?Qu¨¦ queda del Madrid de Hemingway?
Un paseo tras el rastro en la ciudad del premio Nobel estadounidense, cincuenta a?os despu¨¦s de su muerte
"Cuando se conoce Madrid es la ciudad m¨¢s espa?ola de todas, la m¨¢s agradable para vivir, la de la gente m¨¢s simp¨¢tica, y, un mes con otro, la de mejor clima del mundo". Lo escribi¨® el autor estadounidense Ernest Hemingway (Oak Park, 1899-Ketchum, 1961) en Muerte en la tarde. El premio Nobel de Literatura visit¨® varias veces el pa¨ªs. En los a?os veinte, vino en nueve ocasiones acompa?ado por su familia; durante la Guerra Civil, en 1937 y 1938, regres¨® a Madrid como corresponsal de la North American Newspaper Alliance, y volvi¨® en los cincuenta, atra¨ªdo, sobre todo, por las fiestas taurinas.
Calles, bares, hoteles y parques de la ciudad han quedado inmortalizados en sus obras. El s¨¢bado pasado se cumplieron 50 a?os de la muerte del escritor. Algunos de los lugares que frecuentaba o que inmortaliz¨® en sus libros han desaparecido. Otros siguen en el mismo sitio.
El escritor estuvo en Madrid para informar sobre la Guerra Civil
A Ernest Hemingway le encantaba el cochinillo asado
La Cervecer¨ªa Alemana era uno de sus locales favoritos
La Pensi¨®n Aguilar, donde se hosped¨® en los a?os veinte, a¨²n existe
- Restaurante Bot¨ªn. (Cuchilleros, 17). Carlos Gonz¨¢lez, actual due?o del restaurante m¨¢s antiguo de la capital, asegura que a Hemingway le encantaba el cochinillo asado. El escritor era un cliente asiduo y buen amigo de Emilio, abuelo de Carlos y antiguo jefe de la taberna. Un d¨ªa Hemingway le pidi¨® a Emilio que le ense?ara a preparar la paella, pero tras varios intentos fallidos el autor de El viejo y el mar declar¨®: "Ser¨¢ mejor que me siga dedicando a la escritura". Fiesta, la novela que le dio fama internacional, acaba con una escena en este comedor.
- Restaurante El Callej¨®n. (Calle de la Ternera, 6). Este comedor, que se situaba en un callej¨®n escondido en pleno barrio de los Austrias, acogi¨® al escritor y a su mujer, Mary, durante sus visitas en los a?os cincuenta. Hemingway escribi¨® en uno de sus art¨ªculos, publicado en la revista estadounidense Life, que el restaurante El Callej¨®n ten¨ªa "la mejor comida de la ciudad". Tambi¨¦n elogi¨® el clarete de Valdepe?as, que serv¨ªan en jarras peque?as, medianas y grandes.
- Bar Chicote. (Gran V¨ªa, 12). En el relato La denuncia, Hemingway usa el bar como un s¨ªmbolo del afecto que sent¨ªan sus viejos clientes y otros extranjeros como ¨¦l por Espa?a, a pesar de haber presenciado uno de los episodios m¨¢s dolorosos de la historia del pa¨ªs, como fue la Guerra Civil. El trato de los camareros merec¨ªa todos sus respetos porque consegu¨ªan evocar una agradable atm¨®sfera. "Los hombres pod¨ªan tomar una copa y conversar sin ser molestados". Una de las escenas de su obra teatral La quinta columna se desarrolla en este bar, que ha sido refugio de todos los artistas y las estrellas que han pasado por Madrid.
- Hotel Gran V¨ªa. (Gran V¨ªa, 12). El antiguo hotel Gran V¨ªa se mantiene con el paso de los a?os. Situado en la avenida m¨¢s concurrida de la capital, el ahora llamado Tryp Gran V¨ªa presume en su fachada de haber sido uno de los sitios visitados por el escritor. Hemingway, sin embargo, ten¨ªa sus reparos con el sitio. En su relato The night before battle escribi¨®: "El lugar siempre me pon¨ªa furioso". El restaurante tambi¨¦n se menciona en La quinta columna.
- Hotel Florida. (Plaza de Callao, 2). Este hotel no ha corrido la misma suerte que su vecino. Demolido en los a?os sesenta para convertirse en unos grandes almacenes, fue el escenario central que eligi¨® el escritor para La quinta columna. En los a?os de la guerra fue muy frecuentado por corresponsales y prostitutas porque era una de las pocas posadas que ten¨ªa agua caliente en Madrid. Fue entonces cuando Hemingway conoci¨® a la reportera Martha Gellhorn, de la que qued¨® profundamente enamorado. El hotel se encontraba en primera l¨ªnea de fuego y, como no pod¨ªan dormir a causa de los bombardeos, los periodistas bajaban por Gran V¨ªa hasta llegar al bar Chicote.
- Hotel Gaylord. (Alfonso XI, 3). Convertido hoy en una vivienda, fue el hotel m¨¢s importante de Madrid durante la Guerra Civil. En Por qui¨¦n doblan las campanas su protagonista, Robert Jordan, admite que al principio no le gustaba el hotel porque le parec¨ªa muy lujoso: "Demasiado bueno para una ciudad sitiada".
- Cuartel General de las Brigadas Internacionales. (Vel¨¢zquez, 63). Hemingway manifest¨® en varias ocasiones su compromiso con la causa republicana y entabl¨® amistades entre las Brigadas Internacionales, compuestas por voluntarios de todo el mundo que lucharon en defensa de la Rep¨²blica durante la Guerra Civil. El personaje Robert Jordan era un brigadista internacional que se acomodaba en este cuartel, convertido hoy d¨ªa en un edificio civil de gran belleza en el barrio de Salamanca.
- Museo del Prado. (Paseo del Prado, s/n). De todas las cosas que hab¨ªa hecho el Gobierno republicano, la que m¨¢s orgullo le produc¨ªa a Hemingway era la forma en la que salvaron las pinturas durante la guerra. Las principales obras del Museo del Prado, por las que el escritor sent¨ªa pasi¨®n, fueron trasladadas a Valencia en 1936 para que no sufrieran ning¨²n desperfecto por los bombardeos que sitiaron la ciudad hasta que las tropas nacionales entraron en Madrid en 1939.
- Hotel Palace. (Plaza de las Cortes, 7). Uno de los grandes hoteles de la capital tambi¨¦n tuvo cabida en las p¨¢ginas de Hemingway. En Fiesta, Jake y Brett est¨¢n de acuerdo en que no hay nada comparable a la "maravillosa gentileza con la que te atienden en el bar de un gran hotel", mientras observan c¨®mo trabaja el barman. "Fuera de la ventana y sus cortinas quedaba el calor veraniego de Madrid".
- Cervecer¨ªa Alemana. (Plaza de Santa Ana, 6). Era uno de los bares favoritos del escritor. En un art¨ªculo publicado en la revista Life titulado Un verano peligroso, Hemingway recordaba este lugar, situado en la c¨¦ntrica plaza de Santa Ana, como un buen sitio para tomar cervezas y caf¨¦. En la calle del Pr¨ªncipe, a unos metros de la plaza, se encontraba el extinto bar ?lvarez, donde al escritor le gustaba tomar una cerveza y unas gambas, seg¨²n se recoge en su libro Muerte en la tarde.
- Plaza de toros de Las Ventas. (Alcal¨¢, 237). "Si realmente quieres aprender sobre las corridas de toros, o si alguna vez te interesa mucho, tarde o temprano tendr¨¢s que ir a Madrid". La cita es de Muerte en la tarde, un cl¨¢sico de la literatura taurina. Hemingway era un aut¨¦ntico enamorado y un experto de la tauromaquia, que en su opini¨®n era un arte como cualquier otro. Cuando volvi¨® a Madrid en los a?os cincuenta sigui¨® asistiendo a las corridas de sus grandes amigos, como Luis Miguel Domingu¨ªn y Antonio Ord¨®?ez.
- El edificio en ruinas. (Pintor Rosales, 14). En el paseo del Pintor Rosales, justo enfrente de la Casa de Campo, hab¨ªa en los a?os de la guerra un edificio arruinado, con la escalera destrozada, el ascensor retorcido en su hueco y las puertas perfectamente conservadas que se abr¨ªan a un terreno vac¨ªo. Tan cerca de la l¨ªnea de fuego que se pod¨ªa arrojar desde el balc¨®n una baldosa dentro de las trincheras republicanas que estaban abajo. Esta finca representaba un Madrid hastiado por los bombardeos y destrozado por la crueldad de la batalla. Hemingway le dedic¨® un relato titulado Landscape with figures. Cuando colabor¨® en el rodaje de la pel¨ªcula de propaganda antifascista The Spanish earth, propuso rodar en ese edificio.
- Parque del Retiro. En Por qui¨¦n doblan las campanas, durante las enso?aciones de su protagonista, Robert Jordan, aparece un parque con jardines y con gran variedad de ¨¢rboles en Madrid donde Mar¨ªa y ¨¦l podr¨ªan ser felices. El Jard¨ªn Bot¨¢nico tambi¨¦n aparece en esta obra pero como "reflejo del olor de la muerte que se avecina", en referencia al desenlace de la guerra.
- Pensi¨®n Aguilar. (Carrera de San Jer¨®nimo, 32). El escritor se aloj¨® con su familia en la modesta Pensi¨®n Aguilar -hoy Hostal Aguilar- entre 1923 y 1926, seg¨²n, seg¨²n su primer bi¨®grafo, Carlos Baker. En el establecimiento, a¨²n recuerdan que su habitaci¨®n era la n¨²mero 7. Otro de los alojamientos del escritor en 1931 fue el hotel Biarritz (Victoria, 2).
Una vida literaria
- Ernest Miller Hemingway naci¨® en Oak Park, Illinois (EE UU) en 1899. Empez¨® a trabajar como reportero en un peri¨®dico de Kansas y se alist¨® como voluntario de la cruz roja en la primera guerra mundial.
- A los veinte a?os se traslad¨® a Par¨ªs con su primera esposa, Elizabeth Hadley Richardson, con ganas de vivir muchas aventuras. Trabajaba como corresponsal del diario Toronto Star. En la capital francesa conoci¨® a la escritora Gertrude Stein, Francis Scott Fiztgerald y a la mayor parte del grupo de escritores que, incluido ¨¦l, pasar¨ªan a la historia como la generaci¨®n perdida.
- Stein le recomend¨® visitar Espa?a. En julio de 1923 lleg¨® a Pamplona y conoci¨® de primera mano la fiesta de los Sanfermines. Su admiraci¨®n por los toros qued¨® plasmada en su novela fiesta (1925).
- A finales de los a?os treinta vuelve al pa¨ªs como corresponsal de guerra del peri¨®dico North American Newspaper Alliance. El escritor se ve involucrado en la causa republicana y muestra su apoyo a las brigadas internacionales.
- En los cincuenta visit¨® varias veces Espa?a para asistir a las corridas taurinas y para ver a sus amigos del mundo del toreo. En 1954 recibi¨® el premio Nobel de Literatura.
- El escritor se suicid¨® el 2 de julio de 1961 en Idaho (EE UU).
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