Lorenzo acelera de nuevo
El espa?ol bate a Dovizioso y Stoner con una Yamaha hecha a la medida del nuevo Mugello
Lo sab¨ªa. Sab¨ªa que su ritmo era bueno. Que su Yamaha M1 volv¨ªa a ser su moto, esa con la que conquist¨® el t¨ªtulo hace un a?o, tan estable, tan fiable. Sab¨ªa que las Honda no hab¨ªan venido de otro mundo, que no eran ni infalibles ni invencibles. Jorge Lorenzo sab¨ªa que pod¨ªa ganar. Y gan¨®. Lo hizo adem¨¢s haciendo gala de una de sus mayores cualidades: la constancia y la capacidad de superaci¨®n. Cada vuelta era mejor que la anterior.
Tras una mala clasificaci¨®n por la lluvia, inesperada, el espa?ol ten¨ªa claro que deb¨ªa probar una salida estratosf¨¦rica, de esas que ¨²ltimamente acostumbra. Lo intent¨®. Y sali¨®. Escal¨® desde la quinta hasta la segunda plaza, tras Casey Stoner, bien asentado en la pole. Y entonces puso en marcha su plan. Deb¨ªa encontrar el equilibrio entre la agresividad en la pista que merec¨ªa su posici¨®n en la parrilla y la paciencia que se le exige a un piloto que pelea por el t¨ªtulo mundial. La f¨®rmula funcion¨®.
No se alter¨® Lorenzo cuando vio que se escapaba Stoner con un primer giro al trazado de Mugello espectacular en el que gan¨® casi un segundo a sus contrincantes: el de Yamaha, que se alzar¨ªa con la victoria, la segunda del a?o, y Andrea Dovizioso, compa?ero de equipo del australiano, que le arrebatar¨ªa la segunda plaza en la ¨²ltima vuelta.
Dovizioso y Lorenzo rodaron juntitos, emparejados, cual pareja de novios, aunando fuerzas para dar caza a Stoner, que se march¨® con m¨¢s de dos segundos de ventaja. Pero no pudo mantener aquel ritmo, propiciado por el estado de sus gomas. El equipo del australiano equivoc¨® la presi¨®n de los neum¨¢ticos, motivo por el que sali¨® lanzado y motivo tambi¨¦n por el que, llegado el ecuador, empez¨® a perder fuelle.
Pasadas apenas seis vueltas, tanto Lorenzo como Dovizioso ya rodaban con m¨¢s rapidez que el l¨ªder. Iban reba?¨¢ndole una d¨¦cima de segundo tras otra mientras Mugello jaleaba cada adelantamiento de Valentino Rossi, que nunca antes hab¨ªa salido tan retrasado (12?) en el que considera su circuito. Andaba Rossi bailando sobre su Ducati, dos segundos por vuelta m¨¢s lento que los tres pilotos de la cabeza, disfrutando con sus interiores a Crutchlow, Edwards, Bautista o Barber¨¢. Mientras tanto, Lorenzo y Dovizioso, que hab¨ªa aprovechado un error del espa?ol para colocarse segundo, llegaron a 10 vueltas para el final a poco menos de dos segundos de Stoner.
Empez¨® el ataque del campe¨®n del mundo con un interior bell¨ªsimo al italiano en plena curva Casanova-Savelli, la chicane del circuito, dos curvas enlazadas, rapid¨ªsimas y en bajada. A siete giros para el final se apunt¨® la vuelta r¨¢pida de la carrera y se lanz¨® a por Stoner. Eligi¨® el mismo lugar, la misma tribuna en la que los tifosi de Biaggi, su ¨ªdolo, el gran rival de Rossi hace unos a?os, aplaud¨ªan sus trifulcas. All¨ª se hizo con Stoner, con el Gran Premio de Italia, con la moral suficiente para atacar el campeonato, que, eso s¨ª, sigue liderando el de Honda. "Ha vuelto la mirada del tigre. Ahora todo es posible", dijo Lorenzo al bajarse de la moto, una Yamaha hecha a la medida del nuevo asfalto del trazado italiano, m¨¢s abrasivo, con la que gan¨® estabilidad.
La guinda la puso Dovizioso, siempre comedido, siempre expectante. No en su hogar, no en Mugello. Se atrevi¨® con su compa?ero de equipo con un interior en una curva a derecha que oblig¨® a Stoner a abrirse hacia el exterior. Tras las dos Honda, otra Yamaha, una buena noticia para la f¨¢brica japonesa, que empez¨® algo dubitativa el Mundial, pero que empieza a encontrar la direcci¨®n correcta en la que debe defenderse un t¨ªtulo. Ben Spies adelant¨® a Marco Simoncelli en la ¨²ltima curva, antes de tomar la recta de meta. Detr¨¢s, aunque un mundo m¨¢s tarde, Rossi y su indomable Ducati. Dani Pedrosa, reci¨¦n operado de una clav¨ªcula, logr¨® un meritorio octavo puesto, tierna como est¨¢ la herida tras casi mes y medio sin haberse subido a una moto.
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