Silencio, se juega

No se dejen enga?ar por su t¨ªtulo, solemne y poco adecuado para un espect¨¢culo que es puro juego. Patrick Murys, su art¨ªfice, tiene la imaginaci¨®n intacta de un ni?o libre de vigilancia paterna. Solo en escena, crea un universo entero con unos pocos objetos de madera de aspecto a?ejo y se desdobla en un ramillete de personajes inquietantes que viven historias mudas cuyo significado queda abierto a la libre interpretaci¨®n del respetable.

Si les gustan que les den las cosas masticadas, aqu¨ª lo llevaran crudo. ?Qui¨¦n es esa quim¨¦rica criatura errante de tres metros de altura, condenada a encontrar maletas a?ejas all¨¢ por donde camina y a acarrearlas sin pausa? Lo ignoramos, pero nos trae el eco de mil viajes, de cien mudanzas y de aquellos polacos exiliados que antes de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn abarrotaban los pasillos del expreso Paris-Mosc¨² con centenares de bultos enormes inveros¨ªmilmente embalados que enviaban a su parentela.

Paisajes en tr¨¢nsito es teatro de objetos enriquecido por el excelente trabajo interpretativo de Murys, actor de larga trayectoria, que ha preparado un arsenal de sorpresas bien dosificadas. Una desgastada maleta de cuero a la que le coloca un cencerro se pone a saltar entre sus manos como una res brava: cuando le cuelga esquilas a las otras, consigue crear la ilusi¨®n de que juntas forman un animado reba?o pastando sobre la paja que antes sac¨® de su interior para esparcirla en el imaginario redil delimitado por una v¨ªa f¨¦rrea circular de juguete.

A¨²n con alguna ca¨ªda de ritmo, el trabajo de manipulaci¨®n del actor francoperuano producido por la compa?¨ªa portuguesa Circolando es magn¨ªfico. Su polis¨¦mico relato, inspirado en textos de Jorge Sempr¨²n y Primo Levi, se despega de su origen con chispazos humor¨ªsticos y escenas amables, sin apagar por ello un ruido de fondo inquietante. Es un buen comienzo para Pendientes de un Hilo, festival de teatro visual, t¨ªteres y objetos.