Capillas en la Universidad
La elecci¨®n del profesor Jos¨¦ Carrillo como rector de la Universidad Complutense de Madrid por abrumadora mayor¨ªa en todos los sectores de la comunidad universitaria complutense constituye un motivo de esperanza para quienes defendemos la laicidad de la Universidad espa?ola y, sobre todo, para resolver, de una vez por todas, el problema de la injustificable presencia de capillas en las universidades p¨²blicas. Tras su toma de posesi¨®n, el nuevo rector ha hecho tres afirmaciones a tener en cuenta y tambi¨¦n a matizar: "El problema de fondo de las capillas es la libertad religiosa"; "es necesario un debate, pero no en caliente, sino con sosiego"; "no quiero que se convierta en una guerra contra la religi¨®n, porque no es as¨ª". Yo creo que el problema de fondo, m¨¢s que la libertad religiosa, es la igualdad de todas las religiones, que, tras 33 a?os de vigencia de la actual Constituci¨®n, no se ha logrado ni en la legislaci¨®n ni en la pr¨¢ctica.
En Espa?a no hay igualdad de religiones. La Iglesia cat¨®lica es una privilegiada
Esa justamente es la raz¨®n por la que existen capillas. Por supuesto que el problema de las capillas no debe convertirse en una guerra contra la religi¨®n, pero tampoco contra el laicismo. Y si se mantienen, ser¨ªa en perjuicio del Estado laico. De acuerdo con el debate sosegado al que invita el rector. Precisamente con el deseo de contribuir al mismo, expongo a continuaci¨®n algunas reflexiones sobre la situaci¨®n de las relaciones entre la Iglesia cat¨®lica y el Estado, los cambios a introducirse y la soluci¨®n al problema de las capillas en el ¨¢mbito universitario.
1. En Espa?a todav¨ªa no se ha llevado a cabo la transici¨®n religiosa. Estamos muy lejos de pasar del Estado confesional al Estado laico.
Quedan no pocos restos de nacionalcatolicismo en la propia Constituci¨®n Espa?ola (art. 16.3), en las instituciones del Estado, en la actividad pol¨ªtica y en las instituciones educativas, incluida la Universidad. Contin¨²an vivos, activos y beligerantes los Acuerdos firmados en 1979 entre la Santa Sede y el Estado Espa?ol, que llena de privilegios de todo tipo a la jerarqu¨ªa cat¨®lica, al clero, a los empresarios de la ense?anza cat¨®lica, etc¨¦tera: econ¨®micos, educativos, culturales, e incluso militares (capellanes militares y vicario general castrense con graduaci¨®n y sueldos de los oficiales del Ej¨¦rcito).
2. En Espa?a existe ciertamente libertad religiosa, libertad de creencias e increencias, pero no hay igualdad de todas las religiones ante la ley, ni igualdad de trato a las diferentes opciones ideol¨®gicas no religiosas. La propia Constituci¨®n, en el art¨ªculo 16 antes citado, consagra el principio de inequidad cuando cita expresamente a la Iglesia cat¨®lica y se refiere gen¨¦ricamente a "las dem¨¢s religiones". El principio de neutralidad en materia religiosa, como corresponde a un Estado no confesional, se incumple sistem¨¢ticamente en Espa?a a favor de la Iglesia cat¨®lica.
3. Todos los Gobiernos de la democracia, fueran de derechas, de centro o de izquierdas, han sido rehenes de la Iglesia cat¨®lica, a la que han considerado de facto el cuarto poder del Estado y la han reconocido de una u otra forma como cogobernante y colegisladora.
El Gobierno actual se ha quedado sin agenda propia en casi todos los campos (econ¨®mico, pol¨ªtico, social, etc¨¦tera), y de manera especial en el religioso, al renunciar a revisar los Acuerdos de 1979 y negarse a presentar en el Parlamento la Ley de Libertad Religiosa y de Conciencia para no incomodar al Vaticano y al episcopado espa?ol.
4. La presencia de capillas en las universidades p¨²blicas constituye, a mi juicio, una sacralizaci¨®n del espacio docente laico, un atentado contra la autonom¨ªa universitaria, una muestra del control que sigue ejerciendo la Iglesia cat¨®lica en el terreno de la ciencia y de la docencia, y una censura religiosa del pensamiento cr¨ªtico y libre.
Una Universidad al amparo del sagrario no fomenta precisamente la libertad religiosa del alumnado, profesorado y personal administrativo y de servicios. Por ello considero prioritario suprimir las capillas para que las libertades de conciencia, de expresi¨®n, de investigaci¨®n y de c¨¢tedra puedan desarrollarse. Eso me parece m¨¢s conforme con la respuesta del cient¨ªfico Laplace a Napole¨®n cuando este le pregunt¨® qu¨¦ lugar ocupaba Dios en su sistema del universo: "Sir, no necesito a Dios como hip¨®tesis en mi sistema del universo".
5. Creo que al rector saliente le corresponde una responsabilidad no peque?a en el mantenimiento de las capillas, al haber deso¨ªdo sistem¨¢ticamente las voces de profesores, alumnos y autoridades acad¨¦micas que le ped¨ªan razonadamente la supresi¨®n de dichos espacios sagrados en la universidad que ha regido durante ocho a?os. Tal actitud me parece una contradicci¨®n ideol¨®gica y una incoherencia pol¨ªtica en una persona laica y de izquierdas. En este terreno, la Universidad Carlos III de Madrid me parece un ejemplo a seguir, ya que, durante su casi cuarto de siglo de existencia, nunca ha tenido capillas, y las autoridades acad¨¦micas no han cedido a las numerosas presiones procedentes de las instituciones eclesi¨¢sticas ni de grupos cat¨®licos dentro o fuera de la Universidad.
Juan Jos¨¦ Tamayo es director de la C¨¢tedra de Teolog¨ªa y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Adi¨®s a la cristiandad. La Iglesia cat¨®lica espa?ola en la democracia espa?ola.
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