El lenguaje de las piernas
El ciclista tiene mucha libertad para entrenarse cuando y lo que quiera. No tiene que acudir al campo, cancha o piscina, y trabajar de cinco a ocho bajo la doctrina de un entrenador. En contrapartida a esta libertad, la falta de direcci¨®n hace que tienda a entrenarse por sensaciones. Solamente los ciclistas muy experimentados pueden entrenarse as¨ª. Es dif¨ªcil entender qu¨¦ cansancio es superable y cu¨¢l es mejor no sobrepasar. En la ¨¦poca de Bahamontes, el control del entrenamiento consist¨ªa en echar un vistazo al reloj de la cocina al salir y al llegar y contar los mojones kilom¨¦tricos. Con esto sab¨ªas la velocidad media del entrenamiento y comparabas d¨ªa a d¨ªa tus progresos en el mismo recorrido.
En los a?os 70, gracias a un im¨¢n en un radio y un poco de electr¨®nica, el ciclista pod¨ªa ver sus velocidades en cada momento del entrenamiento y ajustar la potencia en sus pedales para mantenerla. Gran avance, pero pronto se dieron cuenta de que no se pod¨ªa vivir esclavo del veloc¨ªmetro. Entrenamientos a la misma velocidad provocaban distintos grados de fatiga. La velocidad era importante pero la carga interna, la respuesta de tu cuerpo, no lo era menos. En los a?os 80 los finlandeses de Polar? permitieron con sus puls¨®metros port¨¢tiles que muchos deportistas se entrenasen bas¨¢ndose en la frecuencia cardiaca. Esta nos da mucha informaci¨®n, aunque est¨¢ influenciada por las hormonas y por la hidrataci¨®n.
Hacia mediados de los 90, unos ingenieros alemanes comercializaron un plato (SMR?) que pod¨ªa medir la potencia ejercida en cada pedalada. Ahora estos sensores de potencia se pueden encontrar en el buje de la rueda trasera en muchos de los ciclistas del Tour. Por fin, los ciclistas y los fisi¨®logos hablamos el mimo idioma: vatios. Un caballo percher¨®n es capaz de generar unos 750 vatios. Una bombilla de nuestra casa consume 50 vatios. Los ciclistas saben que en una contrarreloj para ir a 40 km/h hay que empujar los pedales al menos 275 vatios. Tambi¨¦n saben que para entrar en el grupo que sube el Alpe d'Huez a 23 km/h hay que generar por encima de 400 vatios para recorrer esos 15 kil¨®metros en menos de 40 minutos. Ciento noventa corredores subiendo el Alpe d'Huez, 80.000 vatios de energ¨ªa. Todo un concierto de rock.
Ricardo Mora es Catedr¨¢tico en Ciencias del Deporte en la Universidad de Castilla-La Mancha.
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