La ¨²ltima bofetada de Chaplin al F¨¹hrer
La filmoteca de Bolonia descubre un fotograma in¨¦dito de 'El gran dictador', su primer filme ¨ªntegramente sonoro
Taberna Beer Garden, plano general. La c¨¢mara capta a Hynkel de espaldas, sentado encima de un barril. Las manos en el aire, est¨¢ pontificando frente al gordo y tontorr¨®n Herring, que ser¨¢ su ministro de Guerra, y a Garbitsch, afilado futuro titular de Propaganda. De repente, Hinkel se levanta. La c¨¢mara Dolly se acerca a sus nalgas, donde la madera ha dejado impresa la marca de la cerveza, dos peque?as cruces. ?l se mira y exclama entusiasta: "?Qu¨¦ bonita imagen para representar mi Imperio!".
Se trata de un extracto del guion que Charlie Chaplin escribi¨® para El gran dictador. La escena representaba el nacimiento de aquel s¨ªmbolo que parodia la esv¨¢stica nazi y atrapa en la ficci¨®n cinematogr¨¢fica a los fan¨¢ticos de un r¨¦gimen que pretend¨ªa dominar el mundo. La escena no aparece en la versi¨®n definitiva de 1940. Hasta hace una semana nadie sab¨ªa que el artista lleg¨® a interpretarla en 1938. EL PA?S publica en exclusiva la ¨²nica foto del rodaje de esa escena, la ¨²ltima irreverente bofetada que Chaplin destina al F¨¹hrer: su vacua ret¨®rica triunfante brota por casualidad una noche de borrachera.
"Ahora sabemos el origen de la parodia de la esv¨¢stica", dice un experto
Mientras rodaba la pel¨ªcula, un colaborador le rob¨® mucho material
Es la primera pel¨ªcula en la que el genio ingl¨¦s utiliza integralmente el sonido, en la que escribe un guion con di¨¢logos, movimientos de escena, focos y c¨¢maras. Le cost¨® tres a?os de trabajo intenso (de 1937 a 1940), 45 versiones distintas y una monta?a de recortes, apuntes y castings. "Preparar un gui¨®n es como cultivar un ¨¢rbol: lo riegas, lo abonas. Crece, crece y al final debes sacudirlo para que se caigan las hojas que sobran", confesaba Chaplin a Jean Cocteau. Estaba acostumbrado a desarrollar sketches, a usar su instinto para dirigir o a acaparar la escena, no a trabajar de la forma organizada que le impon¨ªa el sonido. Por eso, la parodia del Tercer Reich constituye el apartado m¨¢s voluminoso de su archivo.
Chaplin fue un escrupuloso conservador de su obra. Todo lo que produjo hasta su muerte en 1977 pertenece a su familia, a la Asociaci¨®n Chaplin de Par¨ªs, dirigida por su hija Josephine y su asistente Kate Guyonvarch. El material de 60 a?os de vida y cine -m¨¢s de 130.000 archivos entre guiones, notas de rodaje, cartas, contratos, fotogramas y fotos- se conserva en Bolonia. Los estudiosos de la filmoteca municipal lo catalogan, restauran y digitalizan. "Lo ponemos a salvo", dice Cecilia Cenciarelli, que coordina el proyecto
[se puede consultar en l¨ªnea: www.charliechaplinarchive.org]. "De El gran dictador tenemos m¨¢s de 5.000 folios". La semana pasada, Cenciarelli estaba preparando un congreso sobre la pel¨ªcula y, buceando, encontr¨® un negativo denominado Double cross. Lo revel¨® y entre sus manos apareci¨® la escena de la taberna Beer Garden, con el bautizo de aquella ideolog¨ªa fatal y megal¨®mana en un barril de cerveza en lugar de una pila bautismal.
"Ahora sabemos c¨®mo a Chaplin se le ocurri¨® la parodia de la esv¨¢stica o, mejor dicho, c¨®mo quer¨ªa que se le ocurriera a Hitler-Hynkel: de forma fr¨ªvola, casual. En ingl¨¦s, double cross significa hacer un doble juego, enga?ar. De la misma manera que Herring significa arenque y Garbitsch suena como garbage (basura)". Kevin Brownlow, el mayor experto de Chaplin del mundo, coment¨® emocionado el hallazgo: "Ni yo sab¨ªa que la escena hab¨ªa sido rodada. Significa que era crucial para ¨¦l".
El historiador del cine -que dedic¨® un precioso documental a las afinidades entre Hitler y Charlot, que adem¨¢s de compartir bigotes y la fuerza escenogr¨¢fica, tambi¨¦n nacieron con solo cuatro d¨ªas de distancia en abril de 1889- estaba en Bolonia para dar una charla sobre otra importante novedad en el universo Chaplin. Aunque este siempre se mostr¨® riguroso a la hora de conservar y tutelar su obra, mientras rodaba El gran dictador un colaborador le rob¨® bastante material. "En el set trabajaba un periodista", cuenta Cenciarelli, corresponsal de la revista francesa Cinemonde, "que era un verdadero fetichista chapliniano, Robert Florey. De vez en cuando le sustra¨ªa unos recortes de cinta, negativos o fragmentos de guion que el director descartaba. Prepar¨® un ¨¢lbum que regal¨® a su redactor jefe y que los herederos interceptaron y lograron adquirir hace poco en una subasta de Christie's". De all¨ª sali¨® otro fragmento in¨¦dito de la estrella c¨®mica: una p¨¢gina llena de indicaciones del director para la actriz Paulette Goddard.
"Es la primera prueba escrita de c¨®mo Chaplin dirig¨ªa a sus actores. Sol¨ªamos pensar que ¨¦l mismo interpretaba la escena y luego pretend¨ªa de ellos nada m¨¢s que una emulaci¨®n suya. Ahora descubrimos que no siempre fue as¨ª", concluye Cenciarelli.
Babelia
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