Y Catalu?a tiene, al fin, su banco
Han sido muchos a?os, d¨¦cadas, oy¨¦ndonos aquello de que los catalanes no somos buenos banqueros, comentario que sol¨ªa ir acompa?ado de sonrisita y frase final: "con lo que os gusta el dinero, eh, pero sois m¨¢s de ahorrar, de vuestras cajas". Llegamos a tener una docena. M¨¢s que nadie. Como era de esperar, debido a la crisis y al cambio legislativo que se fraguaba desde hace una d¨¦cada, el gran banco de Catalu?a ha acabado siendo una caja: Caixabank.
En Espa?a, se dec¨ªa que los banqueros, los de verdad, eran vascos o c¨¢ntabros. El Bilbao y el Vizcaya fueron los m¨¢s innovadores, muy distintos al Central y al Hispano Americano, aquellas rancias entidades llenas de m¨¢rmol y conserjes. Y estaba el Santander, que, arg¨¹¨ªan los bilba¨ªnos, era casi vasco. Se equivocaban. All¨ª solo hab¨ªa y hay un apellido: Bot¨ªn. Los principales accionistas de la banca de Euskadi eran los Ybarra, Zubir¨ªa, Aguirre, Mendiguren o Uribarren; todos ellos hijos y nietos de las familias de Neguri, nacidos con los genes del cr¨¦dito industrial y de la exportaci¨®n, decididos a hacer negocios m¨¢s all¨¢ de la r¨ªa. El banquero bilba¨ªno conoc¨ªa bien Par¨ªs, compraba las chaquetas de cheviot en Londres y se codeaba con los colegas de la City. Eran, mucho antes que el resto, miembros del gotha financiero internacional. Aquellos bancos c¨¢ntabros y vascos fueron tambi¨¦n Bancos de Emisi¨®n de la Corona. Muy espa?oles.
La Caixa, ligada al ahorro familiar y al cr¨¦dito hipotecario, se mantuvo a una prudente distancia de la pol¨ªtica
Los bancos catalanes creados en el XIX y principios del XX, con algunas excepciones, se quedaron en casa dedicados a financiar sus f¨¢bricas. Hace unos 30 a?os, Catalu?a ten¨ªa m¨¢s de 20 entidades: Mas Sard¨¢, Condal, Jover, Industrial, Atl¨¢ntico, Garriga Nogu¨¦s, Gerona, Comercial... No sobrevivieron a la crisis de los setenta. Desaparecieron, fueron comprados o se convirtieron en segundas marcas. Solo permanece, y con capacidad de seguir creciendo (quiz¨¢ a trav¨¦s de la compra de acciones de las nuevas cajas), el Banc de Sabadell, una entidad bien gestionada, con ambici¨®n.
Sin embargo, el m¨¢s conocido sue?o bancario nacional comenz¨® en 1959. Florenci Pujol i Brugat, su hijo Jordi Pujol y Francesc Cabana i Vancells compraron la Banca Dorca, de Olot, que se convirti¨® en Banca Catalana. Creci¨® de manera considerable, absorbiendo, a petici¨®n del Banco de Espa?a, diversos bancos industriales de Catalu?a, demasiado fr¨¢giles para resistir la liberalizaci¨®n de 1974 y 1977, la que acab¨® con la oligarqu¨ªa. Los viejos banqueros, en realidad fabricantes, estaban acostumbrados a los m¨¢rgenes regulados y las barreras a la competencia. Cuando se levantaron, empez¨® la crisis. Gracias a la debilidad de sus colegas, Banca Catalana se convirti¨® en el d¨¦cimo grupo espa?ol. Hasta que empez¨® la pesadilla. Fue intervenida y salvada por el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos. Y tras un intento del presidente de la Generalitat Jordi Pujol, desestimado por el Banco de Espa?a y la banca privada, para que La Caixa se quedara con ella, Catalana fue adjudicada al Banco de Vizcaya.
A la sombra del fracaso bancario, La Caixa de Pensions abri¨® oficinas por toda Espa?a. Ligada al ahorro familiar y al cr¨¦dito hipotecario, apost¨® fuertemente por la inversi¨®n en grandes empresas de servicios (Telef¨®nica, Aguas de Barcelona, Catalana de Gas, etc¨¦tera) y se mantuvo a una prudente distancia de la pol¨ªtica. Prudencia o desconfianza que ven¨ªa de lejos, de cuando fue fundada en 1904 con el capital de un grupo de burgueses liderado por Francesc de Moragas. Esa independencia, defendida por sus posteriores presidentes, Josep Vilarasau e Isidro Fain¨¦, la mantuvo lo suficientemente apartada de inversiones "obligadas" por gobiernos y partidos, as¨ª como de un excesivo riesgo inmobiliario. De hecho, ha sido la crisis del ladrillo la que ha propiciado el cambio de legislaci¨®n. Llev¨¢bamos casi dos d¨¦cadas hablando (sobre todo los bancos y no siempre desde la objetividad) de la necesidad de reconvertir estas entidades. Pero han sido la falta de capital y las advertencias de Europa los motivos que han llevado al legislador a permitir la conversi¨®n de las cajas. La semana pasada un nuevo Caixabank sali¨® al mercado. Isidro Fain¨¦ toc¨® la campana de la Bolsa de Madrid. Y Catalu?a tiene, al fin, su banco. El tercero de Espa?a.
Rosa Cullell es periodista.
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