida tanto su esencia que los adoquines complican el paseo: conviene olvidar las chanclas y recorrerla con buen calzado.
Incluida desde 1979 en la lista del patrimonio mundial de la Unesco, Antigua es extremadamente tur¨ªstica, pero con sobrada justificaci¨®n. Se conserva como una ciudad intocable. Transmite buenas sensaciones en sus plazas, hoteles que parecen museos, iglesias que asoman como reliquias y edificios coloniales, as¨ª como bares de fachada en desuso como el Caf¨¦ Flor, comercios y farmacias (?atenci¨®n a Roca!) de otro tiempo que aportan un punto de experiencia pl¨¢stica a las fotos. Colorista y tranquila, da la sensaci¨®n de ser un pueblo reci¨¦n creado donde todo est¨¢ en su sitio, incluidos los entra?ables puestos de helados La Favorita, tan cremosos.
Entre zumos tropicales con chile y se?ales que anuncian "Alto. Una v¨ªa" ejerciendo de sem¨¢foros, se inicia la ronda de monumentos: en el parque central, en torno a una fuente con esculturas er¨®ticas (y eso s¨ª que es raro), la gente pasa el rato. El parque ejerce de punto de encuentro, y bajo la sombra de sus jacarandas descansan limpiabotas y jugadores de domin¨® a lo cubano. A un lado, porches y comercios; a otro, la catedral, muy reconstruida; y en una esquina, el palacio de los Capitanes, de 1558, con sus arcos inconfundibles.
Atenci¨®n a la calle del Arco de Santa Catalina. Varios restaurantes ofrecen mesa. Para degustar un churrasco chap¨ªn (a los de Guatemala capital se les llama chapines) vale la pena la Posada de Don Rodrigo. Con el postre no hay duda: flan antig¨¹e?o o flan antig¨¹e?o.
Antigua tiene un gran n¨²mero de edificios coloniales restaurados que dan una idea de su reputaci¨®n. Todo ello dominado por la constante presencia del volc¨¢n Pacaya. Acaba siendo tan encantadora que hasta parece previsible.
Lago de Atitl¨¢n
Es muy complicado hallar mercado m¨¢s colorista que el de Solol¨¢ antes de iniciar el descenso al lago. El torrente de colores y de olores es tan intenso, que uno da vueltas embobado, incapaz de comprar nada. Se necesitan varias rotaciones para entender este prodigio de vericuetos, sombrillas enclenques y un raudal de vendedoras sentadas en el suelo y enfundadas en trajes de hilo a cada cual m¨¢s descriptivo. Guarda un punto de misterio: cada mujer viste como se hace en su aldea, y cada aldea tiene su sastre y sus colores, imposibles de descifrar para el forastero.
El lago de Atitl¨¢n es un accidente geogr¨¢fico ¨²nico. Un profundo lago hirviente rodeado de volcanes (Atitl¨¢n, Tolim¨¢n y San Pedro) y de pueblos. Es el m¨¢s profundo en Am¨¦rica Central. Llena una caldera volc¨¢nica formada en una erupci¨®n hace unos 84.000 a?os. Hasta los pueblos se accede en lanchas (se puede negociar precio). Son pueblos curiosos, independientes, llenos de ritos y artesan¨ªa, en los que el viajero puede moverse en tuc tuc (un carricoche entra?able y muy barato). Y en muchos casos no disimulan su rivalidad.
Panajatchel es el m¨¢s tur¨ªstico, no faltan bares ni diversi¨®n. Hay pueblos de pasado jipi que hoy son trincheras de molestos con el mundo. San Marcos, por ejemplo, parece un balneario donde entregarse a un eterno verano del amor. Una de las actividades m¨¢s pintorescas es ir a Santiago en busca de San Sim¨®n (o Maxim¨®n), un sincretismo entre un santo cat¨®lico y una deidad maya. Lo mismo sobrecoge que da risa. Intermediario entre Dios y el mundo, media en cosas buenas y deshonestas: su figura de madera que fuma y bebe ron (no es broma). Viste con traje y muchas corbatas. Igual se le pide dinero que desgracias para enemigos. En torno a su figura se bebe, se fuma, se reza y... se cobra por cada foto, por supuesto.
Tikal
Testigo de un turismo descomunal y de un mercantilismo ausente en el resto del pa¨ªs, Tikal resiste deslumbrando. Esta fascinante ciudad maya merece la pena y todo lo dem¨¢s; responde a las expectativas que genera y satisface a todas las edades. La opci¨®n m¨¢s manejada consiste en visitarla con gu¨ªa. Un acierto para entender la envergadura de este determinante n¨²cleo de la civilizaci¨®n maya, construido entre los a?os 200 y 850.
El templo del Gran Jaguar y el de las M¨¢scaras se miran de frente mientras el turismo asiste embobado a tanta precisi¨®n arquitect¨®nica. La Acr¨®polis Norte acumula pir¨¢mides m¨¢s peque?as, tumbas de los primeros se?ores de Tikal. Y todav¨ªa quedan cuatro templos y un pu?ado de sorpresas...
Conviene alojarse en Flores, una isla de la regi¨®n de Pet¨¦n muy cercana al parque, tranquila de d¨ªa y desmelenada por la noche. Tiene restaurantes y fiestas donde alemanas bailan marimbas con suecos que a su vez chapurrean franc¨¦s con canadienses. Todos ellos se sienten guatemaltecos, muy guatemaltecos. Llevan dentro las tres premisas imprescindibles y, si nos acercamos para preguntar, pese a la euforia, todav¨ªa saben lo que dicen: Uno: cerveza Gallo. Dos: pollo campero. Tres: ron Zacapa.
Si lo viera Billy Wilder...
? Use Lahoz es autor de la novela La estaci¨®n perdida (Alfaguara).
Gu¨ªa
Informaci¨®n
? Turismo de Guatemala (www.visitguatemala.com).
C¨®mo ir
? Vuelos. Iberia (wwww.iberia.es), British Airways (www.britishairways.com) o American Airlines (www.americanairlines.es) vuelan desde Espa?a a Ciudad de Guatemala por unos 1.000 euros.
? Tuareg Viajes (www.tuaregviatges.es) ofrece un programa a medida de 16 d¨ªas desde 2.500 euros (vuelos, coche y alojamiento).
? Ambar (www.ambarviajes.com) viaja por Guatemala y Honduras, 20 d¨ªas, por unos 2.500 euros.
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