Con el sill¨ªn en su sitio
Primer 'sprint' y derrota de Cavendish, batido el 4 de julio por el norteamericano Farrar
Los reglamentos, consideran algunos en el mundillo ciclista, son el ¨²ltimo refugio de los canallas. Algunos ¨²ltimos hechos, m¨¢s relacionados entre s¨ª de lo que parece, les dan la raz¨®n.
Hace unas semanas, un equipo que no tiene nivel para el Tour llamado Team Type 1 (el equipo de los diab¨¦ticos, promocionado por unos laboratorios que regalan insulina a los corredores que la necesitan) despidi¨® a James Stout porque le vieron en una fiesta con una camiseta en la que estaba escrito (en ingl¨¦s): "Voy en bicicleta para compensar mi enorme pene (penis)". El equipo se apoy¨® en una cl¨¢usula de su contrato que alud¨ªa a la moralidad, pero, tal como aboga por Stout su amigo Martin Hardie, penis no se refiere m¨¢s que al ¨®rgano sexual de los vertebrados, y tan dif¨ªcil es hallar en su uso un valor moral como sentido a la frase en la que lo incluy¨® Stout (un diab¨¦tico al que ya no le regalan insulina).
Rojas, campe¨®n de Espa?a, fue tercero y se visti¨® con el verde de la regularidad
M¨¢s f¨¢cil es relacionar, fisiol¨®gica y reglamentariamente, este despido con lo ocurrido el domingo en el Tour, unos hechos (la batalla del sill¨ªn nivelado) que un miembro de un equipo que no quiere dar su nombre por miedo a represalias describi¨® as¨ª: "La UCI est¨¢ para tocar los huevos, y esta vez literalmente".
El tama?o del pene (y del paquete genital) importa, y mucho, seg¨²n los protagonistas, a la hora de inclinar el sill¨ªn de la bicicleta. "Es una cuesti¨®n muy personal", dice Bingen Fern¨¢ndez, director del Garmin, un equipo al que antes de la contrarreloj los comisarios, nivel en mano (sobre un suelo inclinado) obligaron a modificar la horizontalidad de cuatro sillines buscando la paralela perfecta con el suelo. "Cada corredor tiene una forma de acomodarlo sobre el sill¨ªn y no se puede obligar a cambiarlo a ¨²ltima hora". Ese argumento no cuenta para la UCI, que aplic¨® por primera vez un punto incluido en el reglamento hace 11 a?os para luchar contra el truco del sill¨ªn escandalosamente inclinado hacia abajo para lograr un ileg¨ªtimo apoyo lumbar. "Menos mal que a m¨ª no me hicieron tocarlo", dice Samuel S¨¢nchez, "porque adem¨¢s, al ser una contrarreloj en la que tienes que acoplar el cuerpo m¨¢s abajo en el manillar, te tienes que doblar m¨¢s, con lo que la incomodidad en la zona aumenta". "Lo que est¨¢ en juego no es tanto un problema de lo que algunos llaman paquete como de la zona perineal", precisa Pedro Celaya, m¨¦dico del RadioShack. "Aparte de irritaciones y ampollas por el cambio de superficie de contacto, un sill¨ªn sin inclinaci¨®n en una contrarreloj oprime la uretra en su tramo m¨¢s delicado, con lo que luego cuesta m¨¢s orinar para mosqueo del controlador antidopaje y es peligroso a largo plazo".
De todo esto se hablaba en la salida de Olonne sur Mer, el para¨ªso de la balsa ostr¨ªcola, poco antes de que el Tour, con el sill¨ªn inclinado al gusto de cada uno, cruzara el delta del Loira por el puente de San Nazario -un puerto puntuable azotado por el viento marino sobre los astilleros del Queen Mary en el que el pelot¨®n organiz¨® vistosos abanicos para gozo de los espectadores- para dejar por fin Vend¨¦e y terminar en Breta?a, donde, en los ¨²ltimos 30 kil¨®metros, Contador pas¨® "mucho miedo" -"voy pensando que otro percance me deja sin margen", dijo el campe¨®n tras pasar el primer control antidopaje de este Tour, "y trato de evitar la mala suerte, pero siempre est¨¢ el peligro del p¨²blico, que s¨ª, se aparta a la cuneta cuando llega el pelot¨®n, pero se deja en medio las sillas plegables, los cochecitos del ni?o, bolsas, de todo"-, donde Farrar, aprovechando el buen trabajo del l¨ªder, Hushovd, y el caos del HTC de Cavendish, gan¨® por fin un sprint en el Tour (y pudo estrenar una ensayada coreograf¨ªa victoriosa, que consisti¨® en hacer dos veces una W con ambas manos en honor de Wouter Weylandt, su amigo del alma muerto en el Giro) y donde Jos¨¦ Joaqu¨ªn Rojas, obstinado y audaz, entr¨® tercero y acab¨® el d¨ªa cambiando su uniforme de campe¨®n de Espa?a y se visti¨® de verde de la regularidad (el primer velocista que lo hace desde Freire en 2008).
Contador arranca las hojas de ruta y suspira, "un d¨ªa menos para los Pirineos". Hoy la etapa termina en el Muro de Breta?a, una subida para dar ideas tanto al inevitable Gilbert como al sorprendente Contador de Tropea, el que transform¨® el Giro en dos pedaladas. "Pero no", dice el espa?ol. "Esto es todo recto y ancho. No hay lugar para el contrapi¨¦ y el efecto sorpresa es imposible".
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