La Constituci¨®n de Mohamed VI logra un s¨ª masivo
El 70% de los votantes apoyan las reformas del rey de Marruecos
El rey de Marruecos pidi¨® hace dos semanas un "s¨ª" masivo a la nueva Constituci¨®n y los marroqu¨ªes se lo dieron ayer en el refer¨¦ndum. La participaci¨®n super¨® la registrada en cualquiera de las elecciones de los 12 a?os de reinado de Mohamed VI y las papeletas de aprobaci¨®n a la Carta Magna fueron abrumadoramente mayoritarias.
El 72,65% de los 13,1 millones de marroqu¨ªes inscritos en el censo -entre siete y ocho millones de adultos no figuran en ¨¦l- votaron o, seg¨²n indican los medios oficiales, cumplieron con el "deber nacional" empezando por el propio soberano alau¨ª. Y el 98,49% dijeron s¨ª. Mohamed VI vot¨®, por primera vez desde su entronizaci¨®n, en un colegio del acomodado barrio rabat¨ª de Souissi acompa?ado por su hermano el pr¨ªncipe Moulay Rachid.
"Voto porque es un paso adelante; hay que probar si sale bien", dice un joven
Los contestatarios del Movimiento 20 de Febrero dieron la espalda a las urnas
El no a la Ley fundamental tan solo fue del 1,51%, seg¨²n el ministro del Interior, Taieb Charkaoui. El dato no sorprende porque ninguna fuerza pol¨ªtica defend¨ªa esa opci¨®n, mientras que los j¨®venes del Movimiento 20 de febrero, peque?os partidos de izquierdas y una gran corriente islamista preconizaban el boicoteo de las urnas. Charkaoui asegur¨® que pudieron hacer campa?a "con total libertad". Cuando el ministro tom¨® la palabra a¨²n faltaba un 6% de los sufragios por escrutar.
La nueva Ley fundamental, que sustituir¨¢ a aprobada en 1996 durante el reinado de Hassan II, transfiere algunos de los poderes del rey al jefe del Gobierno, pero el monarca conserva buena parte de sus prerrogativas. Sigue siendo el Comendador de los Creyentes, el jefe m¨¢ximo de las Fuerzas Armadas, preside el ¨®rgano que regula la Justicia, nombra a los magistrados y puede destituir a los ministros tras consultar con el jefe del Ejecutivo.
Para lograr esa afluencia, el Ministerio del Interior no ahorr¨® esfuerzos. Sentada, bajo un sol de plomo, en la puerta del Liceo Averroes, en el barrio de Yacoub el Mansour, Fatiha, una septuagenaria, explica que vino a votar porque se lo pidi¨® el mokadem
[agente del Ministerio del Interior que tiene a su cargo una barriada]. "Pero ahora resulta que no puedo hacerlo", se lamenta, "porque no aparece mi tarjeta de elector", un documento requerido junto con el carnet de identidad. A su lado, Amina, tambi¨¦n septuagenaria, asegura mientras se abanica para mitigar el calor sofocante, que acude a votar a Sidi Destour (Se?or Constituci¨®n). "Me han dicho que vale la pena darle nuestro apoyo", a?ade convencida de que es una persona de carne y hueso antes de entrar en la cabina para introducir en el sobre una papeleta.
Ahmed Mansour, joven gerente de una peque?a empresa, insiste, en cambio, en la puerta del colegio Aboubakr Saadik, en el barrio de Mabella, que ha "le¨ªdo dos veces la Constituci¨®n". "Por primera vez en mi vida, voy a votar", revela. "Lo hago porque es un paso adelante, porque contiene m¨¢s aspectos positivos que negativos y porque hay que probar si sale bien".
Mucho m¨¢s convencido estaba el veterano l¨ªder socialista Mohamed el Yazghi, que es ministro de Estado. "Esta Constituci¨®n es la culminaci¨®n de nuestra lucha de m¨¢s de 30 a?os por la democracia", afirm¨® sonriente a la salida del colegio Karrakchou. ?No instaura un sistema a¨²n alejado de las monarqu¨ªas parlamentarias europeas?, le pregunta el periodista. "No vamos a imitar como simios otros modelos", responde. "Tenemos nuestra historia, nuestras especificidades".
El Ministerio del Interior ha controlado, sin interferencias, el desarrollo del refer¨¦ndum, motivo por el cual los j¨®venes contestatarios del Movimiento 20 de Febrero boicotean las urnas en vez de apostar por el no. Sus funcionarios o, si escasean, los del Ministerio de Educaci¨®n, presiden las mesas de los colegios electorales en las que hay adem¨¢s tres representantes de los ciudadanos designados por los mokadem.
El presidente de la mesa 89 del colegio Im¨¢n Chafi, de Douar Haja, una barriada paup¨¦rrima, reconoce sin tapujos que dos de los tres representantes sentados junto a ¨¦l "son analfabetos" y por eso carecen de la lista de electores. Son incapaces de leer los nombres de aquellos que han votado y poner al lado una cruz. Tampoco tomaron parte en el escrutinio, que empez¨® a las siete de la tarde, las ocho de la tarde en la Pen¨ªnsula.
Para ayudar a los analfabetos a votar las papeletas son de color diferente, el s¨ª es blanco y el no es azul. Nadie hace ostentaci¨®n del voto. Todos los electores a los que este corresponsal vio depositar su sufragio en la urna cogieron dos papeletas y entraron en la cabina para introducir una en el sobre. "Cobramos 600 dirhams extras por presidir una mesa", precisa Abdal¨¢, funcionario del Gobierno Civil en el colegio Achbal el Fath de Temara, una ciudad pegada a Rabat. "Los representantes de los ciudadanos cobran 100 menos", se?ala, "y a todos nos traen desayuno y comida".
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