Mancebo, otro que lo gana todo
El corredor de Navaluenga, exiliado desde la Operaci¨®n Puerto, triunfa en Estados Unidos
Hay un ciclista espa?ol que gana todo lo que corre y no se llama Contador.
En lo que va de temporada, ha ganado cuatro carreras por etapas -y la etapa reina en todas ellas: carreras en el desierto, en monta?as perdidas, en Nuevo M¨¦xico o en la California interior, sin apenas espectadores y con decorados m¨ªnimos y artesanales-, ha quedado segundo en una m¨¢s y es el n¨²mero en el r¨¢nking nacional de Estados Unidos, donde no hay prueba en la que todos los corredores se pongan a su rueda para intentar aprovecharse de su esfuerzo. Se llama Francisco Mancebo, tiene 35 a?os y ya era casi una figura en Espa?a -varios top ten en el Tour y maillot blanco de mejor joven en 2000, varios podios en la Vuelta- antes de que su relaci¨®n con Eufemiano Fuentes y su implicaci¨®n en la Operaci¨®n Puerto le cerrara las puertas de todos los equipos de primer nivel. Ahora corre en el Realcyclist.com, un equipo de Utah, en el que est¨¢ tan a gusto que ha renovado por dos a?os m¨¢s. Cobrar¨¢ unos 75.000 d¨®lares al a?o (casi 53.000 euros), m¨¢s algunos billetes de avi¨®n y varias bicis. En su ¨²ltimo gran equipo, el Ag2r, cobr¨® un mill¨®n de euros en 2006.
"Aqu¨ª hay buen nivel en llano, pero en monta?a van m¨¢s flojos", confiesa
Aunque apenas hable ingl¨¦s, lo que limita su exposici¨®n medi¨¢tica, est¨¢ d¨¢ndole vueltas a la idea de irse a vivir a Tucson (Arizona), en el desierto, donde en invierno hace calor y hay buenas carreteras para entrenarse.
Una se?al de su ¨¦xito es un correo electr¨®nico que le envi¨® la semana pasada la USADA (la agencia antidopaje estadounidense), y que empieza as¨ª: "Enhorabuena, tus ¨¦xitos deportivos te hacen ya pertenecer al grupo de deportistas que est¨¢n obligados a informarnos permanentemente de su paradero con vistas a controles fuera de competici¨®n". "Los ¨²nicos problemas que tengo son intestinales", dice Mancebo, "son los que me producen las pastillas de vitaminas, amino¨¢cidos y minerales que tomo, que fastidian m¨¢s el est¨®mago que las inyecciones, que ahora est¨¢n prohibidas".
A Mancebo, evidentemente, no le esperaban aficionados con pancartas en Barajas el mi¨¦rcoles cuando regres¨® a Espa?a desde Toronto -la ¨²ltima carrera que corri¨® y gan¨® fue el Tour de Beauce, en Canad¨¢-, y ni siquiera le esperaba su mujer, Luisa, que deb¨ªa esperar a que salieran los ni?os de la escuela en El Tiemblo (?vila). Mancebo volvi¨® porque hoy, en Castell¨®n, quiere ganar el campeonato de Espa?a, un t¨ªtulo que ya consigui¨® en 2004. "Me escapar¨¦ en la segunda de las tres vueltas", avisa, que no es traidor, "y aunque la meta est¨¢ a 30 kil¨®metros del puerto, creo que algo podr¨¦ hacer".
Es, por supuesto, una t¨¢ctica condenada, de entrada, al fracaso, y es tambi¨¦n un s¨ªntoma de la perseverancia optimista, casi cabezoner¨ªa, del ciclista de Navaluenga, que nunca caer¨¢ v¨ªctima del desaliento sino que seguir¨¢ embistiendo con la cabeza contra cualquier obst¨¢culo hasta derribarlo. "No llego a veces porque cuando voy yo en una fuga nadie quiere colaborar, todos esperan a que me canse", dice Mancebo, quien tambi¨¦n destaca en las contrarreloj y hasta en los peligrosos circuitos urbanos, donde la clave est¨¢ en limar en las curvas. "En Estados Unidos, donde corro contra muchos equipos j¨®venes, hay buen nivel en llano, pero en monta?a van m¨¢s flojos. En cuanto se eleva la carretera, meten el plato grande y suben sentados a molinillo, al estilo Armstrong, y no hacen camino. Ya les digo yo que pongan m¨¢s desarrollo, pero no me hacen caso".
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