Silencio
No resulta f¨¢cil entender el significado de esta ¨²ltima remodelaci¨®n del Consell. Se pueden analizar edades, trayectorias personales, estructura departamental y mil cosas m¨¢s, pero al final te quedas con la sensaci¨®n de que se escapa lo principal. Y lo principal es una sensaci¨®n extra?a de que Francisco Camps se est¨¢ rodeando de silencio mientras que Valencia est¨¢ m¨¢s ruidosa que nunca.
Despu¨¦s de intentarlo durante dos legislaturas, consigue ahora liquidar los ¨²ltimos vestigios de su herencia zaplanista, una pol¨ªtica que en su momento lo confirm¨® como presidente pero que no respond¨ªa ni a su sensibilidad ni a su ideario. Ya no habr¨¢ m¨¢s reproches ni cr¨ªticas por ese lado. Por otra parte, de los tres amigos que se iniciaron juntos en pol¨ªtica, ilusionados ingenuamente por una Valencia mejor, ya solo queda ¨¦l en el ¨¢mbito valenciano, los otros dos fueron centrifugados hacia otros per¨ªmetros territoriales. Tampoco por ah¨ª tendr¨¢ ya censuras ni reproches por sus estrategias o decisiones. Muchos de los que le acompa?aron durante estas dos legislaturas acaban de desaparecer ahora con la ¨²ltima remodelaci¨®n. Y, durante ese tiempo, alguna que otra figura significativa de instituciones valencianas subi¨® milagrosamente hasta su entorno para evaporarse despu¨¦s sin oportunidad alguna de volver a su origen. Se mire por donde se mire, el silencio est¨¢ rodeando la figura de Francisco Camps. Parafraseando a un viejo escritor, habr¨ªa que decir que nadie, jam¨¢s, vendr¨¢ ya a interponer, entre ¨¦l y sus objetivos, ni aun el grano de arena de un adem¨¢n reprobatorio.
En contraposici¨®n, Valencia arde de calor y ruido. Entre la Noche de San Juan, la F¨®rmula 1, el Corpus y unos deseos irrefrenables de salir, moverse y estar juntos, nos invade una actividad obsesiva sin ma?anas ni noches. Puede que sea para no preocuparse por si llegar¨¢n o no las n¨®minas de este mes, entre otras cosas. Pero debe ser algo m¨¢s, porque la actividad se extiende m¨¢s all¨¢ hasta alcanzar a los movimientos sociales del 15-M, iniciando marchas desde todos los lugares del pa¨ªs y que debatir¨¢n en las plazas sobre pol¨ªtica, econom¨ªa y sociedad mientras en el Congreso se produce el otro debate, que posiblemente tendr¨¢ menos audiencia. Hasta el cambio horario de verano nos permite de nuevo ir a 120 por hora.
Contraponer silencio y ruido produce cierta inquietud. Recuerda otros tiempos en que no sab¨ªamos si encerrarnos en casa o salir huyendo. Puede que el t¨¦rmino medio sea el debate, la discusi¨®n p¨²blica, sin ruidos ni silencios, sobre c¨®mo podemos salir de esta. Aunque la situaci¨®n no es nueva, porque algunos europeos, all¨¢ por 1916, describ¨ªan su panorama social diciendo que se discut¨ªa sin fin, en todo tipo de foros y congresos, acerca de la mejor manera de atracar la puerta de un establo del que la vaca se hab¨ªa fugado ya para siempre.
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