De Piero della Francesca a Berlusconi
El populismo 'kitsch' del pabell¨®n de Italia divide la Bienal de Venecia - Los 260 artistas, consagrados y an¨®nimos, fueron elegidos por 200 personalidades
El arte no es 'cosa nostra'. Este es el provocador t¨ªtulo de la masiva exposici¨®n. Hay m¨¢s de 260 artistas y muchos de ellos son an¨®nimos. Autor de la selecci¨®n: el cr¨ªtico Vittorio Sgarbi, amigo y defensor a ultranza de Silvio Berlusconi, personaje bufo y tertuliano asiduo en televisi¨®n. Su propuesta para festejar los 150 a?os de la unidad del pa¨ªs en la 54? Bienal de Venecia ha dividido en dos a cr¨ªticos y visitantes. Para unos, es un bazar feo, populista y kitsch. Puro berlusconismo art¨ªstico. Para Sgarbi y sus seguidores, se trata de una radical transgresi¨®n de los prejuicios elitistas del arte actual.
El pabell¨®n italiano, situado en el Arsenale, es una informe acumulaci¨®n de piezas, fotos, pinturas e instalaciones. La arquitecta Benedetta Tagliabue ha llenado el espacio con la bul¨ªmica botica reunida por Sgarbi, en la que cabe todo y lo contrario de todo. Hay retratos del propio cr¨ªtico y de Berlusconi junto a una pieza de Piero della Francesca; un cuadro de un perrito con zapatos rosa, pinturas na?f (unas voluntarias y otras sin querer); piezas de consagrados cono Kounellis o Pirelli, recortes de entrevistas con artistas, como Maurizio Cattelan, que se han negado a participar... Y en el jard¨ªn, una estrella porno, Vittoria Risi, exhibe su silicona sentada en una silla de poliuretano firmada por Gaetano Pesce.
La muestra acoge tanto a Kounellis como a la actriz porno Vittoria Risi
El criterio de selecci¨®n ideado por Sgarbi ha consistido en pedir a cerca de 200 intelectuales, amigos, periodistas y autores que eligieran un artista o una pieza que les gustara. El resultado ha recibido cr¨ªticas feroces: "Un circo donde en vez de animales hay artistas", "una feria de pueblo", "nombres valiosos junto a diletantes", "enorme mermelada visual", "dep¨®sito de inmundicia".
El comisario, nombrado por el Ministerio de Bienes Culturales cuando lo dirig¨ªa Sandro Bondi, dimitido a ra¨ªz de los desastres de Pompeya, dice que ha renunciado a su papel como una toma de postura pol¨ªtica. Su intenci¨®n era sacar al arte contempor¨¢neo de "los prejuicios y el pensamiento ¨²nico" que imponen comisarios y galeristas. Salvarlo del influjo comercial de firmas como Prada o Trussardi, culpables seg¨²n la derecha berlusconiana de haber creado un "canon elitista y radical chic".
Sgarbi ha atacado a "los sedicentes cr¨ªticos que juzgan sin ver" y a los que "inventan obras-marca para comercializarlas". "Hoy parece que la directora de Vogue sea Vasari", ha afirmado, antes de atacar a Anish Kapoor y a Julian Schnabel: "Palladio vale por 1.800 kapoor, y el artista llamado Schnabel, que se pasea en pijama, ha colocado un aborto en el Sansovino". Con gente como Achille Bonito Oliva, ha a?adido, "el arte se ha convertido en un sanatorio separado del mundo, al cual solo acceden los m¨¦dicos y parientes de los enfermos, y solo de forma accidental reciben visitas de personas sanas".
Seg¨²n el editor de libros de arte Paolo von Vacano, "la exposici¨®n es un oprobio, un horror que marca el nivel m¨¢s bajo de la historia de la Bienal". La idea de partida, a?ade, "es discutible y quiz¨¢ interesante, pero ha sido ejecutada de forma penosa. La muestra es una especie de Frankenstein, una mezcla de artistas buenos, malos y regulares que refleja el vac¨ªo pol¨ªtico y cultural creado por 20 a?os de berlusconismo. Toda ¨¦tica y moral ha sido arrasada, como en el peronismo. Vale todo. Destruir Pompeya, malvender el Coliseo a Tod's o dar un premio especial en Venecia a una actriz porno checa amiga del jefe. Es la antipol¨ªtica de Berlusconi, pero desde el arte. Por fortuna, el r¨¦gimen se est¨¢ hundiendo a los ojos de todos. Entre otras cosas, porque Berlusconi y Sgarbi no saben lo que es Internet".
No todo el mundo, sin embargo, est¨¢ en contra. El centenario Gillo Dorfles ha escrito en Il Corriere della Sera que Sgarbi ha tenido el m¨¦rito de potenciar el pabell¨®n italiano, y ha definido como "positivo" su empe?o de "implicar a la gente de la cultura en la selecci¨®n de las piezas". Aunque ha matizado que el experimento ha sido "parcialmente fallido porque hay pocas personas que sepan de arte contempor¨¢neo en Italia, y eso supone que muchos artistas y personalidades son del todo ineptos mientras otros son demasiado c¨¦lebres, como Pirelli o Novelli".
La pol¨¦mica, como el r¨¦gimen, parece destinada a durar todav¨ªa unos meses. Sgarbi ha decidido llevar la Bienal a todas las regiones italianas siguiendo el m¨¦todo del Arsenale. Ahora har¨¢ exposiciones de artistas aut¨®ctonos en las principales ciudades del pa¨ªs. Cr¨ªticos, galeristas, artistas y personalidades locales han sugerido 3.500 nombres, y unos 1.500 han llegado a la final del concurso.
Babelia
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