La f¨¢bula de 'Espa?ist¨¢n'
El v¨ªdeo y el c¨®mic Espa?ist¨¢n del joven ilustrador Aleix Sal¨® han tenido un ¨¦xito brutal en las redes. Y entre los seguidores del Movimiento 15-M. Y tambi¨¦n por parte de los principales dirigentes pol¨ªticos del pa¨ªs. Lo ha visto a trav¨¦s de Youtube en La Moncloa Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y, en sus despachos, los vicepresidentes Alfredo P¨¦rez Rubalcaba y Elena Salgado, pero tambi¨¦n el responsable econ¨®mico del PP, Crist¨®bal Montoro. A unos les ha hecho m¨¢s gracia que a otros. Y ayer, con tanto pladur en nuestro mercado pol¨ªtico, se col¨® por las rendijas del debate en el Congreso. La tira c¨®mica tiene un punto divertido pero tambi¨¦n muy demag¨®gico, a lo Michael Moore. Es una caricatura de nuestro inmediato pasado, de 1996 a 2007, el que hemos vivido enso?ados con el burbuj¨®n inmobiliario, creyendo normal la construcci¨®n anual de 800.000 viviendas en nuestro territorio, m¨¢s que todas las que se levantaban al mismo tiempo en Francia, Italia y Alemania.
Cuando se le pregunta a Montoro en privado por ese v¨ªdeo, replica molesto. No se siente aludido. No asume la reforma de la Ley del Suelo del 13 de abril de 1998 aprobada por el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y que catalog¨® todo el terreno como urbanizable. Dice que esa acusaci¨®n es falsa. Lo que s¨ª es verdad es que el Ejecutivo de Zapatero tard¨® hasta 2007 en revisar esa norma. El propio presidente tuvo que admitir ayer, durante la refriega con Rajoy, ya en el cara a cara, que ahora se arrepiente de no haber pinchado antes esa farsa de nuevos ricos especuladores. Durante esos a?os de crecimiento sin freno, ¨¦l tambi¨¦n mir¨® para otro lado. Ayer le rog¨® a Rajoy por una reflexi¨®n intelectual y colectiva para corregir ese rumbo. Demasiado tarde.
Rajoy ayer no estaba para esas profundidades. Estaba solo para probarse su traje nuevo de futuro presidente del Gobierno. No es que se haya tomado las medidas, es que lo conserva embalado en formol. Hace tiempo que se reserv¨® su futuro pol¨ªtico a una ¨²nica bala: elecciones, ya, urgentes, sin Zapatero, sin rival. ?Para qu¨¦? Para gobernar ¨¦l, el PP. ?Con qu¨¦ objetivo? Sigue sin saberse. Zapatero y el PSOE insisten en exigirle concreciones, propuestas. No las tendr¨¢n. Y tiene su l¨®gica. Avanzar medidas no le acarrear¨¢ a Rajoy nada bueno. No necesita correr ese riesgo. Piensa que no le hace falta. Y puede que hasta tenga raz¨®n. Porque ayer, en una de las pocas ideas que se le escap¨®, abog¨® por retornar al modelo de ¨¦xito del Gobierno con el que Aznar lleg¨® al poder en 1996 para recuperar la confianza en el pa¨ªs y le regal¨® a Zapatero una metralleta. ?C¨®mo?
Zapatero no cej¨® y le apret¨® un poco m¨¢s: "Usted huye de explicar la productividad espa?ola entre 1996 y 2004, el endeudamiento desmesurado de las familias. Ser¨ªa un grav¨ªsimo error volver a aquella senda. Eso no volver¨¢ nunca m¨¢s".
Rajoy, duro e implacable con su rival de estos siete a?os y seis debates de la naci¨®n, el que le derrot¨® dos veces en las urnas contra pron¨®stico, recuper¨® al final el halago que hab¨ªa mutilado de la parte central de su discurso ante la inminente retirada de Zapatero: "Mi respeto a su persona, que sabe que le profeso, y mis mejores deseos para su futuro personal y familiar". Zapatero le devolvi¨® el cumplido: "Personalmente le deseo lo mejor, pol¨ªticamente no puedo".
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