?pera bufa en La Haya
Si no fuera porque se dirimen graves penas, una sala del Tribunal Internacional de La Haya se convirti¨® el lunes en un escenario m¨¢s propio de ¨®pera bufa que de un juicio por graves cr¨ªmenes de guerra.
El general serbobosnio Ratko Mladic, juzgado por genocidio como presunto responsable del asesinato de m¨¢s de 8.000 bosnios musulmanes (hombres y ni?os) en Srebenica, en 1995, parec¨ªa que practicaba el juego de las equivocaciones con el juez presidente. Cuando el magistrado, Alphons Orie, le ordenaba que se quitara el gorro militar con que se tocaba, Mladic respond¨ªa que "ten¨ªa fr¨ªo" y que era "un hombre mayor" -69 a?os-; al tratar de leerle el acta de acusaci¨®n, el militar de la rep¨²blica secesionista de Sprska se quitaba despreciativamente los auriculares por los que deb¨ªa llegarle la traducci¨®n a su natal serbocroata; y, redondeando la hosca pirueta, cuando Orie le amenazaba con expulsarle por sembrar la confusi¨®n, le retaba con un "adelante". Una vez fuera de la sala, el juez tom¨® nota de que Mladic se declaraba inocente, aunque se hubiera negado a hacer declaraci¨®n alguna en ese sentido. El magistrado actu¨® seg¨²n el procedimiento habitual, cuando los encausados ignoran los mandatos del tribunal.
La guerra de los Balcanes, en la que los serbobosnios, con el apoyo de material y unidades del Ej¨¦rcito regular serbio, trataron de frustrar sin ¨¦xito la independencia de la provincia federada de la antigua Yugoslavia, se sald¨® con m¨¢s de 100.000 muertos, probablemente tantos o m¨¢s en la retaguardia a causa de venganzas como en los frentes.
El estadista brit¨¢nico Winston S. Churchill, famoso por sus ocurrencias, dijo que los pueblos balc¨¢nicos produc¨ªan m¨¢s historia de la que pod¨ªan digerir, lo que es una forma supuestamente elegante -y, sin duda, desde?osa- de que no eran civilizados. Dirigentes irresponsables de un lado y de otro fueron, sin embargo, los responsables de la matanza, y no el material humano de a pie que, como en tantos casos, tuvo que pelear sin haberlo buscado. Y en esa disposici¨®n de hacer que otros se mataran estaba Mladic, tanto si le condenan como si no ocurre as¨ª.
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