La entidad cultural m¨¢s poderosa e influyente
Su labor de 'lobby' y sus inversiones han creado pol¨¦mica
La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) es mucho m¨¢s que un trending topic permanente en las redes sociales. Se trata del conglomerado privado m¨¢s importante del mundo cultural en Espa?a, tanto por el n¨²mero de socios y los fondos que maneja, como por su poder de influencia.
Como principal entidad de gesti¨®n del pa¨ªs, a gran distancia de las seis restantes, cuenta con 100.000 socios, de los que la mayor¨ªa (el 82,6%) son del mundo de la m¨²sica, seguido del audiovisual (9,1%) y las artes esc¨¦nicas (8,3%). Su misi¨®n principal es recaudar los derechos de las obras de su repertorio y repartirlos entre sus socios. En 2010 se embols¨® 341,2 millones de euros, un 7,7% m¨¢s que en el a?o anterior, rompiendo la racha negativa de los dos ejercicios anteriores en los que los ingresos cayeron como resultado de la crisis econ¨®mica, y reparti¨® entre sus socios 365 millones de euros.
En 2010 reparti¨® 365 millones de euros entre sus 100.000 socios
La red de teatros Arteria es uno de sus proyectos m¨¢s controvertidos
Su principal fuente de ingresos son los derechos procedentes de las televisiones y las radios, que abonaron 152 millones de euros en 2010. Solo las cadenas privadas de televisi¨®n pagaron 87 millones de euros.
En su labor de que no se pierda por el camino ni un euro cada vez que alguien emite o reproduce una obra de sus socios, la SGAE cuenta con una extensa red de delegados e inspectores que suman 450 empleados, repartidos en 14 delegaciones en Espa?a. Tambi¨¦n tiene oficinas en Brasil, Estados Unidos, M¨¦xico, Cuba, Argentina, Jap¨®n y China. Para tener en cuenta los largos tent¨¢culos de la sociedad de gesti¨®n, baste se?alar que solo el a?o pasado recaud¨® derechos de m¨¢s de 800.000 obras.
La SGAE llega a acuerdos generales con radios y televisiones y asociaciones de hosteleros para facilitar la recaudaci¨®n por ese enorme repertorio, pero es implacable cuando alg¨²n peque?o negocio, sea una sala de fiestas, una peluquer¨ªa o un teatro aficionado, intenta saltarse la minuta de los derechos de autor. Sus denuncias por la m¨²sica que ameniza bodas o banquetes, las trifulcas que ha mantenido con ayuntamientos por adaptaciones de obras cl¨¢sicas como Fuenteovejuna, o el cobro de los derechos en conciertos ben¨¦ficos han colaborado a la mala imagen de la sociedad presidida por Teddy Bautista.
El crecimiento en fondos de la SGAE ha ido paralelo a la expansi¨®n, tanto en vertical como horizontal, de su organigrama societario. La SGAE es solo la matriz de una enorme telara?a de sociedades y fundaciones que se entrecruzan entre s¨ª. Las cabezas visibles de este aparato son la Fundaci¨®n Autor, Arteria y la Sociedad Digital de Autores y Editores (SDAE). La Fundaci¨®n aglutina las tareas asistenciales, formativas y promocionales, con un patrimonio de 100 millones de euros. Entre sus participaciones figura el Instituto Complutense de Ciencias Musicales, el Instituto de Derechos de Autor, la Academia de las Artes y las Ciencias de la M¨²sica o el Centro de Investigaci¨®n del Mercado Cultural.
Arteria, la extensa red de teatros amparada por la SGAE, es uno de los proyectos m¨¢s controvertidos. Apuesta personal de Bautista, se ha basado en la compra de locales emblem¨¢ticos como los teatros Lope de Vega o Coliseum, de Madrid, despertando tanto las cr¨ªticas de los empresarios privados como de socios de la propia SGAE, que lo consideran un proyecto especulativo inmobiliario que se aleja de los fines de la sociedad. No en vano sus inversiones superan con creces los 300 millones de euros, y ha ampliado su red al extranjero (Cervantes de M¨¦xico DF y Argentina de Buenos Aires), no exento de conflictos como el del Palacio de los Infantes de Boadilla del Monte. La SDAE, encargada de Internet y nuevas tecnolog¨ªas, es sobre el papel la rama m¨¢s peque?a y deficitaria, pero podr¨ªa ser el eje de la trama que investiga la Audiencia Nacional.
Adem¨¢s de su poder econ¨®mico, la influencia de la SGAE se ha dejado notar en todos los ¨¢mbitos de la pol¨ªtica cultural. Bajo su decisiva presi¨®n de lobby, consigui¨® que el Gobierno sacara adelante el nuevo canon digital en 2008, que grava todo soporte o aparato capaz de almacenar archivos bajo derechos de autor, sea un m¨®vil, un l¨¢piz de memoria o un DVD. Sendas sentencias de la Audiencia Nacional y del Tribunal de Justicia de la UE han declarado nula gran parte de la regulaci¨®n de ese gravamen.
Abanderado de la lucha contra la "pirater¨ªa digital" en los juzgados, ha participado muy activamente dentro de la Coalici¨®n de Creadores en las negociaciones que desembocaron en la llamada ley Sinde, liderada por el Ministerio de Cultura, contra las descargas no autorizadas de archivos protegidos por derechos de autor.
Babelia
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