Reforma electoral

Dos tan sencillos como ineludibles cambios ir¨ªan al coraz¨®n de la materia para insuflar una nueva vida a nuestra andadura pol¨ªtica y social. La existencia ya de un propio Parlamento por cada autonom¨ªa imposibilitar¨ªa volver a un centralismo incluso eligiendo un sistema electoral por circunscripci¨®n ¨²nica al Parlamento espa?ol; mas de seguir con el de circunscripci¨®n provincial, ineludible ser¨ªa bajar de dos a uno los diputados fijos por provincia (el resto se reparte en funci¨®n de la variable poblacional) para que el voto de ciudades de escaso censo no fuera cualitativamente m¨¢s alto que el de las de censo elevado.

El otro ineludible cambio ser¨ªa reducir el filtro del 3% para las elecciones generales. De no operarse ambos cambios, continuar¨¢ la terrible injusticia de que partidos con mucho mayor n¨²mero de votos sigan quedando muy por debajo en n¨²mero de diputados que otros con muchos menos votos, no liber¨¢ndonos de una Espa?a carpetovet¨®nica en la que no conseguimos sacudirnos los lastres del franquismo y posteriores miedos a que dos de nuestras autonom¨ªas nos exijan la independencia.

De seguir con la inmolaci¨®n de todos los espa?oles en pro de una interminable cruzada de poder operada por dos partidos hegem¨®nicos y en connivencia con dos autonom¨ªas tan mimadas, nunca evolucionaremos y nuestro Estado nunca ser¨¢ ecu¨¢nime y moderno.