El sue?o de Feliciano
A un paso de los 30 y en su torneo fetiche, el toledano derriba por primera vez a Roddick
Tras el triunfo (7-6, 7-6 y 6-4 sobre el estadounidense Andy Roddick, el n¨²mero 10 del mundo, en tercera ronda) los dedos describen una cruz sobre la cara quemada; el pu?o golpea el pecho, tambor de la victoria; y la camiseta hace de bandera. Feliciano L¨®pez es hasta ese momento un tenista contenido, hier¨¢tico, de m¨¢rmol el rostro. Es una tarde de primavera iluminando el sue?o del toledano, clasificado para octavos, donde jugar¨¢ contra el vencedor del Monfils-Kubot; enamorado del escenario y ya consciente del tiempo y su guada?a, de los d¨ªas que ya no vuelven y los minutos que para siempre se fueron. El n¨²mero 44 cumple 30 a?os en 2011. Ha jugado m¨¢s citas en Wimbledon de las que le quedan. Ahora o nunca, se dice. El sue?o de Londres no espera, se gana.
El n¨²mero 44 convirti¨® su saque en un jerogl¨ªfico. Logr¨® 28 'aces'
"Y s¨ª, pienso en eso", reconoci¨® Feliciano, el delicioso, como le llaman los anglosajones, tras un partido tan s¨®lido (28 aces, 57 golpes ganadores y 8 errores no forzados) que a Roddick, todo un ex n¨²mero uno, le pareci¨® "incre¨ªble", irreal casi, "impresionante" por su equilibrio y su gran¨ªtica consistencia.
"Cuando empec¨¦ a jugar", continu¨® el espa?ol, "todos se retiraban con 27 o 28 a?os, sobre todo los jugadores cercanos a m¨ª. Veo que tengo suerte de estar en forma, de ser capaz de jugar contra los mejores del mundo. Pienso m¨¢s en estas cosas y en que las oportunidades van a ser menos", a?adi¨®. "Pienso, tambi¨¦n, un poco m¨¢s seg¨²n qu¨¦ cosas. A esta edad se valora m¨¢s todo, se aprende m¨¢s de las derrotas y se disfruta mucho m¨¢s. La experiencia es un grado. Veo las cosas de otra manera".
Roddick, triple finalista en Wimbledon, ven¨ªa de superar una lesi¨®n en el hombro: "En velocidad, en aceleraci¨®n de golpes, ha pegado un poco de baj¨®n", dijo David Ferrer, ganador 6-7, 6-1, 4-6, 6-3 y 6-4 del estadounidense Harrison y deshecho en elogios hacia Feliciano. El toledano tiene la estampa de un personaje de El Greco. Es un tenista de claroscuros. Con un golpe ilumina la pista. Al siguiente, desaparece. No ayer. No en la central. No ante Roddick.
Fue como una faena de Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares, uno de sus toreros preferidos, hecha de clase pura y valor frente al miedo. Desde atr¨¢s, el espa?ol construy¨® los puntos con el rev¨¦s cortado, desplazando al estadounidense, y los remat¨® con su derecha paralela en el hueco abierto. Ese fue su sello de zurdo. Desde arriba, el n¨²mero 44 convirti¨® su saque en un jerogl¨ªfico indescifrable, sin patr¨®n que anunciara por d¨®nde ir¨ªan los tiros ni temores que le maniataran en el segundo servicio. Esa fue la marca de su convencimiento. Desde la red, siempre ense?¨® los dientes. Sonre¨ªa. Mord¨ªa. Tuvo una ma?ana de colmillo afilado dentro de una temporada de incisivos de leche. Esa fue la se?al de un d¨ªa ¨²nico, quiz¨¢s irrepetible para un tenista guadiana como Feliciano.
"Y ahora", se confes¨® luego; "no es bueno pensar m¨¢s all¨¢, no quiero presi¨®n extra. Hace dos a?os jugu¨¦ aqu¨ª los cuartos contra Safin y me pas¨® eso. Perd¨ª y no estuve en el partido que hab¨ªa so?ado desde que nac¨ª: semifinales de Wimbledon, en la central y contra Federer", prosigui¨®. "La presi¨®n de saber que lo ten¨ªa a mano me pudo. Se me dispar¨® la mente y perd¨ª yo el partido".
El toledano cerr¨® ayer dos rachas dolorosas: eran 11 derrotas seguidas contra los 10 mejores y siete partidos perdidos de siete contra Roddick. ?Es Feliciano uno de los cinco mejores sacadores del planeta?, le preguntaron al estadounidense. "Para estar en ese grupo hay que sacar as¨ª durante mucho tiempo", dijo el ex n¨²mero uno. "En este partido, seguro... pero veremos ma?ana".
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