La orilla extreme?a
La distribuci¨®n de los 65 esca?os del Parlamento de Extremadura renovado el 22-M -32 para el PP, 30 para el PSOE y 3 tres para IU- da a la coalici¨®n de Cayo Lara la llave del Gobierno. Si sus diputados se abstuvieran, los populares obtendr¨ªan la presidencia; si votaran contra el PP, los socialistas conseguir¨ªan la victoria; si rechazasen a los dos candidatos, provocar¨ªan unas elecciones anticipadas (aunque el presidente en funciones, Fern¨¢ndez Vara, ha descartado esa posibilidad).
Durante la campa?a, IU anunci¨® su prop¨®sito de no favorecer ni por acci¨®n (con el voto) ni por omisi¨®n (con la abstenci¨®n) el acceso del PP a alcald¨ªas y presidencias auton¨®micas. Todav¨ªa pesa el seguimiento por la coalici¨®n en 1995 de la par¨¢bola neoevang¨¦lica de las dos orillas: socialistas y populares -predicaba Anguita- retozan promiscuamente bajo las palmeras en la ribera del r¨ªo opuesta a la habitada austeramente en solitario por IU. La pinza del PP e IU contra el PSOE meti¨® a la coalici¨®n en una crisis de la que todav¨ªa no ha salido. Pero los 28 a?os de permanencia continuada en el Gobierno de los socialistas extreme?os -con la llaneza maleducada de castellano viejo de Rodr¨ªguez Ibarra como presidente durante 24- han dejado cuentas pendientes que una parte de IU desea saldar poniendo vengativamente en marcha la alternancia en el poder.
Extremadura ser¨¢ gobernada por el PP si los diputados de IU se abstienen en la sesi¨®n de investidura
La federaci¨®n extreme?a someti¨® a sus bases la decisi¨®n sobre la investidura del presidente auton¨®mico: el resultado fue favorable a la abstenci¨®n, que se traduce en el apoyo al PP como lista m¨¢s votada. El posterior esfuerzo del coordinador Cayo Lara, que se desplaz¨® a M¨¦rida sin ¨¦xito para conseguir una rectificaci¨®n de la comisi¨®n ejecutiva regional, y el pronunciamiento en id¨¦ntico sentido de la presidencia federal de IU no han modificado el panorama. Habr¨¢ que aguardar a la sesi¨®n de investidura a principios de julio para saber si los tres diputados -de forma un¨¢nime o divididos- prefieren la abstenci¨®n favorable al PP o el voto en contra en beneficio del PSOE.
El conflicto tiene para IU un efecto tan negativo como la entrada de Madrazo en el Gobierno de Ibarretxe en 2001. La alusi¨®n a la autonom¨ªa de las federaciones y a su democracia interna se vuelve contra quien la emplea: ?c¨®mo confiar en una coalici¨®n cuyas direcciones regionales difieren tan radicalmente entre s¨ª sobre la pol¨ªtica de alianzas? Tampoco sirven de atenuante los rencores por las humillaciones, desprecios y marginaciones sufridas a lo largo del mandato socialista: ?el cacicato de la derecha cura las heridas provocadas por el cacicato de la izquierda? Y el episodio tambi¨¦n proporciona algunas ense?anzas sobre el supuesto condicionamiento mec¨¢nico del presente pol¨ªtico por el pasado: Cayo Lara fue abucheado en M¨¦rida cuando arroj¨® a la cara de los defensores de la abstenci¨®n las sangrientas matanzas perpetradas en 1936 por el Ej¨¦rcito de ?frica en Badajoz.
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