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El Consejo Europeo da un paso atr¨¢s en la pol¨ªtica migratoria al limitar el acuerdo de Schengen
El Consejo Europeo celebrado la pasada semana decidi¨® limitar la aplicaci¨®n de la libertad de circulaci¨®n de las personas, regulada en el acuerdos de Schengen, en los casos en que se produzca una excepcional afluencia de inmigrantes hacia alguno de los pa¨ªses miembros. Los Veintisiete aceptaban as¨ª la iniciativa con la que Sarkozy y Berlusconi consiguieron resolver la tensi¨®n entre sus pa¨ªses ante las revueltas en T¨²nez y Libia. Se trata de una victoria propagand¨ªstica de ambos contra un adversario que no existe: los tunecinos y los libios que llegaron en aquella ocasi¨®n no eran inmigrantes, sino refugiados a quienes Europa cerr¨® ignominiosamente la puerta.
Aunque faltan por concretar detalles relevantes, como determinar si la decisi¨®n de suspender el acuerdos corresponde solo a los Estados o debe participar, adem¨¢s, alguna instancia com¨²n, el acuerdo del Consejo Europeo supone un grave retroceso de uno de los mayores avances de la Uni¨®n. Poco importa que los jefes de Estado y de Gobierno hicieran un c¨ªnico elogio de Schengen y que asegurasen que el mecanismo de suspensi¨®n aprobado ser¨ªa excepcional y transitorio. El retroceso se encuentra en los presupuestos desde los que adoptaron la iniciativa francoitaliana, en impl¨ªcita contradicci¨®n con algunos principios que rigen la construcci¨®n de la Europa unida.
El acuerdo debilita la solidaridad entre los Veintisiete, puesto que, en la pr¨¢ctica, la suspensi¨®n de la libertad de circulaci¨®n solo puede ser decidida por los Estados vecinos del socio europeo que se enfrente al supuesto de una llegada masiva de inmigrantes. Por excepcional y transitoria que sea la suspensi¨®n, abre la puerta a una renacionalizaci¨®n de la pol¨ªtica migratoria de la Uni¨®n, puesto que cada pa¨ªs, en especial los que disponen de fronteras exteriores, corre el riesgo de tener que compon¨¦rselas por s¨ª solo en caso de producirse la hipot¨¦tica llegada masiva de extranjeros.
El Consejo Europeo ha avalado el fondo de la propuesta de Sarkozy y Berlusconi, que no trataba de resolver problemas ligados a la inmigraci¨®n, sino seguir posponiendo un pronunciamiento inequ¨ªvoco de la Uni¨®n sobre el derecho de refugio y asilo. Cuando estallaron las revueltas de T¨²nez y Libia, los Veintisiete no estuvieron a la altura de lo que suced¨ªa. Ahora, los jefes de Estado y de Gobierno han avalado la posici¨®n de Sarkozy y Berlusconi, que trataron de transferir sus responsabilidades a la Uni¨®n y de ocultar un error con otro.
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