En la variaci¨®n est¨¢ el gusto
El Cru?lla pas¨® su prueba de fuego coronando a Jack Johnson
Hace a?os, cuando los festivales comenzaban a situarse, la m¨¢xima para garantizar su prosperidad obligaba a una definici¨®n estil¨ªstica lo m¨¢s acotada posible. Los que nac¨ªan con vocaci¨®n generalista acababan naufragando, mientras que aquellos que seleccionaban meticulosamente a su p¨²blico lo acabaron encontrando y, en consecuencia, prosperaron. Casi dos d¨¦cadas despu¨¦s, el Cru?lla se postula como festival abierto, ecl¨¦ctico, y escaparate de muchos estilos, y a tenor de c¨®mo ha marchado la edici¨®n en la que esta apuesta se ha articulado en torno a un cartel llamativo, parece que el horizonte se despeja.
Al margen del aumento de p¨²blico -este a?o el festival ha recibido cerca de 22.000 visitas-, hay un elemento que solo puede ser le¨ªdo en t¨¦rminos halag¨¹e?os: por vez primera el Cru?lla ha recibido una perceptible cantidad de p¨²blico extranjero, hasta este a?o ajeno al festival que termin¨® ayer. Sea por la presencia de Jack Johnson, triunfador num¨¦rico del certamen, por la campa?a promocional o porque la colonia extranjera ya tiene ubicado el F¨®rum como espacio de esparcimiento, el caso es que el Cru?lla se ha acercado en algunos aspectos a la tipolog¨ªa de p¨²blico de sus hermanos mayores barceloneses, de los que se diferencia porque no compite por el mismo nicho de mercado.
En la primera jornada todo ello se expres¨® de manera meridiana durante el concierto de Johnson, ubicado junto al mar como mandan los c¨¢nones surferos que el hawaiano representa. M¨²sica pl¨¢cida, levemente bailable, en extremo amable e id¨®nea para concitar emociones sin v¨¦rtigo. Fue el triunfador, un triunfador detallista que apel¨® al catal¨¢n y que realiz¨® una actuaci¨®n m¨¢s larga de lo que marcan los c¨¢nones festivaleros. Antes, los Ant¨°nia Font a?adieron otro misterio a su halo, ya que, siendo un grupo fogueado en fiestas mayores, deber¨ªan convencer precisamente en contextos como el del Cru?lla. Sin embargo, nada como verlos en recintos peque?os para disfrutar con la m¨²sica de una banda que tiene cierto regusto verbenero.
El resto de la primera jornada se remat¨® con el ¨¦xito de Fat Freddy's Drop, combo neozeland¨¦s de inspiraci¨®n bailable y regusto soulero. M¨¢s duro lo tuvieron Iron & Wine, quienes confirmaron la distancia impuesta respecto al intimismo mediante un concierto brioso pespunteado por mucha instrumentaci¨®n. La tersura rockera de Maika Makovski, la ternura pop de Delaf¨¦ y el desvar¨ªo jamaicano de Lee Perry redondearon la jornada m¨¢s concurrida de un festival que parece haber dado un paso al frente.
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