Houston, ?ah¨ª no reciclan?
En la no muy trepidante rutina diaria de la Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS), que de pronto suene la alarma que avisa de visitas inesperadas debe ser lo m¨¢s parecido a una aventura de Flash Gordon que pueden aspirar a vivir sus ocupantes, actualmente tres astronautas rusos, uno japon¨¦s y dos estadounidenses. El jueves pasado, un nubarr¨®n de chatarra espacial enfil¨® hacia la estaci¨®n con tal determinaci¨®n que sus inquilinos tuvieron que emprender una poco decorosa desbandada hacia las tres naves soyuz estacionadas a la entrada. Solo pudieron regresar a sus puestos tras comprobar con alivio que el mont¨®n de cochambre les hab¨ªa pasado de largo, aunque solo por 250 metros.
El fuselaje de la ISS est¨¢ dise?ado para aguantar el impacto de una amplia gama de basura espacial, pero solo cuando las part¨ªculas de chatarra miden menos de un cent¨ªmetro. En el infame censo de estos desechos c¨®smicos, constan de momento unos 600.000 objetos de ese tama?o. El verdadero problema son otros 18.000 que superan esa medida y que viajando como viajan a cinco kil¨®metros por segundo podr¨ªan haber dejado el fuselaje hecho un colador.
La chatarra espacial consiste en un enjambre de restos de fuselaje, torniller¨ªa y pintura de recubrimiento originados como residuos durante los lanzamientos espaciales. Durante su ascenso, los cohetes van desprendi¨¦ndose de etapas o segmentos que, las m¨¢s de las veces, acaban estallando. El objetivo de estos lanzamientos es casi siempre poner en ¨®rbita sat¨¦lites de comunicaciones, con lo que se cierra un c¨ªrculo chatarrero sin visos de amainar por el momento.
Lanzar una red de sat¨¦lites de comunicaciones en ¨®rbita baja es m¨¢s barato que construir un sistema de repetidores terrestres. Adem¨¢s, las empresas de telefon¨ªa necesitan ahorrar costes y los lanzamientos se hacen con el m¨ªnimo de medios t¨¦cnicos. En estas ¨®rbitas bajas (a menos de 800 kil¨®metros), el rozamiento contra la atm¨®sfera acorta la vida ¨²til de los sat¨¦lites. Cada pocos a?os hay que reponerlos y vuelta a empezar.
La de chatarrero espacial va a ser una profesi¨®n con futuro.
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