Objetivo: salvar la sanidad p¨²blica
La deuda amenaza el gran pilar del Estado de bienestar y obliga a reinventar el sistema - Sobre la mesa, m¨¢s impuestos, mayor eficiencia y el fin de duplicidades in¨²tiles de la Espa?a auton¨®mica
La sanidad p¨²blica, accesible y de calidad, es uno de los mejores indicadores del Estado de bienestar espa?ol. Su cobertura casi universal y los buenos resultados hacen que esos elogios no se queden solo en el papel: es tambi¨¦n uno de los servicios mejor valorados por los ciudadanos. La realidad de las cuentas, sin embargo, ofrece una imagen distinta; la de una sanidad p¨²blica con una deuda que los expertos cifran en unos 11.000 millones de euros. Es un d¨¦ficit cr¨®nico que las autonom¨ªas -responsables de su gesti¨®n- tratan de atajar. Una inyecci¨®n de fondos que solventase ese agujero (algo que se ha hecho otras veces) es pr¨¢cticamente inviable en esta ¨¦poca de estrecheces, con lo que el margen de maniobra es escaso a corto plazo. Los gestores est¨¢n aplicando medidas de ahorro y recortes, pero sin un cambio de concepto y una mejora de la eficiencia pueden ponen en riesgo la calidad de un sistema de prestigio internacional. Ayer mismo, PSOE y CiU acordaron "definir criterios que permitan una mayor transparencia y ahorro" en la sanidad. Los socialistas se mostraron dispuestos a llegar a un acuerdo con los nacionalistas catalanes en esta materia.
El presupuesto del Gobierno central para salud debe ser finalista
El ahorro y los recortes no pueden poner en riesgo la calidad del servicio
El ministerio cree que el copago es arriesgado y no es rentable
Felipe Gonz¨¢lez propone eliminar las Diputaciones en favor de la sanidad
Espa?a dedica a la sanidad unos 63.700 millones de euros, el 6,1% del PIB. Una cifra por debajo de la que asignan pa¨ªses como Alemania, Francia o Italia, y tambi¨¦n menor que la media de la OCDE. La asistencia espa?ola es, adem¨¢s, m¨¢s barata que la media. Con 1.816 euros por habitante (1.266 si se toma solo el gasto sanitario para la p¨²blica) ofrece una atenci¨®n integral. Con esa perspectiva es chocante hablar de meter el bistur¨ª en ese cap¨ªtulo. Algo m¨¢s rid¨ªculo a¨²n si el veredicto de los expertos est¨¢ claro: el problema de la sanidad y su deuda es que no se le dedica suficiente dinero. Se presupuesta por debajo de lo que se va a gastar. La soluci¨®n, pues, pasa por buscar m¨¢s fondos o emplear mejor los que ya se tienen. O ambas.
Aumentar los impuestos y dedicar esa parte solo a sanidad; que lo gravado a elementos como el tabaco o el alcohol se asignen al sistema de salud; racionalizar el gasto farmac¨¦utico, tecnol¨®gico y hospitalario... Los expertos hablan de un amplio abanico de medidas. La sanidad p¨²blica a¨²n puede salvarse, pero hace falta un empuj¨®n. Y visi¨®n a largo plazo.
"La cuesti¨®n clave no es si los sistemas p¨²blicos de salud son sostenibles para la sociedad, sino si hay alguna sociedad democr¨¢tica hoy en d¨ªa que se pueda permitir no tener un buen sistema p¨²blico de salud", apunta Jos¨¦ Manuel Freire, experto de la Escuela Nacional de Sanidad.
Jos¨¦ Mart¨ªnez Olmos, secretario general de Sanidad, tiene la respuesta clara: pese a sus deudas, la sanidad p¨²blica es perfectamente sostenible. "Tiene un coste que el pa¨ªs se puede permitir asumir, sobre todo con los indicadores de salud que tenemos, que en algunas ¨¢reas nos sit¨²an entre los primeros pa¨ªses del mundo", dice.
La responsable de Pol¨ªtica Sanitaria del Partido Popular, Ana Pastor, no opina lo mismo. No quita hierro a la deuda y considera que es uno de los factores que, si no se corrige, aboca al sistema hacia un abismo. "Hay que hacer frente a una deuda acumulada de 15.000 millones de euros. Si no se hace y si no se garantiza una pol¨ªtica sanitaria fuerte que genere empleo y riqueza el sistema sanitario no es viable. No es sostenible. Debemos poner en marcha, y pronto, grandes reformas", opina.
Mart¨ªnez Olmos no esconde que el sistema tiene un agujero, pero se resiste a dar n¨²meros. "La sanidad siempre ha tenido deuda. Las comunidades, tradicionalmente, han tenido d¨¦ficit en esto, el problema es que hay que lograr que el sistema tenga financiaci¨®n suficiente para evitar esas situaciones", dice. Una opini¨®n que comparte el portavoz de Izquierda Unida en el Congreso, Gaspar Llamazares, que niega tajantemente que, incluso computando el d¨¦ficit -las comunidades deben solo en f¨¢rmacos y tecnolog¨ªa hospitalaria 9.400 millones de euros-, la sanidad est¨¦ en riesgo.
El men¨² para acabar con esa infrafinanciaci¨®n es amplio, pero las claves son simples, seg¨²n los expertos: medidas eficientes de ahorro y mejor distribuci¨®n del gasto; y dedicar a la sanidad ingresos adicionales.
Gobierno y comunidades han trabajado fundamentalmente en la primera f¨®rmula, encaminada, sobre todo, a recortar el gasto farmac¨¦utico y de productos sanitarios. Con las recientes medidas, las Administraciones han ahorrado 1.275 millones, seg¨²n Sanidad. Una cantidad a la que hay que sumar otros 1.384 millones, derivados del recorte en gastos de personal -se redujo el sueldo a m¨¦dicos y enfermeras un 5%, igual que al resto de empleados p¨²blicos-. Ambas acciones suman 2.500 millones de ahorro que parecen una bonita cifra, pero que representan solo el 5% del gasto sanitario.
A pesar de que el ahorro principal se ha logrado metiendo la tijera en el gasto en farmacia, Marciano S¨¢nchez-Bayle, uno de los responsables de la Federaci¨®n de Asociaciones en Defensa de la Sanidad P¨²blica, sostiene que es precisamente en ese punto donde se puede seguir recortando. "Espa?a es uno de los cuatro pa¨ªses que encabezan la lista del gasto farmac¨¦utico de la OCDE. Si con el impulso de los gen¨¦ricos o de controlar los fondos dedicados al marketing se redujera el gasto al promedio de esos pa¨ªses, se ahorrar¨ªan 5.000 millones de euros", dice.
Pero los recortes no han ido solo por ese lado. Comunidades como Andaluc¨ªa o Galicia aplican desde hace un a?o la receta m¨¢s b¨¢sica para cuadrar las cuentas: no cubrir sustituciones ni bajas. Algo que tambi¨¦n hace Catalu?a. Sus hospitales ya lo han notado. La reducci¨®n de personal y servicios ha obligado a algunos a cerrar plantas y quir¨®fanos. El Gobierno de Artur Mas (CiU) ha anunciado m¨¢s estrecheces: recortar¨¢ un 7% el presupuesto para sanidad, y los extranjeros no comunitarios que quieran usar los hospitales catalanes tendr¨¢n que llevar seis meses empadronados en esa regi¨®n. Una pol¨¦mica medida que, seg¨²n los expertos, vulnera la ley de extranjer¨ªa.
Llamazares, m¨¦dico y presidente de la comisi¨®n de Sanidad del Congreso, cree que las pol¨ªticas dirigidas a atajar el gasto en medicamentos y tecnolog¨ªa sanitaria son importantes, pero m¨¢s all¨¢ de esa porci¨®n de la tarta, afirma que hay claros m¨¢rgenes de ineficiencia en el sistema que deben corregirse y que reportar¨ªan un ahorro clave. "Las enfermedades laborales no siempre son reconocidas como tal y sus costes los est¨¢ pagando la sanidad p¨²blica en lugar de las mutuas", asegura.
Mart¨ªnez Olmos reconoce ese fallo. "Se deber¨ªan gestionar mejor los accidentes deportivos o los ocurridos en los hogares, que muchas veces a pesar de tener seguro, los est¨¢n cubriendo los servicios de salud. Ocurre lo mismo con las enfermedades laborales. Esto puede mejorar. Hay que asegurarse de que se cobra a quien est¨¢ obligado a pagar, no al ciudadano", esgrime. Si las mutuas pagaran lo que deben por las enfermedades laborales, asegura Llamazares, esto supondr¨ªa una descarga de unos 5.000 millones de euros para el sistema de salud.
En esa l¨ªnea de primar la eficiencia, Manel Peiro, experto en Organizaciones Sanitarias de la Escuela de Negocios Esade, propone evaluar las prestaciones sanitarias. "De esta forma, podemos ver qu¨¦ funciona y qu¨¦ no. Y a partir de ah¨ª empezar a hablar. Es dif¨ªcil y duro hablar de un recorte de prestaciones, pero habr¨¢ que vigilar, porque las que hay son necesarias y competentes", dice.
Nadie discute que hay que ahorrar y ser m¨¢s eficiente. La duda es c¨®mo hacerlo bien. Y sobre todo sin que repercuta en la calidad del sistema ni en un perjuicio para la ciudadan¨ªa. Por eso asoman tantas dudas cuando se pone sobre la mesa una medida tan antigua como pol¨¦mica: el copago sanitario. Una f¨®rmula que pasa por que los ciudadanos aporten una cantidad al usar los servicios sanitarios. Espa?a es el pa¨ªs de la OCDE en el que m¨¢s se va al m¨¦dico (ocho veces frente a cinco en Reino Unido); un argumento habitual de los partidarios del copago, que aseguran que si no se pone coto, las cifras seguir¨¢n subiendo.
Los ciudadanos son conscientes de que se abusa de la visita al m¨¦dico. La organizaci¨®n del sistema, sin embargo, no ayuda a lo contrario. Muchas consultas se podr¨ªan evitar para los enfermos cr¨®nicos con el desarrollo de la receta electr¨®nica. "El impulso a las consultas de m¨¦dicos de familia, que tuvieran m¨¢s autonom¨ªa en la gesti¨®n y m¨¢s capacidad resolutiva ayudar¨ªa. Evitar¨ªa derivaciones al especialista, pruebas in¨²tiles y visitas innecesarias a urgencias", apunta la coordinadora de Pol¨ªtica Sanitaria del PP. Por no hablar de la necesaria reforma del sistema de bajas, que obliga a alguien que ya sabe que estar¨¢ ausente de su trabajo durante tres meses a renovar y recoger los papeles cada 15 d¨ªas.
Aunque muy debatido, el copago es una medida impopular que los pol¨ªticos temen aceptar abiertamente. Lo han hecho pocos, la mayor¨ªa -como la exconsejera de Sanidad catalana Marina Geli- en el ¨¢mbito auton¨®mico. Y si lo han hecho a nivel estatal -como el que fuera secretario de Estado de Hacienda, Carlos Oca?a- han tenido que recular. "No estamos hablando de copago, sino de repago. Los ciudadanos ya financian la sanidad a trav¨¦s de sus impuestos", declara Llamazares.
Pero la medida, que ya aplican otros pa¨ªses de Europa con diversos resultados, se analiza -FAES, la fundaci¨®n que preside Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, est¨¢ elaborando por encargo de Mariano Rajoy un informe que estudiar¨¢ la viabilidad de la medida- y se ha analizado. ?Los resultados? El secretario general de Sanidad asegura que no son buenos: "No es rentable. Un copago de bajo precio (unos cuatro euros) podr¨ªa generar unos 700 millones de euros al a?o. Eso no es la soluci¨®n para la sostenibilidad del sistema. Y adem¨¢s traer¨ªa problemas porque algunas personas no usar¨ªan los servicios sanitarios por no afrontar el pago, lo que generar¨ªa males que a la larga ser¨ªa m¨¢s caro solventar". As¨ª, el copago no convence, ni como elemento recaudador ni como f¨®rmula disuasoria al abuso.
Del debate que suscita s¨ª surge, sin embargo, la necesidad de remodelar el sistema sanitario para dar respuesta al cambio en la poblaci¨®n, cada vez m¨¢s longeva. "Los servicios deben reorientarse y dejar de estar centrados en la atenci¨®n de enfermos agudos para pasar a centrarse en los cr¨®nicos", argumenta S¨¢nchez-Bayle. Estos pacientes, aunque solo son el 15% del total, ocupan el 80% de las consultas en hospitales y el 15% de las camas en hospitales.
La reforma del sistema, unida a pol¨ªticas de salud p¨²blica encaminadas a evitar enfermedades derivadas del tabaquismo o la obesidad -cuya atenci¨®n representa el 7% del gasto sanitario espa?ol, unos 2.500 millones de euros-, ser¨¢ visible a largo plazo. Pero sin duda ninguna la apuesta m¨¢s eficaz para salvar la sanidad p¨²blica es lanzarle un bal¨®n de ox¨ªgeno en forma de ingresos adicionales. ?Y de d¨®nde sacar presupuesto en una ¨¦poca de contenci¨®n? El secretario general de Sanidad lo tiene muy claro: "Tendr¨ªa que hacerse v¨ªa impuestos con afectaci¨®n finalista, reforzando cualquiera de los que hoy existen, para sustentar la sanidad", afirma.
Una tesis que comparte Llamazares. "Para unos servicios p¨²blicos del siglo XXI necesitamos una fiscalidad del siglo XXI. Se podr¨ªan incrementar los impuestos generales para dirigirlos a la sanidad. Pero tambi¨¦n que se dedicasen a ello aquellos que gravan el tabaco o el alcohol", dice.
Una opci¨®n que no disgustar¨ªa a los ciudadanos. Seg¨²n una encuesta realizada por la Sociedad Espa?ola de M¨¦dicos de Atenci¨®n Primaria Semergen, el 76% de los espa?oles est¨¢n dispuestos a pagar m¨¢s impuestos en el tabaco y el alcohol, siempre que ese dinero a?adido fuera dirigido a sufragar el d¨¦ficit del sistema sanitario.
Esta medida, sin embargo, no ser¨ªa v¨¢lida para la organizaci¨®n actual. Ahora mismo, las comunidades financian la sanidad p¨²blica mediante una cesta recaudada a trav¨¦s de impuestos que les entrega el Estado para pagar los servicios b¨¢sicos (educaci¨®n, sanidad, dependencia...). Sin embargo, es cada autonom¨ªa la que decide qu¨¦ parte de esa cesta dedica a sanidad. Un sistema que la mayor¨ªa de expertos se muestra partidario de modificar. "Que el dinero reservado para sanidad vaya para sanidad. Es necesario que el presupuesto sea finalista", dice Freire. No por casualidad, las comunidades con m¨¢s gasto en este servicio por habitante -como Navarra, La Rioja o Pa¨ªs Vasco- son las que menos deuda tienen con los proveedores.
La receta est¨¢ clara y nadie tiene dudas de que hay que aportar m¨¢s fondos a un sistema que adem¨¢s de velar por el bienestar de los ciudadanos crea riqueza -I+D, formaci¨®n, puestos de trabajo-. Pero incrementar los tributos se hace dif¨ªcil a corto plazo y hay que buscar otras f¨®rmulas para ara?ar presupuesto.
Hace unos d¨ªas, el expresidente del Gobierno Felipe Gonz¨¢lez se mostraba m¨¢s partidario de explorar otras v¨ªas ajenas a los recortes sanitarios: suprimir algunas Diputaciones provinciales y que ese dinero fuera dirigido a incrementar el gasto sanitario en uno o dos puntos. "Tenemos que hacer una pol¨ªtica de ajustes de las cuentas p¨²blicas", dijo en una entrevista a la SER. Su partido, el socialista, tard¨® poco en recoger la idea y plantear la sustituci¨®n de las diputaciones por modelos administrativos m¨¢s reducidos para que los peque?os municipios puedan mancomunar sus servicios. Algo que no parece convencer al Partido Popular.
Lo que est¨¢ claro es que, al margen del debate sobre si es o no sostenible, la sanidad p¨²blica necesita un impulso para conservar su calidad. Y sobre todo precisa un pacto pol¨ªtico com¨²n que la saque de la discusi¨®n pol¨ªtica y de ser el arma arrojadiza de unas Administraciones contra otras. Todas las comunidades, no importa su color, tienen deudas. "Espa?a gasta en sanidad p¨²blica m¨¢s bien poco o, todo lo m¨¢s, lo justo. Sin embargo, estamos pasados en aeropuertos in¨²tiles, en AVES ruinosos, en duplicidades escandalosas de Administraciones, en edificios p¨²blicos injustificables, en ineficiencia burocr¨¢tica. Si hay que ahorrar hay una larga lista antes que la sanidad, la educaci¨®n, los servicios sociales", zanja Jos¨¦ Manuel Freire.
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