"En Sol sent¨ª el olor de la plaza Tahrir"
Un avi¨®n lo dej¨® en El Cairo para vivir desde la plaza de Tahrir, coraz¨®n de las protestas en Egipto, los ¨²ltimos 12 d¨ªas de presidencia de Hosni Mubarak. Y se plant¨® en Sol al d¨ªa siguiente del desalojo policial que acab¨® con el primer campamento de indignados en Madrid. Como si fuera un buscador de revoluciones o como si las revoluciones lo buscaran a ¨¦l. Basel Ramsis, cineasta cairota afincado en Madrid desde hace 13 a?os, suma en pocos meses muchos d¨ªas de plaza. Tras un par de horas de recuerdos, que hacen que los platos vuelvan llenos a la cocina, dice que sinti¨® en Sol el olor y el esp¨ªritu de Tahrir.
No es f¨¢cil imaginar a este chico, que elige cuidadosamente las palabras, que recorre el mundo dando cursos de cine y que entra en un bar de Lavapi¨¦s repartiendo abrazos, encarcelado por motivos pol¨ªticos hasta tres veces en una prisi¨®n egipcia. Objeto de palizas e interrogatorios de horas, como tambi¨¦n sufri¨® su padre, un funcionario "de nueve a una" y escritor y activista a tiempo completo.
El cineasta y activista egipcio vive en Madrid desde hace 13 a?os
Basel mezcla historias de su pasado y de su presente, acompa?ados de numerosas quejas al camarero porque la periodista le hace hablar sin parar y no le deja acabarse su salmorejo. Su lomo al cabrales corre la misma suerte. Pero pese a las quejas, sigue hablando. "Vengo de una familia rara", advierte. Hijo de un comunista de una tradicional familia del sur y de la hija de un respetable cura copto alejandrino, a Ramsis, de 37 a?os, siempre le ha interesado y rodeado la pol¨ªtica. Lleg¨® a Madrid en 1998 despu¨¦s de tres a?os dif¨ªciles en Egipto. Con ganas de olvidar. Su militancia pol¨ªtica no hab¨ªa acabado bien por algunas peleas internas, y aunque se hab¨ªa licenciado en Direcci¨®n de Empresas quer¨ªa estudiar cine. Todo eso sumado a una "relaci¨®n sentimental" -dice con la boca peque?a por miedo a desnudarse demasiado- acab¨® con ¨¦l en Madrid. Sin hablar espa?ol y sin dinero. "No me ha ido mal", reconoce. Y a la vista est¨¢: dirige una peque?a productora, hace cine y la "relaci¨®n sentimental" perdura, aunque eso es un detalle "no publicable" que solo se cuenta antes de retomar r¨¢pido el tema de la pol¨ªtica y las revoluciones.
Aunque muy diferentes en el fondo, Ramsis ve en el 25 de enero egipcio y el 15 de mayo espa?ol semejanzas de forma. Una manifestaci¨®n m¨¢s numerosa de lo previsto, un intento de asentarse en la plaza principal de la ciudad, un desalojo violento y una ocupaci¨®n espont¨¢nea. Todas las tardes, mientras se mantuvo el campamento, el cineasta se acerc¨® a Sol hasta bien entrada la madrugada para participar "como madrile?o, no como egipcio". Ahora es optimista respecto al futuro del Movimiento, aunque muy cauto: "Las plazas son un logro, no una victoria".
Con la tercera cerveza la conversaci¨®n se relaja. Incluso consigue acabarse la tarta de queso. Aguantamos en la terraza aunque llueve. Cosas de fumadores. En media hora le espera una clase de cine documental, justo ahora que se cumplen 10 a?os de su primer trabajo, El otro lado... Un acercamiento a Lavapi¨¦s. Raz¨®n por la que ha elegido este local. "?Qu¨¦ pensabas, que escoger¨ªa un restaurante ¨¢rabe?", pregunta divertido. Ni ¨¢rabe ni caro. Es una cuesti¨®n de principios: "Eso no estar¨ªa bien para hablar de revoluciones".
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