El pescado es bueno, ese es el mensaje
La alerta de evitar el at¨²n rojo y el pez espada ha sido proporcional al riesgo, pero se ha comunicado mal, seg¨²n los expertos
Comer pescado es bueno. Que las embarazadas lo consuman es especialmente beneficioso. Pero las gestantes y los menores de tres a?os han de procurar evitar especies de alto contenido en mercurio: el pez espada (conocido tambi¨¦n como emperador, no confundir con el mero) y el at¨²n rojo grande (no el envasado). Estos son los titulares que, a ra¨ªz de las ¨²ltimas recomendaciones de la Agencia Espa?ola de Seguridad Alimentaria y Nutrici¨®n (AESAN) sobre el consumo de pescado, quiere dejar claros Ferran Ballester, codirector del ambicioso estudio Infancia y Medio Ambiente (INMA), que mide la presencia de los contaminantes m¨¢s importantes durante el embarazo, el inicio de la vida y el desarrollo infantil.
La OMS no dio pautas cuando alert¨® sobre los m¨®viles; ahora s¨ª se han detallado
Una web no es el mejor lugar para lanzar avisos, dicen varios especialistas
Informar sobre riesgos de salud p¨²blica tiene sus propios peligros. "A veces es complicado transmitir los conceptos con claridad a la sociedad", admite Ballester, responsable del ¨¢rea de Ambiente y Salud del Centro Superior de Investigaci¨®n en Salud P¨²blica de Valencia. Sucedi¨® hace unos meses con el aviso de la posible relaci¨®n del uso de los tel¨¦fonos m¨®viles con la aparici¨®n de ciertos tumores cerebrales y ha vuelto a pasar con las nuevas recomendaciones de la AESAN, entidad dependiente del Ministerio de Sanidad, sobre el consumo de pescado por su contenido en mercurio.
"Este tipo de informaci¨®n debe darse de forma puntual, clara y veraz", considera Ildefonso Hern¨¢ndez, director general de Salud P¨²blica con la anterior ministra de Sanidad, Trinidad Jim¨¦nez. Este catedr¨¢tico de Medicina Preventiva y Salud P¨²blica de la Universidad Miguel Hern¨¢ndez de Elche a?ade una clave m¨¢s: "Al aviso debe seguir una evaluaci¨®n del impacto en la salud que suponen los riesgos que se comunican". En otras palabras, debe ser informaci¨®n ¨²til.
Si se cumplen estos criterios, no hay peligro de caer en el alarmismo. "Debemos dar la informaci¨®n, huir del paternalismo. La gente no cae en un exceso de preocupaci¨®n si se ofrece informaci¨®n clara y veraz", a?ade Hern¨¢ndez.
Un ejemplo desafortunado fue el caso de los m¨®viles. Hace un mes la Agencia Internacional para la Investigaci¨®n del C¨¢ncer (IARC, en ingl¨¦s, dependiente de la OMS) cambi¨® la clasificaci¨®n del riesgo asociado a la exposici¨®n de las ondas electromagn¨¦ticas de los tel¨¦fonos m¨®viles al considerarlo "posible carcinog¨¦nico".
El anuncio, al margen de la "teatralidad desproporcionada" con la que se hizo, alertaba de este posible peligro, comenta Hern¨¢ndez, pero no ten¨ªa validez preventiva. Al no trasladar pautas de uso de los tel¨¦fonos, dejaba en los consumidores toda la responsabilidad. "Y en salud p¨²blica se debe tener un enorme respeto al principio de proporcionalidad".
El caso de la AESAN es diferente, sostiene Hern¨¢ndez. Se ha trasladado el riesgo, pero tambi¨¦n -y aqu¨ª est¨¢ la diferencia- unas recomendaciones que sirven para evitarlo. De esta forma, se puede considerar que el mensaje emitido es eficaz. Sin embargo, quiz¨¢ no lo haya sido tanto ofrecer esta informaci¨®n a trav¨¦s de una p¨¢gina web a la que se accede a trav¨¦s de distintos enlaces (el rinc¨®n del consumidor, primero; recomendaciones al consumidor, despu¨¦s) y que no aparece ni siquiera en la p¨¢gina principal.
Fuentes oficiales del Ministerio de Sanidad sostienen que las p¨¢ginas web de las autoridades sanitarias "son canales habituales para la difusi¨®n de todo tipo de informaci¨®n de inter¨¦s p¨²blico", y sobre todo, "cuando se trata exclusivamente de recomendaciones de consumo que son conocidas a nivel internacional por los profesionales y no de alertas alimentarias o de salud p¨²blica". La difusi¨®n que se ha dado a las recomendaciones emitidas por la agencia en distintos medios "es una prueba de que la p¨¢gina web ha funcionado como instrumento de difusi¨®n eficaz".
Carolina Moreno, profesora de Periodismo de la Universidad de Valencia y responsable del libro Comunicar los riesgos: ciencia y tecnolog¨ªa en la sociedad de la informaci¨®n, tiene una opini¨®n distinta. "Una p¨¢gina web institucional no es el lugar donde colocar informaci¨®n relevante, a ella solo acceden ciudadanos con una conciencia de consumo muy elevada". El ciudadano medio "generalmente es pasivo con este tipo de informaciones. Si adem¨¢s no se hace p¨²blica, no conocer¨¢ los riesgos a los que se expone". Moreno apunta que quiz¨¢ haya primado "la idea de no afectar econ¨®micamente a determinados sectores productivos". La salud p¨²blica "est¨¢ por encima de estos otros aspectos", concluye. De hecho, las cr¨ªticas a las recomendaciones de la AESAN de crear una "alarma innecesaria" o "una tendencia a prohibirlo todo", han surgido tanto de la Confederaci¨®n Espa?ola de Pesca como de la organizaci¨®n de productores de t¨²nidos y pesca fresca de Tenerife Islatuna.
A la cuestionable estrategia de comunicaci¨®n elegida por Sanidad hay que sumar episodios como la ocultaci¨®n a lo largo de siete a?os por parte del Ministerio de Medio Ambiente de un informe de 2003 elaborado por el Instituto Espa?ol de Oceanograf¨ªa sobre la presencia de ars¨¦nico y metales pesados en pescados y mariscos. Este estudio, que no se hizo p¨²blico hasta que la asociaci¨®n ecologista Oceana lo solicit¨® en los tribunales, detect¨® que el 52% de las muestras de pez espada superaban el l¨ªmite m¨¢ximo permitido de mercurio.
Es cierto que el debate sobre c¨®mo hacer p¨²blicos estos mensajes est¨¢ muy abierto. Y que entre alojarlo en una p¨¢gina web visitada en su mayor parte por una audiencia muy especializada, como es la AESAN, o la teatralidad a la que alud¨ªa Hern¨¢ndez de la rueda de prensa de la IARC sobre los m¨®viles hay un amplio rango de posibilidades.
Pero tambi¨¦n es verdad que, como admite el exresponsable de Salud P¨²blica de Sanidad, "en contaminaci¨®n qu¨ªmica no se ha dado [en Espa?a] la relevancia en comunicaci¨®n sanitaria que deber¨ªamos haber trasladado". Algo en lo que coincide Ferran Ballester: "Quiz¨¢ se haya pasado demasiado tiempo con las cortinas echadas sobre la presencia en el pescado de estos contaminantes", apunta. "Y si el mercurio est¨¢ ah¨ª, hay que decirlo; no sirve de nada ocultarlo".
La transparencia y la difusi¨®n de investigaciones como las relacionadas con la presencia de metales pesados en los pescados no solo son relevantes para los ciudadanos, tambi¨¦n son esenciales en la toma de decisiones pol¨ªticas en salud p¨²blica.
Ballester pone el ejemplo del plomo, cuya presencia en beb¨¦s tambi¨¦n retrasa el desarrollo neuroconductual. Entre 1976 y 1980 el 90% de los ni?os estadounidenses ten¨ªan unas cantidades en sangre por encima de las recomendadas por la OMS. Ante estas cifras tan elevadas y tras prohibir la presencia de esta sustancia en la gasolina (la absorci¨®n era por inhalaci¨®n del humo de los tubos de escape), la tasa cay¨® en picado hasta un 1,4% entre 1999 y 2004. Este resultado tan extraordinariamente eficaz hizo que la revista Environmental Health Perspectives considerara esta medida una de las dos iniciativas sanitarias de mayor impacto econ¨®mico en la econom¨ªa estadounidense, por el ahorro sanitario que llev¨® aparejado (hasta 220.000 millones de euros anuales).
El mercurio puede afectar el desarrollo del sistema nervioso central, cuya fase clave de desarrollo se extiende hasta los tres a?os. Ello explica la recomendaci¨®n a ni?os hasta esta edad y embarazadas (los fetos lo absorben a trav¨¦s de la placenta) de no consumir pez espada o at¨²n rojo, unas especies que por estar en el v¨¦rtice de la cadena tr¨®fica, pueden acumular tasas de este metal pesado mayores de las permitidas.
Ballester insiste en que el pescado, por su contenido de ¨¢cidos grasos omega 3, yodo, f¨®sforo y prote¨ªnas esenciales es muy beneficioso para las embarazadas. Y en centrar el mensaje de abstinencia solo en las especies grandes y de alto contenido graso. "En Estados Unidos, a¨²n sufren las consecuencias de la confusi¨®n introducida en los a?os ochenta y noventa, cuando se aconsej¨® err¨®neamente a las gestantes dejar de comer pescado en general". Recuerda que el estudio INMA y otros trabajos demuestran que los ni?os cuyas madres han consumido pescado variado en el embarazo presentan mejores puntuaciones en desarrollo neurol¨®gico.
La culpa, sostiene, no es en todo caso del pez espada o el at¨²n, sino de la contaminaci¨®n de mercurio del mar de procedencia industrial y su acumulaci¨®n en las especies de las que se alimentan estos dos grandes peces. En 2009, el Programa de Naciones Unidas del Medio Ambiente ya llam¨® la atenci¨®n sobre esta cuesti¨®n y la necesidad de poner en marcha acciones efectivas para reducir los niveles de metales en el ambiente.
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