Almorzando con Kissinger
Para algunos, Henry Kissinger es un criminal de guerra. Otros le dieron el premio Nobel de la Paz. Para algunos, es un equivocado cr¨®nico, y para otros, uno de los estrategas m¨¢s l¨²cidos del siglo XX. Tuvo que ver con la tragedia de la guerra de Vietnam y con la normalizaci¨®n de las relaciones entre China y Estados Unidos. Y con decenas de decisiones que moldean el mundo de hoy. En estos d¨ªas anda promoviendo vigorosamente su m¨¢s reciente libro sobre China, el cual, como todos los que ha publicado, ya es un bestseller mundial. A pesar de ello, Kissinger dedica tiempo y energ¨ªas a dar charlas, entrevistas y participar en almuerzos y tertulias alrededor del mundo para hablar de su libro. Vale la pena destacar que hace un par de semanas cumpli¨® 88 a?os.
Sin una buena relaci¨®n entre China y EE UU, la civilizaci¨®n, tal como la hemos conocido, peligra
Su agilidad mental es sorprendente y en las conversaciones con ¨¦l emerge con nitidez su c¨¢ustico sentido del humor, que utiliza para defenderse de los muchos y muy feroces cr¨ªticos que tiene. Es muy consciente de que, por m¨¢s que lo intente corregir, su legado hist¨®rico incluir¨¢ interpretaciones que ¨¦l considera injustas -como, por ejemplo, que fue demasiado tolerante con las violaciones de los derechos humanos por parte de los dictadores con los que le toc¨® negociar-. No acepta esta cr¨ªtica y cita un caso: "Ahora que se han publicado las transcripciones, se puede ver que en mi primera reuni¨®n con Zhu en Lai, en Pek¨ªn, y antes de hablar de otros temas, le manifest¨¦ nuestra profunda preocupaci¨®n por la cuesti¨®n de los derechos humanos en China y la necesidad de hacer algo al respecto, y que el asunto deb¨ªa estar en nuestra agenda. Lo plante¨¦ a pesar de que yo sab¨ªa que esta condici¨®n le llegar¨ªa inmediatamente a Mao y que podr¨ªa acabar con las negociaciones".
Hoy, cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, la preocupaci¨®n central de Kissinger es, de nuevo, la relaci¨®n entre China y Estados Unidos. Seg¨²n ¨¦l, esta relaci¨®n definir¨¢ el orden mundial que se est¨¢ conformando en este siglo. Una de las sorpresas es la importancia que Kissinger, icono de la realpolitik y del peso que tiene el poder en las relaciones internacionales, ahora le da a la cultura. Kissinger enfatiza los profundos y sutiles factores culturales que llevan a EE UU y China a interpretar de manera muy diferente los mismos eventos. Dice que su experiencia le ha ense?ado que estas lecturas distintas afectan a las decisiones tanto o m¨¢s que el c¨¢lculo que cada pa¨ªs hace acerca del poder del otro. Para ilustrarlo comenta, sonriendo ir¨®nicamente, que mientras la cultura estadounidense parte de la premisa de que todo problema tiene soluci¨®n y que esta puede alcanzarse en un tiempo finito, en la cultura China una soluci¨®n "no es m¨¢s que el ticket de admisi¨®n para una nueva serie de problemas".
Estas brechas culturales tienen implicaciones, por ejemplo, en la manera en la que algunos interpretan el ascenso de China y lo que supone para su conducta internacional. "Los chinos no piensan en su pa¨ªs como 'una potencia en ascenso", dice Kissinger. "Durante 18 de los ¨²ltimos 20 siglos, China ha sido la potencia dominante en su regi¨®n", a?ade, insistiendo en que esta percepci¨®n del tiempo hist¨®rico influye sobre las decisiones que hoy se toman en Pek¨ªn.
"Yo no acepto la idea que China es un pa¨ªs inherentemente agresivo cuya expansi¨®n ser¨¢ por la fuerza. Hist¨®ricamente, ha aumentado su influencia internacional casi por ¨®smosis, a trav¨¦s de la expansi¨®n cultural, y no como lo hac¨ªan las potencias europeas, con invasiones y el uso de la fuerza bruta".
Parad¨®jicamente, y a pesar de esto, Kissinger est¨¢ muy preocupado. "He estudiado este tema toda mi vida y estoy convencido que sin una buena relaci¨®n entre China y EE UU la civilizaci¨®n tal como la hemos conocido hasta ahora peligra. Le debemos a nuestras sociedades el m¨¢s serio de los esfuerzos por lograr una relaci¨®n arm¨®nica entre estos dos pa¨ªses, y esto no se va a lograr sin que haya en ambos una visi¨®n compartida de los problemas y de c¨®mo afrontarlos en conjunto". Para esto Kissinger propone la creaci¨®n de una "comunidad del Pac¨ªfico" parecida a la comunidad transatl¨¢ntica, cuyo prop¨®sito ser¨ªa garantizar la seguridad y la estabilidad mediante el respeto mutuo, la colaboraci¨®n y la inclusi¨®n. Ojal¨¢ se logre.
En todo caso, me es dif¨ªcil pensar sobre todo esto sin tener en mente una cita de Sun Tzu en El arte de la guerra que Kissinger incluye en su libro: "La excelencia final no reside en ganar cada batalla, sino en derrotar al enemigo sin jam¨¢s luchar".
Es obvio que este viejo luchador ya no quiere ganar por la fuerza.
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