Recibiendo golpes
El 'Potro de Vallecas', boxeador en los a?os noventa, est¨¢ decidido a superar los malos tiempos que le llevaron a la droga. Las calamidades no le noquean. Se levanta una y otra vez
Hace unos meses, el artista Omar Jerez present¨® en una galer¨ªa un v¨ªdeo sobre Poli D¨ªaz. Aparece vestido de boxeador y saltando a la comba que sujetan dos hombres con traje negro. A pantallazos, Poli va perdiendo la ropa hasta quedarse en calzoncillos. Se le ve pasado de peso. Los hombres desaparecen casi al final, pero ¨¦l sigue dando peque?os saltitos. Solo.
Poli estuvo buena parte de la presentaci¨®n haciendo bromas. Sent¨ªa curiosidad por lo que hab¨ªa hecho el artista que con tanto empe?o le hab¨ªa pedido su colaboraci¨®n. Los presentes entendieron que el mensaje era que el Potro hab¨ªa sido exprimido por la gente que le rodeaba hasta dejarle desnudo, en sentido metaf¨®rico. Despu¨¦s se hab¨ªa quedado en pa?os menores. Poli, seg¨²n los que estaban all¨ª, no se inmut¨®. No es que ¨¦l no lo entendiese, aclara ahora Eva, su mujer. Es que no le ve sentido art¨ªstico a su vida.
Un hombre que en su buena ¨¦poca gan¨® millones de las antiguas pesetas, hoy llega con dificultad a fin de mes
Apenas tiene v¨ªnculos con el mundo del boxeo. Su pareja, Eva, dice que solo va las veladas cuando le invitan
Policarpio D¨ªaz Ar¨¦valo (Palomares, Almer¨ªa, 1967) dej¨® el boxeo hace 10 a?os. Vive, de nuevo, en el barrio madrile?o de Vallecas. Concretamente, en el bajo de un humilde edificio de cuatro plantas. Dilapidada toda la fortuna que hizo sobre el cuadrilatero, en los ¨²ltimos a?os ha trabajado espor¨¢dicamente de actor, alba?il, jardinero o profesor de boxeo. El caso es que por una cosa o por otra no ha terminado de estabilizarse.
En los a?os noventa, Poli D¨ªaz era un personaje famoso. Sus victorias en el ring, su espontaneidad, le hicieron popular. Hay numerosas fotos suyas de esa ¨¦poca en las que aparece en posici¨®n de guardia, como si esa fuese la marca de la casa. Seg¨²n los que le conocen, esa es la actitud que tiene hoy en d¨ªa con las drogas, una de las razones que le llevaron a caer en desgracia. En su ¨¦poca m¨¢s negra, Poli ten¨ªa instaladas dos tiendas de campa?a en La Rosilla, un poblado chabolista. Una la utilizaba para colocarse y la otra la alquilaba a los yonquis. Con lo que ganaba se costeaba los picos. Todas esas calamidades, sin embargo, no le han noquedado. El Potro se ha levantado una y otra vez.
Recuperado, se anuncia ahora en Internet como profesor de boxeo. Cobra 100 euros la hora. Menos, si el alumno da varias clases por semana o si se trata de un grupo numeroso. Los que le han visto impartirlas aseguran que es un espect¨¢culo de voces e intensidad. Como es ¨¦l. Excesivo en todo, en lo bueno y en lo malo.
Un hombre que en su buena ¨¦poca lleg¨® a ganar millones de las antiguas pesetas, hoy tiene en ocasiones dificultades para llegar a fin de mes. Ha trabajado en las obras de los t¨²neles de Guadarrama o como jardinero en el Ayuntamiento de Navacerrada. Por las tardes le cedieron en ese pueblo un polideportivo donde pod¨ªa ense?ar a golpear el saco. Ten¨ªa alumnos de toda la comarca. Un problema con los cobros o un malentendido con las tarifas, seg¨²n a quien se le pregunte, dio al traste con ese proyecto.
No es el ¨²nico negocio que se le ha frustrado. Y eso que le llegan muchas propuestas de trabajo. Est¨¢ en tr¨¢mites con una editorial y un autor para que hagan un libro sobre su vida. Una productora de cine andaba detr¨¢s de los derechos de su historia. Hace dos a?os, un gimnasio de Talavera de la Reina, el Jocar, lo contrat¨® para dar clases. Iba dos veces por semana pero la idea era que el negocio fuese a m¨¢s y se quedase all¨ª a vivir. Ten¨ªa una veintena de alumnos que pagaban 30 euros al mes. "Insuficiente, para ¨¦l y para m¨ª" , se lamenta el due?o del club, que primero le pagaba un hotel. Acab¨® cedi¨¦ndole una habitaci¨®n en su casa por la falta de beneficios. La relaci¨®n termin¨® cuando uno y otro contaron el dinero y se dieron cuenta de que apenas ganaban 300 euros por cabeza.
Al Potro no le gusta la lectura y es Eva, su mujer, la que lee los peri¨®dicos que hablan de ¨¦l. Eva lo dibuja como un ser sensible, a veces preocupado por el juicio ajeno. No le gusta que le recuerden sus pinitos en el cine porno y que continuamente, cada vez que se hable de ¨¦l se trate el tema de su adicci¨®n a las drogas. "Si meo estoy m¨¢s limpio que t¨²", le espet¨® a un periodista de Marca que le pregunt¨® por el tema.
Sale poco de casa. Dice su mujer que cuando va a comprar el pan tarda media hora en volver porque se enrolla hablando con cualquiera. "?nimo Poli, campe¨®n", le dicen cuando se lo cruzan. Le recuerdan constantemente que fue ocho veces campe¨®n de Europa.
El s¨¢bado pasado reapareci¨® despu¨¦s de mucho tiempo en un programa de la cadena Telecinco. Cobrar¨¢ dentro de 80 d¨ªas por esa participaci¨®n y en un tiempo no podr¨¢ aparecer en otro medio.
Jordi Gonz¨¢lez, el presentador, le dio entrada y el p¨²blico comenz¨® a aplaudir. Poli estaba nervioso. Gonz¨¢lez le invit¨® a sentarse mientras le iba iniciando en la conversaci¨®n. ?l no prestaba atenci¨®n. Miraba fijamente las pantallas donde aparec¨ªa su perro. "Poli, co?o, atiende", le avis¨® un colaborador. Entonces dijo que acababa de salir del hospital y que le hab¨ªan hecho una biopsia. Y m¨¢s cosas: "Nadie me enga?¨®, me enga?¨¦ yo solo". "Quiero quererme yo y que la muerte espere". Habl¨® de temas espinosos. Por ejemplo, de los primeros a?os noventa, cuando, tras perder por primera vez un combate (contra Pernell Whitaker en Norfolk Virginia, Estados Unidos), se inici¨® el declive. Fue detenido en cuatro ocasiones por altercados y agresiones.
Hoy, apenas tiene vinculaci¨®n con el mundo del boxeo. Eva cuenta que no ve las peleas por televisi¨®n y solo va a alguna velada cuando le invitan. Aunque conserva buenos amigos, como el diputado socialista Antonio Carmona. "Cuando me muera y mire por un agujerito, al que estoy seguro que ver¨¦ en mi entierro ser¨¢ al Potro", afirma Carmona. Otro de sus amigos era el escritor Juan Madrid (M¨¢laga, 1947). A mediados de los a?os ochenta, Madrid trabajaba para Cambio 16. Un d¨ªa, el entrenador de boxeadores Elio Guzm¨¢n, El Zorro, le dijo que ten¨ªa que ver a un chico de 15 a?os. "Lo vi y en efecto era incre¨ªblemente r¨¢pido, fuerte. Un atleta. Ten¨ªa 40 pulsaciones por minuto. Me impresion¨®", recuerda el escritor. Desde ese d¨ªa se frecuentaron.
Su ¨²ltima pelea como profesional la libr¨® hace 10 a?os, en el pabell¨®n municipal Joan Creu, en Ripollet. A?os despu¨¦s recibi¨® un homenaje en ese mismo lugar. Comenzaron a mostrar im¨¢genes de sus combates en un videomarcador. Eva, su pareja, asegura que era la primera vez que Poli miraba con atenci¨®n una de sus propias peleas y se ve¨ªa en el ring. Nunca lo hab¨ªa hecho antes. "Le pregunt¨¦ el por qu¨¦ y me dijo que ¨¦l peleaba y ya est¨¢. No le daba m¨¢s vueltas al asunto".
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