La caja que no cesa
La salida a Bolsa de Bankia constituye una estaci¨®n m¨¢s en la tortuosa estrategia elegida para la resoluci¨®n de nuestra crisis financiera. Y se han hecho las cosas de tal forma que ahora todo parece depender del ¨¦xito de la OPS de esta entidad, lo que dice mucho de la gesti¨®n de esta crisis donde todo se ha hecho con lentitud desesperante y siempre por detr¨¢s de los acontecimientos. Es este quiz¨¢ buen momento para evaluar qu¨¦ se ha hecho y ad¨®nde vamos.
Nuestras cajas ten¨ªan y tienen un doble problema. Por un lado, tienen en sus activos un notable riesgo inmobiliario, entre hipotecas y pr¨¦stamos a promotores y constructoras. Dado el tama?o de nuestra burbuja inmobiliaria, evaluar el riesgo real de esta cartera es problem¨¢tico porque estamos valorando el precio de dichos activos en unas circunstancias ins¨®litas en nuestra historia econ¨®mica reciente y la muestra disponible puede no ser representativa. Adem¨¢s, esta crisis es la primera sin la flexibilidad de una pol¨ªtica monetaria independiente y esto hace del pasado gu¨ªa menos fiable para el futuro. Por el lado del pasivo hay, a su vez, dos problemas: las cajas necesitan capital y tambi¨¦n refinanciar deuda mayorista cuando hay dudas sobre su solvencia, lo que pone a nuestro sistema financiero en el disparadero constantemente.
La situaci¨®n augura otro tipo de crisis, menos dram¨¢tica, que ser¨¢ una tragedia sostenida y silenciosa
Ante estos problemas, la estrategia de nuestro supervisor ha sido m¨²ltiple y contradictoria. La premisa fue que en Espa?a no hab¨ªa un problema alguno de solvencia, con independencia de que algunas instituciones necesitasen reforzar su capital, y que todo era algo m¨¢s relacionado con la liquidez que con un problema de viabilidad. La mayor crisis inmobiliaria en la historia econ¨®mica espa?ola, por tanto, no dejaba entidad financiera insolvente alguna. Sin embargo, la estrategia de consolidaci¨®n del sector de las cajas, su reconversi¨®n en bancos, revelaba las propias dudas del supervisor sobre su propia hip¨®tesis de partida: si todo estaba tan bien, ?por qu¨¦ hab¨ªa que inventar los SIP para forzar una consolidaci¨®n sin precedente en este sector? ?Por qu¨¦ hab¨ªa que llevar a cabo la mayor reforma de nuestro sistema financiero en una generaci¨®n, forzando a las cajas a convertirse en bancos? Esta contradicci¨®n interna ha presidido toda la crisis y es probable que la brecha entre las palabras y el activismo del Banco de Espa?a, una vez que la crisis se recrudece en la primavera de 2010, est¨¦ en el origen de muchos de nuestros problemas de credibilidad.
Creo que esta estrategia de consolidaci¨®n estaba dise?ada con el muy loable objetivo de minimizar p¨¦rdidas al contribuyente. Animando a las cajas "buenas" (mediante esquema de protecci¨®n de activos), bancos buenos y malos y otros mecanismos a absorber a las "malas", se traspasaba a la entidad resultante la responsabilidad de absorber las p¨¦rdidas que hubiera en la caja problem¨¢tica. El coste de esta estrategia es que la entidad resultante se vuelve m¨¢s conservadora en la concesi¨®n de cr¨¦dito para as¨ª preservar la liquidez que le permita evitar problemas de refinanciaci¨®n y generar las reservas necesarias para absorber las p¨¦rdidas en los nuevos activos en el balance. Se resuelve as¨ª una crisis bancaria a costa de no generar nuevo cr¨¦dito (el gran coste de la estrategia seguida) y de empeorar el riesgo sist¨¦mico, pues donde antes hab¨ªa entidades de tama?o medio, como Caja Madrid, ahora hay entidades cuyos balances son el 28% de nuestro PIB, como es Bankia.
La crisis bancaria a¨²n no ha terminado. Queda el desapalancamiento de nuestro sistema financiero, completamente sobredimensionado como consecuencia de la burbuja inmobiliaria. Como no ha habido ni una sola quiebra y, por tanto, ni una sola quita, el desapalancamiento proceder¨¢ mediante el lento proceso de generaci¨®n de recursos propios y aprovisionamiento con los que absorber las p¨¦rdidas. El problema, por supuesto, es que las posibilidades de generaci¨®n de recursos propios para las entidades puramente nacionales en una econom¨ªa deprimida van a ser muy limitadas, y ello augura otro tipo de crisis que, sin ser el drama vivido durante los ¨²ltimos meses, ser¨¢ una tragedia sostenida y silenciosa.
Tano Santos es director de la c¨¢tedra Franklin Pitcher Johnson, Jr. de Finanzas y Econom¨ªa de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia (Nueva York).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.