El drama de las telenovelas
Pongamos por caso que Andre¨ªna Arocha, hija de un acaudalado hombre de provincia, se enamora de un tal doctor Rangel. ?l le diagnostica leucemia, se casa con ella y tienen una ni?a. ?l muere en un tr¨¢gico accidente a¨¦reo y la ni?a, odiada por su malvada abuelastra, que planea quedarse con la fortuna de la familia, va a parar a un circo de gitanos. Digamos que la ni?a termina llam¨¢ndose Kassandra y que el culebr¨®n de 150 episodios, que es la historia de su vida, entra en el r¨¦cord Guinness como la telenovela m¨¢s vista en el mundo entero en la d¨¦cada de los noventa, porque hizo llorar por igual a las amas de casa de 182 pa¨ªses, desde Ecuador hasta Kazajist¨¢n.
Fue esta la ¨¦poca en la que la telenovela venezolana era considerada uno de los productos de exportaci¨®n m¨¢s prometedores, tras el petr¨®leo, en este pa¨ªs donde todo lo que se compra y vende es importado. "Mientras los consumidores extranjeros de nuestro petr¨®leo, aluminio, acero o frutas ignoran su origen, los espectadores internacionales de nuestras telenovelas reconocen y aprecian el sello made in Venezuela", dice un viejo documento del Proyecto Venezuela Competitiva, elaborado por el Instituto de Estudios Superiores de Administraci¨®n de Venezuela (IESA) entre 1993 y 1994. Pero en la siguiente d¨¦cada ese sue?o de expansi¨®n se vino abajo, junto a las carreras de miles de actores, guionistas y t¨¦cnicos que depend¨ªan de esta industria.
La telenovela fue considerada una exportaci¨®n prometedora
La revoluci¨®n orden¨® producir culebrones con valores sociales
Grabar una serie de 120 cap¨ªtulos tiene un coste de seis millones de d¨®lares
La primera raz¨®n de esta estrepitosa ca¨ªda es que a la revoluci¨®n no le gustan las telenovelas ni los canales que sol¨ªan producirlas. "Hacen telenovelas para envenenar a nuestros ni?os, para incitarlos al consumo de drogas, al tabaquismo, a la delincuencia. Son estrategias de guerra psicol¨®gica dise?adas por el capitalismo y sus lacayos", ha repetido el presidente Hugo Ch¨¢vez una y mil veces. Pero alertado sobre el arraigo que tienen los culebrones en el pueblo, el presidente-comandante orden¨® a su partido que comenzara a producir novelas con "valores sociales y revolucionarios". En junio de 2004 sali¨® al aire el primer drama socialista, Amores de barrio adentro, y fue un total fracaso de audiencia.
En mayo de 2007, el Gobierno venezolano tambi¨¦n orden¨® el cierre de la emisora Radio Caracas Televisi¨®n (RCTV), junto a Venevisi¨®n, uno de los canales l¨ªderes en la producci¨®n de dram¨¢ticos, el hogar de Kassandra y de Cristal. Y hoy por hoy, los pocos canales privados de televisi¨®n que siguen en se?al abierta no tienen dinero suficiente para pagar una producci¨®n como las de anta?o: grabar una novela de 120 cap¨ªtulos puede costar unos seis millones de d¨®lares.
Con el cierre de RCTV, cientos de actores, guionistas, productores y hasta cantantes quedaron desempleados y comenzaron a buscarse la vida en las pantallas de M¨¦xico y Colombia, o en los mon¨®logos de humor f¨¢cil que se presentan en los pocos teatros de Caracas. Los diarios, las autopistas de la ciudad, est¨¢n llenos ahora de carteles que promocionan sus obras. V¨¦alas antes de que se mueran, se llama uno de estos montajes, que protagonizan cuatro legendarias int¨¦rpretes de temas musicales para telenovelas y que el mes pasado lleg¨® a su ¨²ltima funci¨®n.
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