Transparencia frente a Fuenteovejuna

Durante los ¨²ltimos d¨ªas los lectores de EL PA?S habr¨¢n podido comprobar que numerosas informaciones, reportajes y entrevistas han salido publicados en el peri¨®dico sin las firmas de sus autores. Ello se debe a la iniciativa de una asamblea de redactores que decidi¨® adoptar dicha actitud como medida de presi¨®n durante las negociaciones del convenio colectivo de la empresa editora del peri¨®dico. Queremos expresar claramente, al margen del desarrollo de dichas negociaciones, que a nuestro juicio dicha postura va contra las normas del ejercicio profesional, al involucrar el contenido del peri¨®dico en un contencioso laboral.

Desde el inicio de EL PA?S se mantuvieron n¨ªtidamente separados el ¨¢mbito profesional del laboral, y por ello los representantes de los periodistas se agrupan en dos organismos distintos, el comit¨¦ profesional y el comit¨¦ de empresa, para, respectivamente, debatir asuntos relativos al ejercicio de la profesi¨®n, y negociar los temas estrictamente laborales con la direcci¨®n del peri¨®dico. Naturalmente, cualquier periodista tiene derecho a no firmar lo que no quiera, y as¨ª se respeta en el Estatuto de la Redacci¨®n de EL PA?S, pero este es un derecho relacionado con la cl¨¢usula de conciencia, y por tanto, individual, y de ninguna manera colectivo. Los contenidos del peri¨®dico, el derecho de veto sobre los originales, el dise?o del producto, las normas a aplicar y la l¨ªnea editorial son responsabilidad exclusiva del director del mismo, seg¨²n el Estatuto de la Redacci¨®n. Este regula los derechos y deberes profesionales de los periodistas, la direcci¨®n y la propiedad del medio, y fue aprobado en junta general de accionistas. De ning¨²n modo puede alterarse su contenido de modo unilateral sin modificar las bases de este pacto que regula el equilibrio de las tres partes.

No firmar los textos es una falta de respeto al lector al primar un asunto laboral sobre lo profesional

Nos parece una grave falta de respeto a los lectores manipular la presentaci¨®n de trabajos que por su estilo y su propia naturaleza encierran valoraciones, opiniones, comentarios y an¨¢lisis de quien los hace y, sin embargo, no los firma.

Ni el peri¨®dico comparte necesariamente esos puntos de vista ahora an¨®nimos (que aparecen bajo la referencia de EL PA?S, sin que lo sean), ni el lector puede hacerse una cabal idea respecto al significado de los mismos, habida cuenta que desconoce su autor¨ªa. La transparencia es una exigencia indeclinable de un periodismo digno, responsable y de calidad, que no puede refugiarse tras la protesta opaca del Fuenteovejuna de turno. Cada discusi¨®n, a su ¨¢mbito: ocultar la autor¨ªa de una cr¨®nica, una entrevista o reportaje, en virtud de una decisi¨®n colectiva que nada tiene que ver con el contenido de dichos trabajos, atenta contra la deontolog¨ªa y el buen hacer profesional, y da?a la relaci¨®n normal con los lectores.

Desde la fundaci¨®n de EL PA?S nos hemos esforzado por hacer valer unos principios cuya quiebra nos parece de una gravedad sin precedentes, y una marcha atr¨¢s en la forma de hacer de la Redacci¨®n. Quienes hemos dirigido EL PA?S durante sus 35 a?os de existencia pedimos disculpas a nuestros lectores por lo que constituye una falta de consideraci¨®n a sus derechos. Por lo mismo, creemos que hay que tomar las medidas necesarias para recuperar el cr¨¦dito perdido y que nadie siga afectando a la calidad de EL PA?S y a su relaci¨®n con sus lectores de modo tan irresponsable. Resu¨¦lvanse los problemas laborales en el terreno laboral y los profesionales en el suyo propio, sin tomar de rehenes a los lectores, que son en ¨²ltima instancia aquellos para los que todos debemos trabajar.